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Empleo: lo que la pandemia no se llevó

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EMPLEO: LO QUE LA PANDEMIA NO SE LLEVÓ

Empleo: lo que la pandemia no se llevó
La pandemia está teniendo un profundo impacto en el mercado laboral, que está viviendo una transformación sin precedentes y donde también están surgiendo nuevas oportunidades en sectores en expansión para personas vulnerables, como mujeres supervivientes a la violencia de género, personas mayores de 45 años o personas migrantes, que han encontrado trabajo en los últimos meses con apoyo de Cruz Roja. Desde la Organización nos encargamos de la intermediación entre aspirantes y empresas, detectando los sectores estratégicos con demanda y apostando por la transformación digital

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parte 1 empleo en tiempos de covid

Celnairet Moreno tiene 28 años y viene de Venezuela. Llegó a Ourense en agosto de 2019 y, casi desde el principio, contó con el apoyo de Cruz Roja para los trámites burocráticos, entre los que se incluía la homologación de sus estudios. Es médico, pero su título todavía no le permitía ejercer en España. Sin embargo, con el estallido de la pandemia de la COVID-19, el personal sanitario se hizo más necesario que nunca, y así fue como Celnairet acabó trabajando en una residencia de mayores de la Xunta de Galicia. “En todo este proceso, me sentí acompañada por Cruz Roja, desde donde me llamaban para hacer seguimiento y me animaban a seguir con los cursos de formación”, relata. Así que sí: la crisis sanitaria también ha representado una oportunidad para quienes se dedican a sectores estratégicos donde la demanda de empleo se ha incrementado.

Algo similar ha vivido Alexandra Salazar, de origen colombiano, quien lleva 13 años en España y se quedó sin trabajo al comenzar el confinamiento. En medio de la dificultad, acudió a Cruz Roja para solicitar ayuda. Desde la Organización le invitamos a reorientarse profesionalmente, completando el curso de Limpieza Industrial COVID-19, lo que le proporcionó trabajo en una empresa de León. Más tarde, también se formó en el cuidado de personas mayores para ejercer como auxiliar de geriatría en una residencia. “Creo que en circunstancias negativas de la vida, hay que mirar hacia delante. Poner esfuerzo y sacrificio, pero también dejarnos orientar y ayudar”, aconseja Alexandra. En su caso, fue decisivo escuchar al personal técnico de Cruz Roja que, con la pandemia, ha centrado sus esfuerzos en analizar el nuevo escenario laboral y asesorar adecuadamente en la búsqueda de empleo.

Porque sí, el mundo ha cambiado, y a su vez el mercado laboral. Ámbitos donde tradicionalmente ha habido oportunidades de trabajo, como el sector servicios, han sufrido especialmente las consecuencias de la destrucción de empleo por la crisis. Hasta un 70% en el caso de la hostelería. Por el contrario, el personal sanitario y de cuidados, que antaño se enfrentaba a la escasez de vacantes y a salarios precarios, ahora son esenciales. Y esto abre las puertas a las personas que siempre soñaron con trabajar en el sector de la enfermería. Otros sectores primarios, como el de la producción, la distribución o la fabricación, representan también una oportunidad para quienes están buscando un empleo. Por último, es más importante que nunca formarse en competencias digitales y eliminar la brecha tecnológica que deriva en desigualdad social.

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parte 2 empleo en tiempos de covid

El Plan de Empleo analiza sectores con oportunidades de empleo

Leo Utrera tiene 21 años, es de etnia gitana y vive en el barrio almeriense de Los Almendros. Ha superado uno de sus grandes desafíos en el peor momento imaginable: encontrar un trabajo en mitad de la pandemia. Fue a través del Plan de Empleo de Cruz Roja, que le brindó la oportunidad de formarse, después de haber trabajado limpiando escaleras. Ahora trabaja de cajera en un hipermercado Alcampo y luce con orgullo su uniforme, mientras que anima a otras personas a luchar: “La gente de mi entorno me decía que no me presentase, que estaba loca y que no me iban a coger, porque no tengo ni el graduado. Pero mira, lo logré”. A pesar de la COVID-19, el año pasado, en Cruz Roja logramos una veintena de inserciones laborales en barriadas en riesgo de exclusión social en Almería. 

foto empleo pandemia

Imagen Separador

parte x repor empleo pandemia

Es solo un ejemplo de la labor que venimos realizando, desde hace 20 años y a escala nacional, con el Plan de Empleo de Cruz Roja. El objetivo es facilitar la integración laboral de las personas en riesgo de vulnerabilidad. Las personas y grupos prioritarios son aquellos que muestran una contratación más difícil, como las personas jóvenes -más de la mitad de la población menor de 25 años está en paro-, las mujeres -muchas deben hacer frente a cargas familiares y problemas de conciliación- o personas migrantes o refugiadas. En todos los casos, el trabajo pasa por orientarles, realizando entrevistas de itinerario; formarles, mediante cursos y talleres; y finalmente, acercarles al ámbito empresarial, monitorizando su integración. En este sentido, es clave el conocimiento y el rastreo del mercado en busca de nichos y oportunidades. Y con la COVID-19, todavía más.

