A menudo los sentimientos se vuelven complejos de asimilar y gestionar, sobre todo cuando se trata de aquellos con connotaciones negativas. Experimentar la felicidad no nos causa problema, pero a la hora de externalizar emociones como el miedo, la tristeza, el fracaso, la ira o la frustración, es algo más complicado. 

Las emociones son la forma en la que los seres humanos damos sentido y forma a nuestros sentimientos, sin ellas actuaríamos como una especie de autómatas, es decir, son reacciones de nuestro organismo en respuesta a las cosas que vemos o experimentamos. 

Reprimir emociones tiene consecuencias muy negativas para la salud, tanto física como mental. Si no las aceptamos, experimentamos y expresamos debidamente, pueden acarrear problemas mayores. Algunas personas reprimen sus emociones de forma habitual esperando a que desaparezcan.  

Pero lejos de ser una buena práctica, contener nuestras emociones de manera sistemática no disminuye su intensidad; más bien, puede ponernos en riesgo, ya que nuestras emociones y la forma en que las expresamos son cruciales para mantener nuestra salud física y mental. Es por ello por lo que, en determinados contextos, desde Cruz Roja se invita a practicar la ventilación emocional, una herramienta destinada a ayudar a digerir las emociones. 

¿Qué es la ventilación emocional? 

La ventilación emocional es una técnica psicoterapéutica que permite dar una vía de salida a las emociones que tratamos de ignorar. A través de la ventilación emocional podemos expresar nuestros estados de ánimo y sentimientos, para evitar que estas impacten en nuestro bienestar.  

El estrés, la ansiedad y otros problemas de salud mental, aparecen cuando no somos capaces de expresar lo que sentimos. El objetivo principal de la ventilación emocional es reducir los efectos nocivos que la represión emocional tiene sobre la salud. 

Laura Marrero, psicóloga voluntaria del Equipo de Respuesta Inmediata en las Emergencias de Psicosocial de Cruz Roja en Tenerife, siempre pone el símil de la casa cerrada para explicar qué es la ventilación emocional. “Cuando llegas a esa casa huele a húmedo y está llena de polvo. Una vez entras lo primero que haces es ventilar, pues con las emociones es algo así. Vas guardando y hay un momento que tienes que abrir y ventilar. Generalmente lo hacemos tarde, vamos acumulando y después cuando queremos soltar, tenemos muchísima tensión”. 

Laura remarca la importancia de la ventilación emocional en personas con labor voluntaria ya que “su día a día es escuchar problemas de otras personas”. “Muchas veces nos involucramos demasiado en los problemas que nos suceden en nuestra actividad voluntaria y eso pasa factura”, añade. 

Para llevar a cabo una correcta ventilación emocional hay diversos pasos a seguir: 

1. Lo primero que tenemos que hacer es detenernos un minuto, respirar profundo, y concentrarnos en qué emoción estamos sintiendo. 
2. Una vez la identificamos, tenemos que preguntarnos por qué nos sentimos así, o qué puede ser lo que nos provoca esta emoción. Podemos sentir varias emociones al mismo tiempo, pero seguramente se puedan reducir a una sola o una combinación de tres. 
3. Por último, queda analizar nuestra reacción y expresarla de forma saludable. 

A pesar de estos pasos a seguir, Laura incide en que “no hay una estructura exacta para hacer ventilación emocional”, ya que primero de todo, hay que saber qué son las emociones para poder hablar de ellas. “No todo el mundo sabe dar las pautas necesarias. Hay personas que saben escuchar muy bien, porque tienen escucha activa, pero la diferencia con un profesional o una profesional de la psicología es que este te da las pautas para gestionar las propias emociones”, explica. De ahí la importancia que la ventilación emocional se lleve a cabo con un profesional que tenga en común la actividad voluntaria con la persona demandante. 

El preventivo de los Carnavales de Tenerife es una gran oportunidad para ver cómo se desenvuelven los y las profesionales de la ventilación emocional, ya que cuenta con muchas figuras diferentes (sanitarios, equipo de datos, policía, protección civil…), en general muchos elementos que generan situaciones de estrés.   

“En estos momentos no hacemos reuniones de ventilación, sino que el equipo va hablando con diferentes personas según nos va llegando información de si están enfadadas, tensas, estresadas… Vamos dialogando con ellos y ellas y así sin darse cuenta ya están haciendo ventilación emocional”, concluye Laura Marrero, psicóloga voluntaria del Equipo de Respuesta Inmediata en las Emergencias de Psicosocial de Cruz Roja en Tenerife. 

Identificar y aceptar las emociones 

En algún momento todos tenemos que enfrentarnos con la pérdida, el fracaso o la frustración. Episodios acompañados de emociones de dolor, tristeza, ira, miedo o angustia. Sin embargo, muchas personas recurren a la represión emocional como única estrategia de afrontamiento. Fingen que todo está en orden. Se evaden, distraen su mente de todas las formas imaginables para apartar la luz de las sensaciones que están experimentando. 

Alexis, vecino de La Palma y voluntario de Cruz Roja en la isla, se siente totalmente identificado con la descripción anterior. “Yo pensaba que podía con todo, que nada me afectaba”, afirma. Lleva más de 33 años como voluntario, primero en el área de ambulancias y después desde salvamento marítimo, donde se encuentra actualmente. El mar siempre le ha dado paz y el mar le acabaría salvando de una situación emocional muy delicada.  

