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La tuberculosis es una enfermedad social
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mar
22
2024
22 marzo La tuberculosis es una enfermedad social

La tuberculosis, ¿quién no conoce la tuberculosis? ¿quién no sabe algo sobre tuberculosis? Todo el mundo tiene la sensación de conocerla. En torno a esta enfermedad surgen a veces ideas que nos pueden generar una impresión errónea. No es, ni mucho menos, una enfermedad erradicada, ni del pasado, y los datos que publica periódicamente la Organización Mundial de la Salud, demuestran que en el mundo es una enfermedad muy presente, y que genera muchísima mortalidad. O que es una enfermedad hereditaria. No es cierto, lo que es más probable que sea hereditaria es la pobreza, y esa pobreza es la que puede determinar un mayor riesgo de contraer tuberculosis en el seno de una familia. Se podrían incluir otros muchos bulos (solamente afecta a los pulmones, su tratamiento es muy caro, o solamente enferman los pobres…) y podríamos dedicar mucho espacio a explicar que la tuberculosis puede afectar a órganos tan diferentes como el intestino, el cerebro, los riñones y los huesos; que el tratamiento es extraordinariamente barato, o que aunque, como hemos comentado, la pobreza es un factor determinante en muchas ocasiones, pero nadie está libre de contraer la enfermedad.

Quizá cuesta asumir el título de este texto. Una enfermedad tan conocida como la Tuberculosis, que obviamente a todo el mundo le suena a enfermedad infecciosa, que la produce un bacilo, el de Koch…no pega mucho con esa idea de que es una enfermedad social. Por supuesto que es una enfermedad transmisible, pero tiene un componente social muy importante. Los determinantes sociales de la salud (alimentación, vivienda, pobreza energética, trabajo, economía, hacinamiento) influyen en la curación mucho más que la propia medicación, que por supuesto también es imprescindible. Y no olvidemos que, aunque la intervención médica y farmacológica es fundamental, para conseguir controlar la enfermedad, evitar resistencias a los tratamientos y superar la infección, necesitamos intervenir sobre esos Determinantes Sociales de la Salud que tanto impactan en una enfermedad como esta. Necesitamos mejorar las condiciones de la vivienda, evitar el hacinamiento, conseguir una buena alimentación, un trabajo y sueldo digno con unas condiciones de trabajo adecuadas. Sirva como dato que la tuberculosis empezó a controlarse en los países más ricos a finales del siglo XVII, sin ninguna medida específica, y casi un siglo antes de que se descubriese el bacilo causante. De hecho, en el siglo siguiente la mejora de las condiciones socioeconómicas ya había comenzado a controlar la enfermedad. Incluso se decía que la solución a esta enfermedad se iba a encontrar antes en las facultades de economía que en las de medicina.

La tuberculosis no está de moda, pero sigue afectando a una gran parte de la población mundial, y a muchas personas en nuestro país. La celebración del Día Mundial intenta poner el foco en ella, para que no la olvidemos. Y para que entendamos que podemos decir, sin temor a equivocarnos, que la tuberculosis es una enfermedad social, una epidemia de injusticia, y que como sociedad tenemos la obligación de favorecer su control y curación.

 

Juan Jesús Hernández
Médico del Área de Conocimiento de Salud
Cruz Roja Española

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