El cuidado de la salud mental, una asignatura pendiente

Para muchas personas la salud mental sigue siendo un asunto secundario. A pesar del colapso que ha sufrido la sanidad española en los últimos meses, hoy todavía es relativamente sencillo recibir un diagnóstico sobre cualquier enfermedad asociada al cuerpo. El problema llega cuando el malestar tiene que ver con la mente. No es algo que se pueda achacar solo a la aparición de la COVID-19. Antes de la ‎pandemia, los países destinaban menos del 2% de sus presupuestos nacionales de salud a la salud mental y ‎ya entonces tenían dificultades para responder a las necesidades de sus poblaciones.‎ Con la llegada del coronavirus, se han visto afectados los servicios de salud mental esenciales del 93% de los ‎países del mundo, según señala un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) presentado el pasado octubre. 

La pandemia está provocando un incremento de la demanda de servicios de salud mental. El duelo, el ‎aislamiento, la pérdida de empleo y el miedo están generando o agravando trastornos relacionados con nuestro bienestar emocional, psicológico y social. Un estudio de la Universitat Oberta de Catalunya revelaba que la salud mental de un 46 % de los españoles estaba en riesgo por la crisis del coronavirus. El estudio se realizó en pleno confinamiento cuando muchas personas se vieron privadas de cualquier tipo de contacto, físico o social.  Esa falta de contacto podría tener efectos negativos para nuestra salud emocional, generando estrés, ansiedad o miedo, situaciones que provocan un aumento de cortisol, una hormona que debilita nuestro sistema inmune. Por eso, son muchas las investigaciones que apuntan a que un aislamiento prolongado puede acabar repercutiendo negativamente sobre nuestra salud física. 
 

Escuchar a las personas más vulnerables

Los efectos derivados de las medidas puestas en marcha para evitar la propagación del virus afectan a toda la población, pero tienen una especial incidencia sobre las personas más vulnerables,  las personas enfermas y sus familias. “Aunque los trastornos psicológicos son comunes a toda la sociedad, afectan mucho más cuando las personas ya parten de una situación de vulnerabilidad previa, como puede ser la soledad, la falta de recursos, el aislamiento, la discriminación…”  explica Mar Echenique,  psicóloga del departamento de Salud de Cruz Roja Española y responsable de Cruz Roja Te escucha. Una vez se decretó el estado de alarma, desde el área de Salud de la Organización fueron conscientes del enorme sufrimiento emocional al que se iba a enfrentar la población, “a partir de ese momento empezamos a pensar qué situaciones iban a ser más complicadas, especialmente para las personas que iban a perder a seres queridos en unos momentos muy duros, sin poder despedirse; también para aquellas personas que por sus condiciones iban a vivir una situación de soledad muy agudizada y otros colectivos vulnerables a los que Cruz Roja atiende”, añade Echenique.  Así nació Cruz Roja Te escucha, un servicio de asistencia y acompañamiento psicosocial telefónico atendido por personas trabajadoras y voluntarias de Cruz Roja, además de especialistas en apoyo y acompañamiento psicosocial que lleva en funcionamiento desde el mes de abril del pasado año.

“Falleció mi padre, estaba muy limitado a nivel psicológico y he sentido que me escuchaba gente formada, con mucha generosidad y mucha paciencia, a pesar de que nosotros, a veces, perdamos los nervios por nuestro grado de nerviosismo o incertidumbre”. Es el testimonio de una de las personas que recurrió a este servicio. Una de las 5.323 llamadas que Cruz Roja Te escucha ha atendido desde abril hasta noviembre del pasado año.  Son más de cinco mil gritos de auxilio en solo ocho meses. Cinco mil historias de dolor, soledad, pérdida o angustia que han llegado hasta los oídos de las personas voluntarias y personal laboral de Cruz Roja que han tratado de aliviar. “Que alguien te acompañe en estos momentos difíciles y te ayude a ver las cosas de otra manera y a entender cómo funcionan las cosas, a transmitirte optimismo y darte herramientas es algo muy valioso, sobre todo por teléfono, ya que ahora mismo la movilidad y la visita al médico se está haciendo cada vez más complicada” relata la misma persona que llamó al fallecer su padre. “¿Cómo me sentí después de colgar? Me sentí aliviada. Al menos, sentí que me escucharon”, añade otra de las usuarias de Cruz Roja Te escucha.

Desde el área responsable de este servicio elaboraron, además de una guía de atención psicosocial genérica para todo el equipo de Cruz Roja Te escucha, 13 documentos que les ayudan a saber cómo actuar ante las diferentes situaciones que se les pueden presentar.

