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Cinco graves crisis humanitarias que seguirán presentes en 2023

REPORTAJES

CINCO GRAVES CRISIS HUMANITARIAS QUE SEGUIRÁN PRESENTES EN 2023

Cinco graves crisis humanitarias que seguirán presentes en 2023
Muchas de las crisis humanitarias en las que Cruz Roja Española centra sus esfuerzos se mantienen invisibles para el mundo, pese a afectar a decenas de millones de personas. Este es el caso de lo que sucede en países como Líbano o Haití, las emergencias migratorias y alimentarias del continente africano o la que se vive en la región panameña del Darién.

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parte 1 crisis humanitarias 2023

La máxima de que aquello de lo que no se habla parece que no existe cobra una nueva y preocupante dimensión cuando lo que queda fuera del foco mediático son crisis humanitarias que mantienen a millones de personas en una grave situación de vulnerabilidad en diferentes partes del mundo. Principalmente porque su desarrollo y evolución depende, en gran medida, del apoyo que reciben desde occidente entidades que trabajan directamente en el terreno, como Cruz Roja. La invisibilización, a ojos de la sociedad, de algunas de las emergencias humanitarias más agudas de la actualidad puede tener graves consecuencias, por lo que es vital llamar la atención sobre ellas. 

parte 2 crisis humanitarias 2023

Líbano: una crisis económica, médica y migratoria sin precedentes 

Un claro ejemplo de emergencia olvidada es en la que se encuentra sumida Líbano desde hace años. Para entender la situación hay que remontarse a la crisis siria que comenzó en 2011 y que lo ha convertido en el país con mayor número de refugiados per cápita del mundo —el 25,53 por ciento de su población, de poco más 6,7 millones de habitantes, posee este estatus; en su mayoría procedentes de Siria (1,5 millones) y Palestina (210.000)—. Una realidad que, combinada con las tensiones políticas y la peor crisis económica del país en décadas, y agravada por circunstancias como la pandemia de Covid-19 y la explosión del puerto de Beirut, sucedida el mismo año 2020, ha dado lugar a una crisis humanitaria que, como explica Concepción Villanueva, técnica de Cooperación Internacional de Cruz Roja Española en la región, “empeora casi de semana en semana”. 

“La población se enfrenta a cortes de electricidad de 22 horas al día. Muchas zonas del país sufren desabastecimiento de agua potable. Los precios de los bienes de primera necesidad continúan al alza. Productos como la carne o la leche han repuntado sus precios y muchas familias han comenzado a reducir el número de comidas diarias”, destaca Fernando Mazarro, delegado de Cruz Roja Española en Líbano. Como consecuencia, un 80 por ciento de la población libanesa vive por debajo del umbral nacional de la pobreza; cifra que asciende hasta el 89 por ciento, en el caso de las personas de nacionalidad siria, y al 93 por ciento de los palestinos y palestinas que residen en Líbano. 

 

Precisamente uno de los aspectos en los que Cruz Roja Española y la Cruz Roja Libanesa centran sus esfuerzos es en mejorar la empleabilidad de jóvenes —entre los que el desempleo roza el 60 por ciento— y mujeres (de todas las edades) vulnerables desde el punto de vista socioeconómico en zonas urbanas. Porque esa pérdida de poder adquisitivo impacta directamente en otra de las principales problemáticas que padece su población, la imposibilidad de costearse una atención médica que no es gratuita. 

"La población de Líbano se enfrenta a cortes de electricidad de 22 horas al día"

“Más de la mitad de sus habitantes no tiene seguro médico y el frágil sistema de salud pública, que ya enfrentaba una escasez regular de medicamentos y otros suministros médicos y de combustible, ha llegado a situaciones de colapso”, señala Villanueva. Además, “la crisis energética afecta al funcionamiento de servicios médicos esenciales (UCIs, incubadoras, quirófanos, administración de tratamientos oncológicos y centros de transfusión)”. Las reservas de sangre también se han visto comprometidas, con el gran impacto que ello supone para la salud de la población local, lo que ha llevado a Cruz Roja a colaborar en la cobertura hematológica de 19 hospitales desde los 13 bancos de sangre con los que cuenta en el país.  

