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La pornografía frente a la salud sexual
Actualidad
Multicanal VIH
feb
13
2024
13 febrero La pornografía frente a la salud sexual

En el post de hoy vamos a ocuparnos de la pornografía y a tratar de aproximarnos a cómo afecta a la salud sexual.

El Diccionario de la Real Academia Española define este concepto como “representación explícita de actos sexuales que busca producir excitación”.

Podemos decir que la pornografía tiene casi la misma edad que la humanidad, aunque, sin equipararlas con la actualidad, las Venus paleolíticas o los grabados de la época de la dinastía Chin, si bien tenían contenido sexual, se utilizaban para pedir a los dioses por las buenas cosechas y por la fertilidad.

Las ruinas de Pompeya, después del terremoto que destruyó la ciudad, mostraban escenas de sexo explícito en un burdel, pero no tienen nada que ver con lo que se denomina actualmente nueva pornografía de acceso ilimitado y gratuito gracias a internet, a las nuevas apps y a las redes sociales entre otros avances tecnológicos.

Esta nueva pornografía muestra como si fueran inofensivas y normales prácticas sexuales que en muchas ocasiones están relacionadas con falta de consentimiento, violencia y desigualdad. Por ello, es fundamental tener una mirada crítica hacia esos contenidos que no concuerdan con una vida sexual plena y sana.

Estudios psicológicos y pedagógicos explican que, a muy temprana edad, las chicas y chicos empiezan a imitar comportamientos propios de la pornografía que luego generan falta de autoestima, ansiedad, depresión y condicionan la noción de la sexualidad, reforzando los estereotipos de género.

Una investigación realizada por la organización Save the Children afirma que la población adolescente comienza a ver pornografía (la mayoría son contenidos gratuitos centrados en la violencia y la desigualdad) a los 12 años y, 7 de cada 10, la consumen con mucha frecuencia.

La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) baja todavía más la edad de acceso a la pornografía y la sitúa en una media de 8 años con el riesgo que implica aproximarnos a la sexualidad por primera vez confundiendo un contenido irreal con algo usual o normal.

En una investigación realizada por Luis Ballester y Carmen Orte, titulada Nueva pornografía y cambios en las relaciones interpersonales, los autores plantean que el acceso temprano y fácil de la población adolescente a la pornografía permite que se convierta en un método habitual de aprendizaje sobre la sexualidad.

Por eso, es necesario evitar que el consumo de pornografía en la población adolescente se convierta en una conducta adictiva que derive en un mal hábito durante la vida adulta. Salud sexual (who.int)

Ballester y Orte explican también que es imprescindible detectar precozmente patologías psiquiátricas y psicológicas (por ejemplo: trastorno por déficit de atención o trastorno obsesivo compulsivo) que pueden predisponer a un consumo perjudicial de pornografía en la adolescencia.

 

La educación como la mejor baza

Es esencial dotar a la población adolescente de las herramientas necesarias, a través de la educación sexual, para que tenga una actitud crítica hacia la pornografía, con la capacidad de discernir los contenidos que vea y actúe con responsabilidad, para evitar lo que se denomina, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), un comportamiento sexual compulsivo.

La Convención sobre los derechos del Niño, que España ha ratificado, establece que la educación debe preparar a la infancia para asumir una vida responsable en una sociedad libre, con espíritu de comprensión, paz, tolerancia e igualdad de sexo.

Determina también que la educación afectivo - sexual es un derecho humano, una parte de formación integral de la infancia y adolescencia y debe ser una actividad pedagógica que utilice información rigurosa, objetiva y completa a nivel biológico, psíquico y social para formar en sexualidad. 

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) proponen que la educación afectivo-sexual se imparta en las aulas, ya que contribuye a la prevención y reducción de la violencia y la discriminación de género, y ayuda a mejorar las actitudes respecto a la salud sexual y reproductiva.

La salud sexual no es una ficción y para cuidarnos debemos explorar la realidad buscando fuentes de información científica y fiable.
Después de todo lo que hemos compartido en este post, seguramente, lo ideal es tener una actitud crítica hacia la pornografía que nos permita afrontar una vida sexual placentera, libre, segura, despojada de toda discriminación y fundada en el respeto mutuo.

Deseamos que la información ofrecida haya resultado de vuestro interés.

 

Fuentes:

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