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POR UNA ALIMENTACIÓN MÁS CONSCIENTE

Por una alimentación más consciente
“Dime lo que comes y te diré quién eres”. Anthelme Brillat-Savarín, jurista francés y autor del que se considera el primer tratado de gastronomía, promulgó estas palabras hace cerca de 200 años. Hoy en día, en pleno siglo XXI, la alimentación sigue siendo clave. Una campaña de Cruz Roja pone el foco en ella para recordar la importancia que tiene lo que nos llevamos a la boca.

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parte 1 alimentacion consciente

Pepe Solla camina por la playa. “Lo que me gustaría que sintiera la gente cuando pruebe mi cocina es el territorio: Galicia”, dice contundente. El chef al frente de Casa Solla (Pontevedra), restaurante que logró una preciada Estrella Michelin en 1980, le debe su amor por la gastronomía a su padre. De él heredó el sexagenario negocio familiar que ha conducido a cotas de excelencia apostando por la evolución, el sabor, y una cocina creativa que bebe de sus raíces gallegas. Quizá por ello, sería imposible entender la dimensión de sus recetas sin la figura del bateeiro Antonio Otero, uno de sus proveedores, en este caso, de mejillones.  

Ambos, Solla y Otero, son la pareja que protagoniza el primer capítulo de ‘Un paisaje en la cazuela’, la serie documental enmarcada bajo la campaña ‘Alimentación consciente’, un proyecto de Cruz Roja que pretende reivindicar la gastronomía española y recordar la importancia de llevar unos hábitos de vida saludables y sostenibles. El primer episodio rinde un homenaje al mejillón, pero no será el único alimento que se explore en esta producción audiovisual cocinada a fuego lento. Salud, sostenibilidad y conocimiento se fusionan también en los 18 episodios restantes, que se emiten de forma periódica en el canal de YouTube de Cruz Roja desde el pasado 15 de octubre, Día Mundial de la Alimentación. 

 

 

En cada capítulo, un reconocido perfil de la gastronomía y una persona que se encarga de la producción de un alimento de la zona ponen en valor un producto típico de la comunidad autónoma en la que se encuentran. A sus voces se suman las de un nutricionista y experto en sostenibilidad para conocer todas las facetas del producto en cuestión; también participa, por otro lado, el científico y profesor del CSIC Fernando Valladares. Además del mejillón gallego, el pan de Castilla-La Mancha, las conservas de anchoas del cantábrico, el requesón asturiano, la miel riojana o el espárrago blanco navarro se convierten en los principales actores de esta representación audiovisual que persigue un objetivo claro: aprender a comer, a cuidarse y a vivir el presente. 

La campaña ‘Alimentación consciente’, además, explora múltiples formatos y canales. A la ambiciosa serie documental hay que añadir una página web con un manifiesto, noticias, recetas semanales, y un mapa de recursos donde se pueden localizar un abanico de mercados de productores locales, tiendas a granel u otros recursos para fomentar productos de temporada y de proximidad que contribuyan a fomentar el desperdicio cero.  

La campaña ‘Alimentación consciente’, además, explora múltiples formatos y canales

Diferentes maneras de comunicar, eso sí, un mensaje común, como explica Belén Viloria, directora de Marca y Comunicación de Cruz Roja. “Todo el movimiento de la Cruz Roja y la Media Luna Roja comparte esa visión de sostenibilidad y lucha contra el cambio climático que, en el caso de Cruz Roja Española, también trabajamos en el área de conocimiento de Medio Ambiente a través de diferentes acciones. Queremos invitar a la sociedad a saber más para actuar mejor. Comer rico, sano, asequible y cuidando del planeta y de las personas es posible”, afirma. 

Las narrativas que vertebran ‘Alimentación consciente’ beben, por otro lado, del cambio y transformación que lleva realizando la Organización desde hace dos años para revincularse con la sociedad. En ese sentido, estas nuevas formas de contar se convierten en un recurso imprescindible para llegar “de manera directa y con valor a cada uno de nuestros públicos objetivos y a la sociedad”, precisa Viloria. Todo ello, asentado en tres ejes fundamentales: información, conocimiento, y emoción. 

parte 2 alimentacion consciente

Información y conocimiento para escoger mejor 

La adopción de hábitos saludables y la prevención de conductas nocivas mediante la actividad física, las cuestiones relacionadas con la higiene de sueño, el cuidado de la salud mental o los talleres específicos sobre alimentación son líneas centrales (y habituales) en la estrategia de Cruz Roja. Después de la crisis derivada por la COVID-19, la Organización comenzó a detectar que podría empeorar la alimentación ciudadana como consecuencia de la pérdida de empleo, el confinamiento o las propias secuelas de la pandemia. Se puso en marcha, así, la campaña de ‘Alimentación consciente’, que se sustenta sobre diferentes patas. 

Una de las claves del proyecto, señala Sandrine da Cunha, técnica del área de Conocimiento de la Salud de Cruz Roja, es elegir bien. Pensando en nuestra salud, pero también en el medio ambiente. “Tener conocimiento o información y actuar en base a ello” expone. Lejos quedaron épocas más opacas donde el etiquetado ocultaba datos o esquivaba la transparencia: “Hoy en día, el sector alimentario tiene obligación de colocar en sus envases toda la información sobre el origen del producto, los ingredientes, el distribuidor… Está prácticamente todo ahí”, apunta. Como se suele decir, la información es poder.  

