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VIH: el lazo rojo que se colgó a la esperanza
Actualidad
Multicanal VIH
dic
05
2022
05 diciembre VIH: el lazo rojo que se colgó a la esperanza

Era el 2 de junio de 1991, el Minskoff Theatre de Nueva York estaba repleto de gente que asistía a la 45ª entrega de premios Tony, considerados los más prestigiosos de Estados Unidos para el teatro, así como son los Oscar para el cine o los Grammy para la música.

Fue en ese lugar y en ese momento cuando el actor Jeremy Irons se puso el lazo rojo en la solapa de su americana, gesto que imitaron varias de las personas que estaban en la ceremonia. A partir de ese instante nació el símbolo universal de las acciones frente al VIH.

Esta cinta, que había que enrollársela en el dedo y sujetarla con un pequeño alfiler para prenderla en la ropa, había sido creada por el pintor FranK Moore perteneciente al colectivo artístico conocido como Visual Aids, que buscaba generar un gran impacto en la sociedad y crear conciencia sobre todo lo que rodeaba al sida.

Se había inspirado en las cintas amarillas que las familias norteamericanas colgaban en las puertas de sus casas o alrededor de los árboles con la esperanza de que volvieran sanos y salvos los soldados que estaban en la guerra del Golfo.

La muerte en 1985 de Rock Hudson, uno de los iconos de Hollywood, como consecuencia de un cáncer hepático (enfermedad oportunista del sida), se convirtió en el primer caso que conmocionó a la opinión pública.

En la tarde del 24 de noviembre de 1991, con 45 años, el cantante Freddy Mercury fallecía a causa de una neumonía, otra de las enfermedades definitorias de sida.

Y la lista de personalidades famosas de distintas profesiones y ámbitos siguió aumentando. En 1993 nos dejó el genial bailarín ruso Rudolf Nureyev. Ese mismo año moría el tenista Arthur Ashe, infectado por el virus al recibir una transfusión de sangre por una operación al corazón. Había sido el primer afroamericano en ganar el torneo de Wimbledon.

La muerte de todas estas personas famosas retrató a millones de otras que morían en el anonimato por la misma causa y posibilitó que se destinaran más recursos a la investigación para tratar de terminar con un virus sobre el cual lo único que se conocía con certeza era su letalidad.

Cuando el 21 de abril de 2002 Moore falleció de una enfermedad relacionada con el sida, su lazo rojo estaba pinchado en todas las solapas del mundo, para visibilizar a quienes convivían con el virus y lograr los avances médicos necesarios para evitar una muerte segura, algo que se consiguió a partir de 1995 con la aparición del Tratamiento Antirretroviral de Gran Alcance.

Descubierto en la década de 1980 el VIH se quedó con la vida de muchas personas en todo el planeta y sembró la discriminación y el estigma a quienes lo padecían.

Por suerte, los avances médicos se sucedieron con bastante rapidez y en la actualidad, con un tratamiento antirretroviral adecuado, el virus ya no es mortal. La ciencia sigue buscando una vacuna y una terapia que lo curen definitivamente y deje de ser una infección crónica.

Cada 1 de diciembre debe ser una oportunidad para estar más cerca de quienes padecen esta infección y erradicar el estigma y la discriminación.

El lazo rojo significa solidaridad, aceptación, compromiso, conocimiento, acción y apoyo.

Tal vez, Frank Moore, cuando lo creó no imaginaba que se convertiría en el símbolo de la esperanza para quienes conviven con el virus y como un testimonio de todas las acciones para eliminarlo.

Fuentes

El origen y significado del lazo rojo, el símbolo de la lucha contra el sida (nationalgeographic.com.es)

ITS-VIH/sida – ¿Por qué llevamos un lazo rojo? (sld.cu)

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