En el mes de marzo, conmemoramos el Día Internacional de la Mujer. Por ello queremos dar luz a la relación que existe entre la Salud mental y ser mujer. 

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud mental, es un estado de bienestar que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad. Es parte fundamental de la salud y del bienestar que sustentan nuestras capacidades individuales y colectivas para tomar decisiones, establecer relaciones y dar forma al mundo en el que vivimos. La salud mental es, además, un derecho humano fundamental. Y un elemento esencial para el desarrollo personal, comunitario y socioeconómico.

Las mujeres con enfermedades de salud mental sufren una múltiple discriminación. Por un lado, las vinculadas al mero hecho de ser mujer, y el rol social y cultural que se les asigna. Por otro lado, la de tener cierto grado de discapacidad y, por último, la imagen social estigmatizada de la enfermedad mental con respecto a otras discapacidades físicas, sensoriales o intelectuales. Las mujeres con problemas de salud mental son especialmente vulnerables, ya que sufren un elevado riesgo de padecer rechazo, aislamiento y exclusión social. Por tanto, estamos ante tres categorías diferentes de discriminación (mujer, discapacidad y estigma social) que interactúan de manera simultánea. A este fenómeno se le denomina interseccionalidad.

Las estadísticas que se publican desde la OMS, marcan una clara y significativa desigualdad entre mujeres y hombres. Mientras que el 70% de las mujeres presentan problemas de salud mental, en los hombres la probabilidad se reduce hasta un 30%.

La desigualdad de género es la problemática que se constituye como la causa principal de esta realidad. Los estereotipos asociados a las mujeres, la sexualización de sus cuerpos, las brechas socioeconómicas y la violencia de género on algunas de las claves que pueden explicar esta gran diferencia.

Para hacer frente a la desigualdad, debemos distinguir entre dos conceptos: Sexo y género.
 El sexo es biológico y fisiológico. Se nace con él y determina las características físicas de las personas.

El género es una construcción social y cultural, que adquirimos a lo largo de nuestra vida. El género es también producto de las relaciones entre las personas y puede reflejar la distribución de poder entre ellas. Cuando las personas o los grupos no se ajustan a las normas o los roles, suelen ser objeto de estigmatización, exclusión social y discriminación, todo lo cual puede afectar negativamente a la salud.

No cumplir los modelos ideales establecidos puede provocar críticas de las personas de nuestro entorno, que, a veces, generan sentimientos de culpabilidad e inseguridad.

Los problemas de salud mental tienen varias características comunes:

• Son de claro predominio femenino en las personas adultas

• Es frecuente la existencia de gradiente social (el problema de salud es más prevalente a medida que disminuye el nivel económico)

• Las mujeres de edad avanzada están más expuestas a las discapacidades relacionadas con la salud mental que los hombres.

• La persistencia de desigualdades en las normas y políticas redunda en perjuicio de la mujer.

• La persistencia en las mujeres de tasas más elevadas de empleo no remunerado y de participación en el sector informal de la economía afecta a su salud mental.

• Por término medio, el 30% de las mujeres que han tenido una relación de pareja han experimentado algún tipo de violencia física o sexual por parte de su compañero

La interiorización de las normas sociales y los valores culturales sobre cómo deben ser, sentir y comportarse las mujeres, a veces se transforman en barreras psicológicas que impiden a las mujeres gozar de un mayor bienestar y sentirse libres para decidir sobre su vida.

Sin embargo, las mujeres han realizado importantes cambios personales y colectivos. Han accedido en mayor medida a la educación y cada vez más mujeres se plantean conseguir un empleo y una independencia económica. Se está modificando la forma de vivir: la maternidad, las relaciones de pareja, la sexualidad, la vida cotidiana, y se están cambiando, también, nuestros valores y actitudes. Cambios que plantean un aprendizaje, el de ir descubriendo y aplicando otras formas de vivir, que impulsen a las mujeres a sentirse cada vez mejor con ellas mismas. 

TIPS PARA UN BUEN AUTOCUIDADO EMOCIONAL:

1. El malestar es una señal de que necesitas cambiar algo, buscar soluciones y transformar ese sentimiento en energía para conseguirlo.

2. A las mujeres nos cuesta valorarnos más que a los hombres, porque a través de la socialización hemos interiorizado que hay que ser discretas, pasar inadvertidas.

3. La autoestima es el conjunto de percepciones, imágenes, pensamientos, juicios y afectos sobre ti misma. Si tienes autoestima, eres capaz de defender tus ideas y valores y confiar en tu propio criterio, en lugar de tener sentimientos de culpabilidad y no atreverte a decir “no”.

4. Afortunadamente, la autoestima la puedes cambiar a partir del autoconocimiento, la autoaceptación y la autoafirmación. Tienes derecho a ser la primera y a no cumplir con las necesidades y deseos de las demás personas. Tienes derecho a pedir apoyo emocional y a intentar un cambio.

5. No esperes a sentirte mal para cuidarte y dejar que te cuiden. Guarda un tiempo cada día para descansar, para disfrutar, para hacer las cosas que te gustan.

Video: Día Internacional De La Mujer - YouTube

Referencias bibliográficas:

Salud de la mujer (who.int)
Género y salud (who.int)
Productos y Servicios / Publicaciones / Colección Cifras INE
GUIA SALUD-LA SALUD MENTAL DE LAS MUJERES.indd (inmujeres.gob.es)