Unos minutos con: Sheila Blanco - Cruz Roja
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Unos minutos con...
Sheila Blanco
SUBTÍTULO - Sheila Blanco
“Cualquier persona que cante o escuche y conecte con la música sentirá su poder balsámico, relajante, emocionante y curativo”
Sheila Blanco
CWB - INTRO MINUTOS CON SHEILA BLANCO
Sheila Blanco (Salamanca, 1982) estudió piano clásico, bel canto y Comunicación Audiovisual en la capital charra.
Se define como cantante, compositora y comunicadora y, durante varios años, compagina su vocación musical con el trabajo en distintos medios de comunicación. Hasta que en 2009 opta ya definitivamente por el pentagrama.
Su trayectoria musical va mucho más allá del canto en sí. O de la mano. A través de diversas iniciativas, la salmantina pone la música al servicio de las personas que más lo necesitan, ya sea en centros hospitalarios, residencias, oficinas de empleo o, digitalmente, para todos y todas, como en los tiempos de pandemia.
Porque la música, según apunta, es alma. Más abrazos musicales.
CWB - ENTREVISTA MINUTOS CON SHEILA BLANCO
Seguro que, de pequeña, no parabas de cantar en casa…
Recuerdo a mi madre encendiendo la luz de mi habitación y diciéndome que parara de cantar porque yo seguía y seguía con mis melodías ya metida en la cama, hasta quedarme dormida. Mi memoria está formada tanto de imágenes como de canciones. Me sé multitud de temas desde mi más tierna infancia: canciones de series de dibujos animados, canciones de la publicidad en la TV, canciones religiosas que aprendí en el colegio de monjas, sí, ahí están almacenadas en el disco duro, canciones que me cantaba mi madre, que cantaba mi abuela, canciones de películas, villancicos, hits de la época, clásicos que se escuchaban en mi casa… y yo siempre cantándolas.
Además de tu formación musical, has estudiado Comunicación Audiovisual en Salamanca y, de hecho, has trabajado en distintos medios. ¿Te sientes cantante o periodista?
Es raro eso de sentirse cantante o periodista. No lo veo como un “sentirse” sino como una actividad a la que le dedicas más o menos tiempo. Ahora mismo paso más tiempo entregada la música que al periodismo, pero me gusta mucho el camino que he encontrado en el que puedo satisfacer ambas pasiones simultáneamente, con proyectos de divulgación musical que me permiten leer, investigar, escribir, componer y cantar. Todo a la vez o más bien todo dentro de un mismo proceso.
Sheila, ¿la música puede curar? ¿Puede cambiar la realidad diaria de personas que lo están pasando mal?
Sin ninguna duda y más allá de las evidencias científicas que tiene la musicoterapia, cualquier persona que cante o escuche y conecte con la música sentirá su poder balsámico, relajante, emocionante y curativo.
¿Qué experiencias tienes en este sentido?
Muchas por suerte, tanto en hospitales como en teatros, salas de estar, reuniones familiares o en la ducha de mi casa. Por un lado yo canto casi cada día para mí, es un ejercicio de disfrute y de autocuidado que me sale solo y por otro, he recibido hermosos feedbacks de personas que se me han acercado para agradecerme mi música y para decirme que los ayudé a ellos o a familiares muy cercanos a través de mis canciones o de mis videos musicales en momentos difíciles. La pandemia fue un momento culmen. Me pone muy contenta pensar en la coincidencia de la publicación de los Bioclassics con esa época en la que todos pasamos mucho más tiempo en las redes sociales.
¿Algún momento muy especial en este compromiso solidario a través de la música?
Recuerdo con mucho cariño cantar en una oficina del paro de Madrid junto al equipo del programa Carne Cruda en vísperas de la Navidad de 2012, cuando la crisis seguía azotando con fuerza los números de personas desempleadas; intentamos “llevar el sol”, allí y regalar un rayo de esperanza a través de esa canción maravillosa que es Here comes the sun de George Harrison. También me ha hecho sentir útil y agradecida cantarle a personas en situaciones vulnerables, sobre todo a personas enfermas y mujeres maltratadas. Es muy fuerte pensar que con algo que llevas dentro y que lleva contigo desde siempre como es la voz propia, la voz cantada, puedes ayudar por un instante a esas personas, alivianar momentáneamente su pena, su situación o incluso mejorarla.
Además de estas experiencias, das tu sangre por los demás. ¿Por qué? ¿Desde cuándo?
Empecé a donar sangre en 2009, después de toparme con un autobús de Cruz Roja en pleno paseo de Recoletos. Fue un impulso. Yo estaba pletórica porque acababa de salir de mi primera clase con mi maestro Arnold Taraborrelli, aquellas clases que duraron 6 años más hasta que Arnold cerró su estudio fueron una de las mejores cosas que me ha pasado en la vida, y sentí que quería compartir mi alegría de aquel instante haciendo algo altruista y a la vez beneficioso, así que me metí en ese bus y desde entonces llevo mi carnet de Cruz Roja de donante de sangre grupo A+ conmigo y dono sangre siempre que puedo.