L'actualitat de la Creu Roja

Selector d'idioma

El voluntariado, una fuerza imparable - Ahora

Aplicacions anidades

El voluntariado, una fuerza imparable

REPORTATGES

EL VOLUNTARIADO, UNA FUERZA IMPARABLE

El voluntariado, una fuerza imparable
El 5 de diciembre se celebra el Día Internacional del Voluntariado. En Cruz Roja, las personas voluntarias son clave, como demuestra su participación en los hitos históricos más importantes de los últimos años.

Contenidos

Cruz Roja

ESCRIT PER:
ENTREVISTA PER:
Cruz Roja

Banner Compártelo Reportaje Pequeño

voluntariado fuerza imparable parte 1

La llaman la “fuerza v”. “V” de voluntariado. Es una letra, pero representa algo que va más allá de lo individual, y que simboliza, en cambio, una colectividad. Un movimiento imparable. Cruz Roja cuenta en estos momentos con más de 250.000 personas voluntarias y para Moisés Benítez, director de Voluntariado de la Organización, no es extraño que sea así, ya que, asegura, “Cruz Roja” y “voluntariado” son “sinónimos”. El próximo 5 de diciembre se conmemora el Día Internacional de Voluntariado, y es una fecha tan buena como cualquier otra para poner el foco en esas personas voluntarias que componen el ADN de Cruz Roja. 

“Cruz Roja se define como un movimiento internacional de personas voluntarias”, puntualiza Moisés Benítez. “El Carácter Voluntario de la Organización es el quinto de sus siete Principios Fundamentales. Es decir, Cruz Roja es una organización DE voluntariado, no CON voluntariado. No en vano, todos los órganos de gobierno de la Institución están formados por personas voluntarias y, junto al resto de personas socias, componen la membresía, son quienes eligen a sus representantes y toman las decisiones institucionales en todos los niveles organizativos”, añade. 

El voluntariado de Cruz Roja es, además, el principal activo de la Organización. “Ofrece una diversidad y complementariedad tal, que podemos decir que es una fuente ilimitada de talento al servicio de las personas vulnerables”, expone Benítez. Hoy recorremos algunos hitos históricos donde el voluntariado ha demostrado su fuerza, la “fuerza v”, que no es poca.

voluntariado fuerza imparable parte 2

Prestige: una movilización voluntaria de dimensiones nunca vistas 

Hace apenas unas semanas, las páginas de multitud de periódicos estaban salpicadas con el 20 aniversario de la tragedia del Prestige, el petrolero que llevaba más de 77.000 toneladas de fuel y que se desangró en las costas de Finisterre (A Coruña) generando una catástrofe medioambiental sin precedentes en nuestro país. Muchas personas todavía tienen incrustada en la retina las imágenes del barco hundiéndose y de las gaviotas cubiertas de petróleo. Joaquín Varela y Mariano Alonso son dos de esas personas. 

El primero, coordinador autonómico de Cruz Roja en Galicia, no duda en señalar que el movimiento voluntario que desencadenó este desastre natural es un “fenómeno sociológico” que se puede consultar en las hemerotecas. Nunca antes se había visto nada igual. Hasta 300.000 mil personas voluntarias se enfundaron monos blancos, guantes, botas y mascarillas para recoger el chapapote que inundaba las playas gallegas. Muchas de ellas, llegaron allí de la mano de Cruz Roja. 

Lo corrobora Mariano Alonso, coordinador autonómico de Cruz Roja en Castilla y León en 2002, momento en que se hundió el Prestige. En ese territorio, precisamente, se vivió una situación insólita: fue la primera gran operación autónoma realizada hasta el momento por la Organización. Una operación, además, que tuvo la peculiaridad de que fue la primera y única vez en la que se gestionó voluntariado que no estaba vinculado directamente con Cruz Roja. 

“Tengo maravillosos y complejísimos recuerdos de todo lo que pasó”, expone Mariano Alonso. Fue la Junta de Castilla y León la que contactó con Cruz Roja para canalizar a las personas que querían ir a ayudar a A Coruña. Para ello, había que llamar a un teléfono que se puso a disposición de la ciudadanía y cumplir unos requisitos previos, tales como ser mayor de edad, no tener enfermedades cardiorrespiratorias o cutáneas y, en el caso de las mujeres, no estar embarazadas. “Se recibieron unas 4.000 llamadas”, recuerda Alonso. Apenas un par de días después del incidente, ya tenían asignada una playa: la cala de Susiños, en Carnota, situada en Costa da Morte. Y hacia allí que se fueron. 