“Cada vez son más las personas que acuden a las consultas médicas de los centros de atención primaria y hospitales de organizaciones humanitarias como la Cruz Roja Libanesa y la Media Luna Roja Palestina”, asegura Villanueva. Una de ellas es Fatima El Rahi, quien resume a la perfección la crítica situación que atraviesa la población de Líbano. “Debido a los altos costes de los cuidados prenatales han aumentado los abandonos de bebés en los hospitales, porque los padres no tienen suficiente dinero para pagar sus cuidados. Mi vecino Mohammad, de 65 años, tiene cáncer y no puede cubrir los costos de su tratamiento. La carencia de medicación está deteriorando su salud. Si esto continúa así, él y otros muchos terminarán muriendo. Nadie tiene dudas de que la crisis está costando vidas. Estaríamos condenados si no fuera por Cruz Roja”. 

parte 3 crisis humanitarias 2023

África Subsahariana: la batalla contra el hambre que no cesa 

Nada contextualiza la magnitud de la crisis alimentaria en la que lleva décadas sumida la región del África Subsahariana como el hecho de que alrededor de 146 millones de personas sufren inseguridad alimentaria aguda; entendida como la falta de “acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y preferencias a fin de llevar una vida activa y sana”, según recogió la Cumbre Mundial sobre Alimentación de 1996. Una carencia nutritiva que se traduce en problemas de desarrollo en la infancia, con secuelas que pueden  prolongarse hasta la vida adulta, pero que también hace que quien la sufre sea más vulnerable a enfermedades, facilitando su propagación, y, en última instancia, comprometiendo seriamente sus posibilidades de desarrollo a todos los niveles. 

En el caso de África Subsahariana son varios los factores que han colocado a decenas de millones de personas en semejante situación de vulnerabilidad. Desde la inseguridad o los conflictos armados hasta los movimientos forzosos de población, pasando por la eliminación de cosechas y ganados como consecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos derivados del cambio climático. Y, más recientemente, los efectos socioeconómicos de la pandemia o la escasez de grano y el incremento de los precios de los alimentos, los fertilizantes y la energía, por la guerra de Ucrania.  

Actualmente, Cruz Roja Española apoya proyectos de lucha contra el hambre en 6 países africanos (Mali, Níger, Burkina Faso, Gambia, República Democrática del Congo y Sudán), además de en los campamentos de refugiados y refugiadas saharauis, donde las líneas de acción se centran en tres pilares clave. “El primero de ellos es asegurar la entrega de bienes de primera necesidad y alimentos adaptados a niños y niñas, mujeres lactantes, personas mayores, con enfermedades previas o discapacidad”, explica Sara Hernández Roldán, responsable de Unidad para África de Cruz Roja Española.

"La triste realidad es que, si no se hace nada, es cuestión de tiempo que las cifras sigan empeorando"

Un marco de actuación que también abarca “el abastecimiento o rehabilitación de puntos de agua potable, la entrega de grano, fertilizantes y alimento para el ganado, pero también de ayudas en efectivo, así como apoyo a actividades de generación de ingresos que garanticen las posibilidades de suministro alimentario”. Otro de ellos es la atención nutricional y sanitaria, que incluye desde la identificación y derivación de casos de desnutrición hasta el refuerzo, apoyo y formación de los servicios sanitarios locales. Por último, aunque en el mismo nivel de importancia, trabajan para garantizar el acceso a agua potable y un saneamiento saludable, el cual incluye la difusión de prácticas higiénicas y de salud pública.  

¿Cómo es entonces posible que una crisis tan aguda y dilatada en el tiempo se haya instalado en el olvido? Para Hernández Roldán, esto se explica en parte porque “las prioridades de los países más favorecidos están muy centradas en sí mismos y sus situaciones internas particulares”, pese a vivir en un mundo globalizado y estrechamente conectado. “La triste realidad es que, si no se hace nada, es cuestión de tiempo que las cifras sigan empeorando porque, con el simple paso del tiempo, sin medidas concretas para evitarlo, el hambre solo puede empeorar. La falta de nutrientes y de alimentos adecuados a las necesidades físicas de las personas es una de las causas de enfermedad y mortalidad más crueles e indignas que pueden existir, dado el desperdicio alimentario que se produce en muchos lugares del planeta”. 

parte 4 crisis humanitarias 2023

África occidental y central: migrantes en búsqueda de un futuro de oportunidades 

La batalla contra el hambre no es la única crisis olvidada dentro de un continente tan inmenso como es el africano. El gran volumen de migraciones motivadas por un deseo de encontrar trabajo y mejorar su situación, pero también forzadas por la violencia —especialmente en el triángulo Mali-Níger-Burkina Faso, donde solo en el 2020 se registraron 2 millones de desplazados— y el incremento del hambre y la pobreza derivada de los devastadores efectos del cambio climático ha sumido a la zona occidental y central de África en una grave crisis migratoria.  