La pandemia ha redefinido por completo el escenario que creíamos conocer. De repente, lo que antes funcionaba ya no tiene cabida, y viceversa. ¿Cuáles son las nuevas tendencias? A lo largo del confinamiento, ha funcionado especialmente bien la formación en ‘Limpieza industrial Protocolo COVID-19’, como la que puso en marcha Cruz Roja-Daimiel. Durante el pasado verano, Smurfit Kappa también contrató a 6 de las 15 mujeres que asistieron al curso de operadoras de fábrica de Cruz Roja Córdoba -formación que, por otro lado, estaba destinada a romper la brecha de género en un mundo típicamente masculino, como es el de los embalajes de cartón-. Otra área de interés es la ganadería que, a través de su clúster nacional porcino I+Porc, quiso unirse al Reto Social Empresarial de Cruz Roja para la formación de 18 personas en granjas. Un total de 14 lograron trabajo en un ámbito que, a pesar de la crisis, sigue generando empleos de calidad.

 

parte 3 empleo en tiempos de covid



Trabajar a partir de los 45

Dentro del Plan de Empleo de Cruz Roja hay secciones específicas orientadas a colectivos en situación de mayor vulnerabilidad. Y así es como llegamos al Desafío +45. Se trata de una acción participativa, mediante la que las personas con edad superior a 45 años quieren demostrar que todavía están preparadas para el mercado laboral. Para ello, elaboran vídeos y fotografías en las que expresan sus capacidades y conocimientos. A la vez, generan grupos de trabajo que han dado lugar al Manifiesto Desafío +45, con un decálogo de propuestas para acabar con la discriminación por razones de edad. El documento habla, por ejemplo, de impulsar campañas institucionales para terminar con los estereotipos, extender el sistema de bonificaciones para empresas, ampliar la oferta de formación continua o flexibilizar los horarios laborales para facilitar la conciliación familiar. 

 

 


Desafío+45 siguió funcionando a pesar de la pandemia, aunque por supuesto, tuvo que acometer cambios y adaptar todos sus cursos. La formación pasó a ser online, pero también se reformuló la oferta, y así es como las personas participantes siguieron accediendo al mundo laboral. Es el caso de Montse Trujillo, de 58 años, derivada a Cruz Roja desde el Centro de la Mujer. Se interesó por el curso de Auxiliar de Ayuda a Domicilio antes de que estallara la pandemia y no tuvo más remedio que completarlo de manera telemática durante los meses del confinamiento. Admite que le costó, “porque no estaba muy familiarizada con la informática”, pero ni la brecha digital ni la frágil situación económica le frenaron. Así es como, durante los días más oscuros, fue la primera de su curso en encontrar un empleo y ahora se encuentra al cuidado de una familia.

parte 4 empleo en tiempos de pandemia

Cable a tierra para los autónomos

En una encuesta reciente entre 123 participantes de toda España del programa de AutoEmpleo de Cruz Roja, se reveló que el 90% de empresas gestadas son de servicios no esenciales y, por tanto, el 71% tuvo que cesar temporalmente o de forma definitiva por la crisis de la COVID-19. ¿La principal dificultad? El 84% de los autónomos está preocupado por no poder afrontar los costes fijos en sus negocios, que van desde el alquiler a la factura de la luz. “Para las personas emprendedoras han sido momentos de gran dificultad, debido a la situación de parálisis. Por la tipología de proyectos que asistimos en Cruz Roja, normalmente abiertos al público (tiendas, restaurantes…), es todavía más complicado”, explica Marta Brenta, técnica del programa Impulsa en la Comunidad de Madrid en el que, durante 2020, han arrancado una decena de negocios.

Impulsa es una de las principales patas dentro del Plan de Empleo que desarrolla Cruz Roja, cuyo objetivo es ayudar a personas de colectivos vulnerables que quieren poner en marcha un nuevo negocio.  Debido a las circunstancias impuestas por la pandemia, esta iniciativa ha reforzado y adaptado su intervención con acciones de información, orientación, mediación y capacitación para responder a las necesidades y demandas de las personas emprendedoras. Esto ha permitido informar y orientar en autoempleo a 1.885 personas (57% mujeres emprendedoras), apoyando la creación y consolidación de 552 empresas de personas emprendedoras y promoviendo la reducción de la brecha de género en el emprendimiento durante 2020.En referencia a personas autónomas afectadas por la crisis se ha asistido a 340 empresas en la reactivación económica y reorientación de sus negocios apoyando su continuidad y supervivencia.