Joaquín Varela es consciente del papel que desempeñaron desde Castilla y León. “Hubo gente desplazada aquí durante bastante tiempo”, asegura. Así lo confirma Mariano Alonso, que cifra en 100 días (del 19 de diciembre de 2002 al 30 de marzo de 2003) el tiempo que duró el dispositivo. Cerca de 1.760 personas de Castilla y León participaron; 1.184, como voluntarios y voluntarias.  

El Principio de Unidad, uno de los siete que rige la labor de Cruz Roja, se plasma con claridad en esta colaboración. Tanto en Cruz Roja en Galicia como en Cruz Roja en Castilla y León aunaron voluntades y labores. En Galicia, Joaquín Varela expone que la ayuda se vertebró en acciones junto con SASEMAR (Sociedad de Salvamento y Seguridad Marítima) para combatir y contener la contaminación, así como en tareas logísticas. “Cubrir lo que nadie cubría, de lo que nadie se acordaba, pero que se necesitaba para dar soporte”, expone Varela. 

Mariano Alonso recoge el testigo para afirmar que, en efecto, “había que garantizar unas condiciones de seguridad, de necesidades básicas y demás durante el tiempo que fuéramos a estar allí”. Eso incluía también actividades relacionadas con el transporte, el alojamiento, la manutención o la cobertura sanitaria, entre otras.  

“Fue muy intenso, hicimos muchos viajes”, admite Mariano Alonso, que tampoco olvida que la meteorología no favoreció precisamente al operativo: “Hacía mucho viento, se hacía pronto de noche…”. Más adelante, cuando el tiempo permitió disfrutar del trabajo bien hecho, se organizó un encuentro de voluntariado para comprobar los efectos que había tenido su ayuda. “Una experiencia muy agradable e intensa”, rememora Alonso. 

Dos décadas después del suceso del Prestige, ni Joaquín Varela ni Marino Alonso olvidan. “Yo soy de Costa da Morte, de un pueblo marino. Para nosotros el significado de una playa con petróleo es distinto. La gente del mar lo sufrió mucho, para muchas personas era su medio de vida. Fue todo un impacto. Había mucha desesperación y rabia, pero también bastante agradecimiento a la gente que vino de fuera. Había mucho deseo de ayudar, mucho cariño. Si hubiera que definir ese sentimiento con una palabra sería ‘solidaridad’”, apunta el primero.  

No sería el primer hito de estas características que supondría un punto de inflexión para Cruz Roja a nivel de voluntariado. Los atentados del 11 de marzo de 2004, el accidente de Spanair de 2008, el terremoto de Lorca de 2011, la llegada masiva de pateras (en 2014, en 2018, en 2020) o el atentado de Las Ramblas de Barcelona en 2017 también son fechas marcadas a fuego en el calendario. Y pase el tiempo que pase no se borran de la memoria. 

voluntariado fuerza imparable parte 3

Cruz Roja RESPONDE, la pandemia, y la evolución del voluntariado 

¿El voluntariado de una organización como Cruz Roja cambia? “Muy rápidamente”, dice Moisés Benítez, director de Voluntariado de Cruz Roja. Y es que es innegable que, como el resto de comportamientos sociales, la forma de ejercer el voluntariado evoluciona con la misma rapidez con la que puede evolucionar la vida. Para Moisés Benítez, por ejemplo, no tienen nada que ver las actuaciones en los atentados del 11M con otras más cercanas en el tiempo.  

“También en nuestro trabajo de proximidad en los barrios, en acciones dirigidas a la mejora de la situación social de las personas más vulnerables, el voluntariado ha pasado de una intervención más asistencialista centrada en la provisión de alimentos, ropa y otras medidas dirigidas a la cobertura de las necesidades básicas de las personas (por ejemplo, durante la crisis económica que se inició en 2008), a buscar la complementariedad e integralidad en las respuestas mediante el establecimiento de un Plan Personalizado de Intervención a medio o largo plazo, lo que responde al modelo de intervención actual”, señala Moisés Benítez.  

La repentina irrupción de la pandemia, por ejemplo, tambaleó todo lo que conocíamos. Todo cambió, qué duda cabe. Para paliar sus consecuencias, la Organización lanzó el Plan Cruz Roja RESPONDE, donde el voluntariado (no podía ser de otra forma) se convirtió en una parte crucial. El que estaba, pero también el que llegó. Durante la pandemia de la COVID, más de 30.000 personas se incorporaron como voluntarias en lo que duró el confinamiento. Una cifra más que significativa que demuestra, una vez más, cómo la solidaridad de la sociedad no tiene fronteras ni encuentra límites cuando quiere aportar su granito de arena.  