Es precisamente en este área donde Cruz Roja Española concentra sus esfuerzos en materia de asistencia a migrantes en el continente. “Desde 2018 Cruz Roja Española apoya en la prestación de servicios de primera necesidad, como distribución de alimentos, ropa, agua potable e insumos de higiene”, explica Hernández Roldán. “Además, se asegura la adecuada atención sanitaria de las personas con problemas de salud, tanto física como psicológica, y se aporta información sobre servicios seguros basados en los derechos de las personas migrantes, para tratar de prevenir situaciones de abuso y explotación, permitiendo que tengan toda la información que puedan necesitar para tomar sus decisiones de manera libre e informada”. 

Solo en el 2020 se registraron 2 millones de desplazados en el triángulo Mali-Níger-Burkina Faso

Las condiciones de seguridad son uno de los principales desafíos que enfrentan en el terreno, junto con la protección y prevención de situaciones de explotación y abuso. “El margen de las acciones generadoras de ingresos por parte de las propias personas migrantes es muy limitado en muchas ocasiones y pueden suponer un enorme riesgo para su propia integridad; pensemos, por ejemplo, en mujeres y niñas víctimas de redes de trata, de explotación laboral y sexual”, señala Hernández Roldán. 

Porque la realidad es que mucho se habla de la llegada de personas migrantes pero muy poco del largo viaje, cargado de incertidumbre y, generalmente con recursos muy limitados. “Durante todo este tiempo se tienen que enfrentar a problemas de salud, falta de comunicación con sus seres queridos y de información segura y fiable sobre sus derechos y sus opciones de continuidad de sus proyectos migratorios”, explica la responsable de Unidad para África de Cruz Roja Española, quien asegura que, pese a que las rutas, los puntos de orígenes y los retos difieran de los de hace décadas, “las necesidades y el deseo de las personas de mejorar sus condiciones de vida y de tener oportunidades de desarrollo y de futuro para sí y sus familias no ha variado”.

parte 5 crisis humanitarias 2023

Panamá-Darién: la crisis migratoria más desconocida 

Ese anhelo de una vida mejor es también el punto de partida de otra de las grandes crisis olvidadas. En la frontera entre Colombia y Panamá se encuentra el Tapón del Darién, una zona selvática de difícil acceso convertida en una peligrosa ruta migratoria por la que transitan a diario cientos de personas en su camino hacia países de América del Norte. Con la complicación añadida de que, pese a que el perfil mayoritario son hombres jóvenes que viajan solos, cada vez más lo hacen en compañía de menores y otros familiares.  

Según datos oficiales del Servicio Panameño de Migración, hasta noviembre del 2022 se registró el ingreso de 227.987 personas, un 16 por ciento eran niños, niñas y adolescentes. Haití y Venezuela son, con mucha diferencia, los dos países de origen de la gran mayoría de personas migrantes que atraviesan el Darién; el número de nacionales de este último aumentó drásticamente en marzo del 2022 para convertirse en tan solo unos meses en mayoritario.  

 

 

"Existe una falta de acceso a servicios básicos para las mujeres, hombres, niños y niñas"

Tal y como explica Isabel Sidro, responsable de Unidad de América de Cruz Roja Española, la violencia —sexual y de género— y la pérdida o separación de familiares son dos de los principales riesgos a los que se exponen las personas migrantes durante su viaje por el Darién. “Existe una falta de acceso a servicios básicos para estas mujeres, hombres, niños y niñas que se encuentran allí en unas condiciones muy precarias de vida y de habitabilidad, con problemas de salud física y mental, que exacerban su situación de vulnerabilidad”. Sidro también apunta al factor meteorológico: “además del esfuerzo físico y el desgaste emocional, las personas migrantes también enfrentan los impactos del calor y la humedad”. 