“Aprender a hacer una lista de la compra o aprender a leer los etiquetados nos permite ganar consciencia” 

Eso sí, esto no implica que no haya que adoptar una actitud activa frente a la alimentación y saber qué nos ofrecen los productos que nos rodean. “Aprender a hacer una lista de la compra, aprender a leer los etiquetados, a interpretar la información nutricional… pueden ser conocimientos que nos permitan ganar consciencia cuando elijo una fruta producida en España en vez de en Costa Rica; cuando decido llevarme a casa un pan integral en vez de uno blanco; o cuando soy consciente de la fechas de caducidad y la duración real de los productos para evitar el desperdicio alimentario”, evidencia Sandrine da Cunha. Y un recordatorio al respecto: “Si ha pasado una semana desde la fecha de consumo preferente de un yogur está en perfecta condiciones para ser consumido”. 

La consciencia no es una actitud que se trabaje únicamente de puertas para dentro: también cuando salimos de casa conviene tenerla presente. Ir a un restaurante y pedir llevarnos lo que ha sobrado a casa es un hábito que cada vez se extiende más. Todo paso, por pequeño que sea, contribuye a frenar una situación que deja escalofriantes cifras tras de sí. En España, se desechan 7,7 millones de toneladas de comida al año (21.000 toneladas diarias). La ONU también alerta sobre ello: cerca del 17% de los alimentos disponibles (unas 931 millones de toneladas) se desperdician. Por todo ello, ahora más que nunca es momento de actuar.

parte 3 alimentacion consciente

Productos de temporada y recetas de aprovechamiento 

Habitualmente, se asocia a los alimentos de mayor calidad con un precio más elevado. Desde Cruz Roja, sin embargo, alegan que no tiene por qué ser así. De hecho, una vez más la cuestión se centra en la toma de decisiones. “Cuando elijo comprar productos de temporada principalmente, las frutas y verduras son más económicas y también tienen mayor calidad nutricional. Pasa lo mismo cuando escojo comprar en los mercados municipales, donde suele haber más variedad y también precios más económicos”, incide Sandrine da Cunha, técnica de Cruz Roja.  

También la elección se extiende al menú que queramos seguir, puesto que “cuando elijo consumir más proteínas vegetales, como las legumbres, estas también resultan más económicas y tienen un valor nutricional importantísimo”. Son consejos, además, que pueden llevar a cabo toda la población por igual; también los colectivos más vulnerables, a los que se dirige especialmente la Organización.  

Las recetas de aprovechamiento son una solución para evitar desperdiciar alimentos 

La cantidad, a la hora de adquirir alimentos, también es un elemento a tener en cuenta. Hay que comprar solo lo que necesitemos, para lo que debemos repasar previamente qué tenemos en la despensa y qué nos puede hacer falta para elaborar las comidas que queremos hacer. La lista de la compra, recuerda da Cunha, se puede hacer en cualquier sitio (“en el metro, en la parada de autobús”), por lo que no hay excusa posible al respecto. 

¿Qué pasa con los alimentos que, pasados unos días, nos encontramos perdidos en la nevera? A todo el mundo le puede suceder y, para remediarlo, existen las recetas de aprovechamiento, que siempre se pueden aderezar con un buen puñado de imaginación. “Cuando nos damos cuenta de que tenemos un tomate y media berenjena por ahí, podemos utilizarlo. Hacemos un rehogado con cebolla, ajo, tomate y berenjena y escalfamos un huevo y listo. Una deliciosa y saludable comida de aprovechamiento”, corrobora la técnica de Cruz Roja.  

Las verdaderas expertas en esta materia siempre han sido las matriarcas: “Nuestras abuelas tienen muchas recetas de aprovechamiento”. Y un consejo al respecto: “Deberíamos aprovechar para conocerlas”. 

parte 4 alimentacion consciente

Comercio local y de proximidad 

La innovación va de la mano de un consumo más consciente. También en el sector de la alimentación. Aplicaciones como Too Good To Go lo demuestran. Esta app permite conocer qué excedentes de comida se han producido en los establecimientos más próximos a tu ubicación. El menú que se ofrece es sorpresa (es decir, no se puede elegir). Pese a ello, bien vale la pena tener esta opción en mente, puesto que los precios son muy competitivos y, mediante un sencillo click, también evitaremos que muchos alimentos se vayan a la basura. 

Y, si hay algo que se está demostrando especialmente en los últimos años, es el valor de lo cercano. No hace falta recorrer grandes distancias para encontrar productos valiosos para nuestro organismo que, al mismo tiempo, sean sostenibles, ya sea de forma ambiental, económica o social.  

“Cuando decido comprar naranjas de Valencia, estoy contribuyendo a la sostenibilidad ambiental porque compro un producto que tiene que recorrer una distancia más pequeña que las naranjas sudafricanas, por ejemplo. Además, cuando compro al productor local evito intermediarios y contribuyo a la sostenibilidad de ese mismo agricultor”, explica Sandrine da Cunha, técnica del área de Conocimiento de la Salud de Cruz Roja.  

Los “superalimentos” es, por otro lado, un término que se ha puesto muy de moda; una suerte de etiqueta que se desprende de algunas frutas, verduras, algas, cereales o bebidas que se consideran extraordinarios por los beneficios que aportan. Para hallar alimentos que se encajen bajo este paraguas no hay que mirar demasiado hacia el horizonte, sino, más bien, hacia nuestra propia tierra. Sandrine da Cunha evidencia el por qué: “Alimentos como la chía, la quinoa o las bayas de goji son ya parte de nuestro vocabulario. Y no hay ningún problema en conocer otros alimentos y utilizarlos; lo que no puede pasar es que dejemos que esos alimentos sean considerados más ‘superalimentos’ que los nuestros locales. El sésamo, las lentejas o los arándanos también son ‘superalimentos’, son nuestros y no debemos olvidar eso”. 

Una alimentación más consciente implica un mayor compromiso con uno mismo o una misma y con el medio ambiente. Una decisión individual que, qué duda cabe, afecta a lo colectivo, lo cercano: lo importante. Cultivemos, pues, la consciencia.  

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