La evolución en las maneras de intervenir, de todas formas, también está relacionada con cambios en el perfil, intereses, expectativas y formas de relación de las personas voluntarias. “Los niveles de formación que traen son cada vez más altos, el interés está cada vez más acotado y dirigido a causas concretas, la disponibilidad temporal y las previsiones de futuro suelen estar enmarcadas en el corto plazo, y existe un creciente interés por la autonomía funcional o la autogestión de las actividades encomendadas”, dice el director de Voluntariado de Cruz Roja.  

Por eso, precisamente, también la Organización ha tenido que adaptarse, “por ejemplo, acortando los tiempos de incorporación o cambiando la forma en la que el voluntariado accede a la formación o a las actividades que se necesiten realizar realizar”, agrega. “Hoy todo es más fácil, más ágil, más flexible y más digital”, concluye Moisés Benítez.  

La pandemia causó estragos. 2020 será un año que todo el mundo recordará. Pero, en cuestión de meses, el panorama internacional se sacudió. Y los voluntarios y voluntarias de Cruz Roja actuaron sin dudar para atender los nuevos retos que estaban por llegar. 

voluntariado fuerza imparable parte 4

Hacia fuera, y hacia dentro: el voluntariado más bidireccional 

La evacuación de Kabul y la acogida de emergencia en la base militar de Torrejón bajo la Operación Antígona supuso una gran movilización del voluntariado de Cruz Roja en 2021, mientras los coletazos de la pandemia todavía perduraban. En la Operación Antígona Cruz Roja atendió a más de 2.100 personas afganas en el mes de agosto y a más de 280 personas de origen afgano procedentes de Pakistán, en la segunda parte de la operación en el mes de octubre.  

El voluntariado de la Organización volvió a movilizarse para atender a las personas que llegaban a Madrid con apenas una maleta, pero muchas incertidumbres. Todo un desafío que se afrontó especialmente desde Cruz Roja en la Comunidad de Madrid, que articuló una respuesta eficaz, cercana y humana para acoger a las personas que llegaban hasta nuestro país. 

 

 

Ese mismo año, más adelante, volvería aparecer otro momento que calificaríamos de “histórico”. El 19 de septiembre de 2021, el volcán de Cumbre Vieja, en La Palma, entró en erupción. Centenares de casas, espacios públicos y cultivos se vieron afectados. Las vidas de muchos palmeros y palmeras también sufrieron los estragos de este acontecimiento. Y el voluntariado de Cruz Roja de la isla actuó, pero no fue el único que reaccionó: desde toda la península hubo traslados para ayudar a la población afectada. Hubo abrazos llenos de solidaridad, personas que no dudaron en sacrificar sus vacaciones de Navidad o la Nochevieja para ayudar en La Palma, e historias que dejaron huella. El rastro del volcán todavía se detecta sobre la superficie de La Palma; el de solidaridad, aunque en algunos momentos invisible a ojos humanos, también perdura. 

Nada hacía pensar, por último, que este 2022 arrancaría con más noticias truculentas en el plano internacional. Pero entonces saltó a los titulares de los medios de todo el mundo: un conflicto. Entre Rusia y Ucrania. Miles de personas desplazadas. La necesidad de una respuesta neutral que garantizara la protección de las personas ante la mayor emergencia humanitaria en Europa en décadas. Un movimiento voluntario en todos los países, también en España, donde la acogida de personas procedentes de Ucrania ha sido constante en los últimos meses.  

Voluntarios y voluntarias de Cruz Roja se volcaron en atender a las personas que llegaban, en las estaciones de trenes y también en los centros habilitados para ello. “Me he dado cuenta ahora de que podía ser útil, de que me necesitaban”, contaba en AHORA Anastasia, intérprete ucraniana que no dudó en convertirse en voluntaria con el único objetivo de ayudar. Su voz es también la de tantas otras personas que dieron un paso al frente, formando parte de uno de los momentos donde más personas voluntarias hacían falta.  

¿Cuáles serán los próximos hitos en los que se movilizará el voluntariado de Cruz Roja? Imposible saberlo. Pero, si hay algo claro, es que la fuerza imparable del voluntariado seguirá presente sean cuales sean las circunstancias que se planteen. Y eso hay que recordarlo el 5 de diciembre, Día Internacional del Voluntariado, pero también siempre: cualquier día. La “fuerza v” sigue adelante.

Banner Compártelo Reportaje

Banner Home

LLEGEIX EL QUE T´INTERESSA
Subscriu-te a la nostra newsletter i descobreix un milió de petites històries.