Cruz Roja Española lleva más de 40 años colaborando de forma puntual con la Cruz Roja Panameña; recientemente, por ejemplo, con un proyecto de éxito escolar enfocado a mejorar el rendimiento académico de niñas y niños en riesgo de exclusión social y apoyo económico. Precisamente el principal reto que enfrenta Cruz Roja Española es el de continuar fortaleciendo su apoyo a la Cruz Roja Panameña en sus esfuerzos por brindar atención humanitaria a las personas migrantes del Tapón del Darién. Su trabajo en el terreno es clave para todos ellos y abarca servicios de agua, saneamiento e higiene (desde la limpieza y acondicionamiento de espacios comunes hasta la producción de agua segura o la distribución de kits de higiene personal y menstrual); pero también de protección, género e inclusión (incluida ayuda psicológica); de restablecimiento del contacto con familiares y asistencia en su búsqueda; y sanitarios (primeros auxilios y atención primaria, salud materno-infantil…).  

 

parte 6 crisis humanitarias 2023

Haití: gran inestabilidad a todos los niveles  

Aunque el gran terremoto que sufrió Haití en el año 2010 y el magnicidio de julio del 2020 propiciaron que el mundo mirase con atención a esta nación caribeña, la gran crisis en la que se encuentra sumido el país —el más pobre del continente americano y uno de los 10 con menor índice de desarrollo humano, según un reciente informe de Naciones Unidas — es una de las más olvidadas para occidente ahora mismo. En palabras de Hasina Ahmed, responsable de la delegación de Cruz Roja Española en Haití, “la situación actual es de gran inestabilidad a todos los niveles, lo que se traduce en un día a día complejo, puesto que el escenario es muy volátil y puede cambiar en cuestión de minutos”.   

A la crisis política abierta que atraviesa Haití tras más de dos años sin celebrar elecciones a causa de la gran inseguridad, que aumenta y se extiende por todo el país, se han sumado otras crisis, como la de combustible, que produjo movilizaciones y bloqueó el país durante dos meses, (agosto y septiembre del 2022) afectando a su funcionamiento hasta el punto de que la Dirección Nacional de Agua Potable y Saneamiento perdió su capacidad de potabilizar el agua a nivel nacional. Y como consecuencia, se ha decretado un brote de cólera, una enfermedad erradicada desde 2018. Si a todo lo anterior se suman los desplazamientos de personas por el empeoramiento de la seguridad en la capital, un aumento anual de la inflación del 48 por ciento en el 2022 y el riesgo constante de amenazas naturales, el resultado es “una situación humanitaria en la que persisten la inseguridad alimentaria, la malnutrición y la enorme dificultad por acceder a los servicios básicos”, explica Ahmed.  

Haití es el país más pobre del continente americano

Así lo confirman los últimos datos de IPC Global Platform, que sitúan a un 47,6 por ciento de sus habitantes (unos 4,7 millones de personas) en altos niveles de inseguridad alimentaria aguda, unas 19.000 de las cuales sufren además una forma extrema de inseguridad alimentaria. Un escenario crítico en el que la experiencia de Cruz Roja Española en Haití, con una delegación permanente desde el 2004, es clave. La lista de acciones llevadas a cabo por la entidad en las últimas dos décadas incluye desde proyectos de Agua, Saneamiento e Higiene hasta la preparación y respuesta ante emergencias, como el ya mencionado terremoto del 2010, el de agosto del 2021 o el huracán Matthew, en octubre de 2016.  

 

“Durante los últimos años el trabajo se ha centrado en acciones de abastecimiento de agua, y, en el 2022, la delegación de Cruz Roja Española en Haití ha implementado acciones para contribuir a reducir la pobreza a través del apoyo a los medios de vida en el sudeste”, detalla Ahmed. “También se ha prestado ayuda humanitaria a los desplazados en Puerto Príncipe, se ha implementado un proyecto para incrementar la resiliencia de distintas comunidades en la capital frente a desastres naturales y se ha iniciado uno que busca conseguir la autonomía de los equipos de respuesta urgente en agua ante catástrofes, así como la formación de las comunidades para potabilizar agua de manera domiciliaria”. 

Pequeños grandes avances que hacen que Ahmed y su equipo no pierdan la esperanza de un futuro mejor en Haití, aunque advierte: “Es necesario seguir contando con financiación que permita apoyar al pueblo y las instituciones haitianas para mejorar su situación. En estos momentos, Haití requiere una enorme intervención en materia de ayuda humanitaria, puesto que nos encontramos ante una crisis humanitaria sin precedentes y es necesario revertir o, al menos, modificar esta tendencia” 

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