“Debido a la erupción del volcán perdí mi vivienda y dos fincas, una de aguacates y otra de plátanos. Y caí en una depresión. Lo que acabó de hundirme fue que, como no estaba bien psicológicamente, sufrí un grave accidente laboral que casi me cuesta la vida. Estuve un año de baja y todavía arrastro secuelas”, narra Alexis.  

Completamente sumido en una situación de tristeza constante y pérdida de interés, una amiga le comentó que contactara con los psicólogos y psicólogas de Cruz Roja. “¿Cómo puede ser que seas voluntario y nunca recurras a nada de lo que hacen?, me preguntó. Y así empecé con un psicólogo de Cruz Roja hasta que poco a poco empecé a remontar, empecé a identificar lo que más me inquietaba y me recuperé”, expresa el voluntario canario a quien todavía le quedan secuelas emocionales y también físicas a causa del accidente.  

Esta iniciativa, la llevada a cabo en La Palma, fue liderada por un Equipo de Respuesta Inmediata de Emergencias (ERIE) de Intervención Psicosocial, formado por dos psicólogas y dos socorristas de acompañamiento. En aquellos momentos, además de las personas que se encontraban en el terreno, en el marco del servicio telefónico de apoyo psicológico de ámbito estatal, “Cruz Roja Te Escucha (900 107 917)”, se puso en marcha el servicio de apoyo psicológico específico 'Cruz Roja Te Escucha La Palma' para atender las necesidades de atención psicológica o acompañamiento emocional de las personas que están afectadas por el volcán. 

“Lo que me salvó y me hizo salir de casa fue volver a la actividad, volver a salvamento marítimo. Salir en la lancha, el contacto con el mar, con el viento… todo eso me salvó”, concluye emocionado.  

Superación personal sumada a, de nuevo, su labor como voluntario, la que tanto le aporta como persona. “También me ofrecí voluntario para llamar por teléfono a todas esas personas que estaban peor que yo. Por ejemplo, lo hacía con personas mayores que también habían perdido la casa con el volcán. Todo eso, me ayudó muchísimo a remontar”, concluye. 

Estrategias para un apoyo integral  

Es evidente que situaciones de emergencia de la envergadura del volcán de La Palma generan un estrés muy alto, pero la mayor parte de situaciones difíciles en el personal voluntario también deriva de la convivencia y condiciones de trabajo. Jornadas muy largas, situaciones de tensión o el no tener cerca al entorno de confianza genera un clima complejo. 

Gonzalo Llorente es psicólogo voluntario de Cruz Roja en Ceuta y lleva a cabo sesiones de soporte ventilatorio. Subraya que en esos momentos una de las claves para el buen desarrollo de la sesión es “generar un clima donde la persona demandante se sienta cómoda y libre de expresar cualquier emoción. No tiene que sentirse juzgado o juzgada”. 

Además, añade que muchos compañeros y compañeras desconocen este servicio lo cual es preocupante ya que ‘se llega a perder voluntariado’. “Es fundamental que sepan que pueden acudir a nosotros siempre que realicen un servicio de alta carga emocional o con un fuerte impacto psicológico”, concluye.  

María José Vera, directora autonómica de Emergencias Cruz Roja Región de Murcia, también remarca la importancia de saber trabajar las emociones que una situación de emergencia genera. En el caso de Murcia, este servicio se lleva a cabo a través del ERIE de Atención Psicosocial, donde todo el personal voluntario se encarga de esta ventilación emocional con el resto de intervinientes. Una herramienta que han activado en varias ocasiones, por ejemplo, en plena pandemia “cuando la intervención que se hizo con la llegada de migrantes al puerto de Cartagena fue muy complicada”, afirma María José.  

También se organizan sesiones de ventilación en Salvamento Marítimo. “En este caso cuando desaparece una persona en el mar, la presión que se crea con la familia, que en esos momentos está sufriendo, es muy alta”. Añade que “toda esa tensión que Salvamento Marítimo acumula durante la búsqueda después hay que tratarla”. 

La última experiencia donde se ha trabajado la ventilación emocional desde Cruz Roja Región de Murcia, ha sido a razón del flujo migratorio de personas que hacen uso de pateras para llegar a las costas murcianas. Los perfiles de personas que llegan han cambiado, ahora hay muchas más mujeres y menores, niños y niñas, mujeres embarazadas...y las situaciones de riesgo que asumen para lograr su objetivo son cada vez mayores. 

“En los últimos tiempos, por desgracia, en demasiadas ocasiones los equipos voluntarios han de compaginar su actividad de atención a las personas llegadas en patera, con la búsqueda, señalización y, en ocasiones, rescate de cadáveres en el mar o en la costa”, explica María José. “Más allá del apoyo psicológico en la intervención, en ese momento a los voluntarios se les facilita teléfonos de contacto por si quieren seguir trabajando en el futuro de manera individual”, subraya.  

La diversidad de las emociones que sentimos en el día a día nos permite valorar lo que realmente importa y lo que nos hace sentir bien. Sin embargo, si en algún momento vital te ves sobrepasado o sobrepasada por las emociones, no eres capaz de gestionarlas o algunas permanecen en el tiempo haciéndonos sentir mal constantemente, puede que sea el momento de pedir ayuda: Cruz Roja Te Escucha (900 107 917).