Es el caso de Elva, originaria de Paraguay, quien quería emprender y montar su propio restaurante, pero tenía problemas para conseguir la financiación. Estuvo a punto de tirar la toalla, hasta entrar en contacto con Idir y Marta, de Cruz Roja Madrid, que le ayudaron a reunir el capital y alquilar un local en la popular zona de Ponzano. “Contacté por Internet, les conté mi problema y me sorprendió que respondieran tan rápido”, rememora. Juntas, reformularon el plan de empresa y lo presentaron en el banco. En enero de 2020, nació The Jungle Bistro by Elva.
 

 

Pero llegó marzo, y con él, se decretó el confinamiento. A pesar de que el balance de los primeros meses había sido muy positivo para Elva, permitiéndole cubrir el 100% de los gastos y contratar a dos trabajadores, no hubo más remedio que bajar la persiana y acogerse al ERTE. “Todo se me vino abajo. Me encontré con una deuda enorme y tuve que recurrir a Cruz Roja de nuevo, pero esta vez para pedir comida”, admite. Lo que hizo la Organización fue seguir formándola y buscarle un trabajo que le permitiera resistir, hasta que finalmente ha retomado su actividad. Agradece la ayuda prestada, “que muchas veces ha sido más humana que técnica”, y no se rinde bajo ningún concepto: “Digo que nada me asusta, pero esto me asusta mucho. Intento tomármelo como una prueba para ver hasta dónde puedo llegar, y creo que puedo llegar más lejos todavía”.

Como trabajadora de Cruz Roja, Marta reconoce que lo más duro de la pandemia fue presenciar la caída de algunos de los proyectos que había ayudado a gestar. “Trabajas con ellos, los llevas de la mano, los ves arrancar con ilusión. Así que luego, es muy complicado encontrarte a esas personas tan luchadoras, que estaban logrando su sueño, solicitando la entrega alimentos“, revive. Sin embargo, está orgullosa de la capacidad de respuesta de muchas personas, que se han sobrepuesto a las dificultades, e incluso han sabido aprovechar el momento. “Las hay que han reformulado el tipo de negocio, que se han dedicado a mejorar los aspectos digitales y, en general, a prepararse para lo que viene. Está claro que la adaptación ha dependido mucho de las competencias tecnológicas y de la capacidad económica, pero también de la creatividad y la proactividad”, considera.

 

 

parte 5 empleo en tiempos de pandemia

El plan de Empleo de Cruz Roja: un puente entre empresas y personas que buscan una oportunidad laboral

“La labor de Intermediación es grata pero, por otro lado, también resulta muy dura. Lo que más nos cuesta es lidiar con empresarios que no quieren participar porque han tenido alguna mala experiencia en el pasado”, explica Cristina, técnica del área de Empleo en La Rioja: “Yo sé el gran trabajo que hacen los compañeros y compañeras en Formación, detrás de mí hay 13 personas que dependen de cómo me vaya una entrevista para que nos abran puertas o no, así que siento mucha responsabilidad”. Su estrategia es desmarcarse de la idea de que están pidiendo un favor, “porque en realidad estamos ofreciendo a gente muy preparada y que viene con muchas ganas”. Antes de llegar a la fase de prácticas, las personas beneficiarias de Cruz Roja pasan por el área de Orientación, donde determinan a qué quieren dedicarse, y de ahí a Formación, para aprender el oficio.


Es un trabajo circular, porque en Cruz Roja diseñamos nuestra oferta formativa en función de las necesidades del mercado. “Tenemos cursos fijos, pero otros se preparan a la carta. Buscamos empresas y les preguntamos qué necesitan para diseñar itinerarios a medida”, prosigue Cristina: “No hacemos cursos de macramé, porque no hay trabajo de macramé. Si no, también haríamos”, añade. En este sentido, la COVID-19 les ha obligado a reinventarse y a impulsar áreas como la sociosanitaria, o la tecnológica, al tiempo que reorientaban a personas de la hostelería o la limpieza a domicilio, entre otros sectores, afectados por la paralización de las actividades. “Quienes consiguen empleo, luego vienen a darnos las gracias, pero esto no es cuestión de gracias: tú eres la persona que se ha esforzado y lo ha conseguido. Nosotros solamente te hemos dado las herramientas”, remarca.

“Tenemos cursos fijos, pero otros se preparan a la carta. Buscamos empresas y les preguntamos qué necesitan para diseñar itinerarios a medida”

“Estoy convencida de que con esfuerzo y perseverancia todas las personas podemos lograr nuestras metas”, afirma Rocío, quien ha recibido asistencia de la sección territorial de La Rioja. Accedió al programa de Formación y Empleo y se inscribió en distintos cursos, como el de Comercio y Reposición, que le permitió trabajar en Carrefour durante la campaña de Navidad. Con el estallido de la COVID-19, apostó por la Atención Sociosanitaria, y también acabó ejerciendo de auxiliar de geriatría en una residencia de La Rioja. “Es una satisfacción muy grande, en una época tan dura, haber tenido la oportunidad de trabajar y ayudar a paliar los estragos de la pandemia”, dice. A la vez, agradece la atención del personal de Cruz Roja, que monitorizó todos sus movimientos y le fue orientando profesionalmente: “Hacen más de lo que se les pide, van más allá de su trabajo”.

Sin salir de La Rioja, se encuentra Adela, empresaria de hostelería. Una gran defensora del programa de prácticas de Cruz Roja. “Acojo a las personas con mucho gusto, porque yo empecé así. No estudié en una escuela de hostelería. Hice un curso de camarera de eventos en CC.OO. y acabé siendo contratada en un hotel”, recuerda. Después de seis años, se decidió a emprender y, actualmente, es propietaria de dos restaurantes. ”Me gusta ofrecer la oportunidad, como a mí me la dieron. Sé que hay muchos empresarios que son un poco reacios, pero opino que hay que probar a todo el mundo y, una vez que vienen, son ellos quienes se abren o se cierran la puerta. Les digo a otros compañeros que se pueden sorprender”, anima. Ella misma ha contratado a gente, también en época de pandemia, incluida una persona en situación de asilo y un ayudante de cocina que llegó sin experiencia, “pero con muchas ganas”.

 

 


"No importa tanto la formación o la experiencia como la actitud. Siempre les digo a las personas que vienen que den lo mejor de sí mismas. Porque si lo hacen bien, aunque no tenga el puesto de trabajo en este momento, me guardo su número para el futuro o les pongo en contacto con otras empresas de hostelería. En realidad, nunca sabes cuándo te van a dar una oportunidad”, afirma.

parte 6 empleo en tiempos de covid

Un futuro sin brechas digitales

El último síntoma de la pandemia es, y será por mucho tiempo, la digitalización forzosa. Nuestra vida transcurre, ahora más que nunca, a través de pantallas y dispositivos. En el ámbito laboral, son habituales las reuniones por videoconferencia o los gestores de contenidos. La carencia de competencias digitales y de acceso a conectividad pueden suponer una clara división de la población y terminar por acentuar, más si cabe, la brecha digital y la desigualdad social. Es por ello que Cruz Roja viene desarrollando, desde el año 2017, el programa #EmpleandoDigital, financiado junto a la Fundación Accenture y el Fondo Social Europeo. Su objetivo es actualizar, mejorar e innovar los protocolos en un mercado laboral modificado por la transformación digital.

#EmpleandoDigital tiene dos vertientes. Por un lado, persigue que desde la propia Organización acometamos un proceso de actualización tecnológica, algo que la pandemia de la COVID-19 ha acelerado. Una gran parte de las intervenciones presenciales han pasado a ser a través de Internet, mientras que todos los seguimientos se realizan a distancia. Marta, como técnica del programa Impulsa de Autoempleo en Madrid, valora muy positivamente los cambios: “Hemos adaptado cursos que otros años han funcionado en formato presencial, y ahora son 100% online. Esto nos ha permitido crear otros nuevos, como los de Marketing y Redes Sociales. A la vez, hemos mejorado el asesoramiento online, que facilita muchísimo las cosas”. En Cruz Roja también hemos reforzado la formación de nuestro personal en competencias digitales y hemos dotado a las secciones de más equipamiento tecnológico.

Por otro lado, la oferta formativa se ha impregnado del mismo espíritu y se aspira a que las personas beneficiarias se desenvuelvan con soltura en entornos digitales. Hasta la fecha, más de 10.000 personas han mejorado sus competencias, siendo el 50% mujeres, una cifra que adelgaza cualquier tipo de brecha y desigualdad.

“La pandemia nos ha obligado a una transformación que era necesaria y ahora, la gente está encantada de hacer formaciones online. Hace unos años era impensable, nos tomaban por locos”

“La COVID-19 ha sido una jarra de agua fría, pero en ciertos aspectos para bien”, opina Cristina, técnica en el área de Intermediación de Empleo en La Rioja: “La pandemia nos ha obligado a una transformación que era necesaria y ahora, la gente está encantada de hacer formaciones online. Hace unos años era impensable, nos tomaban por locos”. Hablamos de personas que tienen responsabilidades familiares, y ahora se forman mientras atienden a sus hijos e hijas. “En definitiva, gente luchadora que hace todo lo posible para salir de donde está”, añade. Al final, esto va de convertir el tiempo de incertidumbre en tiempo de transformación y de que, en la nueva normalidad altamente digital, ninguna persona se quede atrás.

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