1. Personas enfermas por la COVID-19
2. Familiares de esos enfermos
3. Familiares de personas que han fallecido
4. Personas enfermas o con discapacidad en situación de aislamiento y soledad
5. Personas mayores en situación de aislamiento y soledad
6. Mujeres víctimas de violencia de género que están conviviendo en situación de confinamiento son su agresor
7. Personas adultas con infancia y adolescencia confinada
8. Los propios niños y niñas o adolescentes;
9. Personas migrantes
10. Ciudadanos que acaban de perder su empleo
11. Personas sin hogar
12. Cuidadores/as de personas mayores, enfermas o con discapacidad
13. Personas voluntarias

Son 13 perfiles que requieren una respuesta y una manera diferente de afrontar la llamada según el caso. Una nieta que no sabía nada de su abuela que estaba en una residencia; una mujer a la que echaron de su casa sus compañeros de piso en pleno confinamiento, trabajadores de supermercados que al inicio del estado de alarma estaban atemorizados ante el riesgo de ser contagiados mientras desempeñaban su trabajo. Son todo casos reales que decidieron marcar el 900 107 917 para pedir ayuda.

Esa ayuda puede llegar de dos niveles. El primer nivel está atendido por personas voluntarias y personal de Cruz Roja. En el caso que detecten que la persona que ha llamado necesita un trato más especializado, la llamada se deriva a psicólogos especialistas en diferentes ámbitos de la atención psicológica (duelo, crisis y emergencias, colectivos vulnerables, infancia y adolescencia, clínica…), para que reciban la  intervención adecuada. “Hacemos seguimiento a las personas beneficiarias. Si requieren de instrumentos que no pueden darles las personas voluntarias de Cruz Roja, sus llamadas son derivadas a un psicólogo que hace seguimiento el tiempo que sea necesario”, señala Mar Echenique. En total, son 50 personas las que forman el equipo que atiende las llamadas. Personas, que según Echenique, necesitan sobre todo ser empáticas. “Hay que abrir los oídos y ser empático con los demás.

“Muchas personas entran llorando y desesperadas y, al final de la llamada, cuelgan tranquilos, serenos, agradecidos… Yo me siento llena”.

Las personas que están al otro lado del teléfono tienen que tener mucha capacidad de escucha activa y tratar de que la otra persona pueda relajarse y hacer descarga emocional, también debe darse cuenta de cuando la persona necesita una ayuda más especializada”. Elisa es una de esas voluntarias. Una de esas personas que han decidido ayudar a los demás de forma desinteresada a través de Cruz Roja.  A pesar de la dureza de los relatos que escucha, reconoce la satisfacción que recibe al poder ayudar.

Cuidar la salud mental de las personas que cuidan

A pesar de ese regalo del que habla Elisa, muchos voluntarios y trabajadores de Cruz Roja también se han visto sobrepasados por la crisis sanitaria y han tenido que lidiar con el sufrimiento emocional. Para ellos también estaba disponible el servicio de apoyo psicosocial de Cruz Roja Te escucha. El desgaste psicológico de todas las personas que han estado en primera línea durante la pandemia es enorme. El estudio ‘Sanicovid-19: impacto emocional frente al trabajo por la pandemia del Covid-19- en personal sanitario’ llevado a cabo por la Universidad Complutense de Madrid durante los primeros meses del estado de alarma arroja que el 79,5 % de los sanitarios sufren ansiedad y el 40 % se siente emocionalmente agotado tras la primera oleada de atención hospitalaria por la COVID-19. Del total de personal sanitario encuestado, el 51,1% de los trabajadores mostró  síntomas de depresión. Según otro estudio del Colegio de Médicos de Barcelona, una cuarta parte de los facultativos que participaron en el mismo se han planteado dejar la profesión.
 

Las consecuencias psicológicas de la pandemia sobre la población
 

¿Cómo afectarán todos estos síntomas al bienestar emocional de la población a largo plazo? “Es difícil de predecir, pero puede tener consecuencias graves, no solo en la población general, sino también en los niños y niñas y adolescentes. También en las personas mayores que se han visto muy aisladas y con niveles de miedo muy elevados, ya que constituyen el principal grupo de riesgo de fallecimiento por la COVID-19”, advierte Mar Echenique. La ansiedad, la depresión y el estrés son las patologías más relacionadas con el impacto emocional del coronavirus, pero en un grado más extremo se encuentra el incremento de comportamientos perjudiciales como las autolesiones o el suicidio. “Es posible que de cara a 2021 se haya elevado el riesgo de suicidio, pero no tenemos todavía datos al respecto. En Cruz Roja Te escucha hemos recibido llamadas de personas que han manifestado su deseo inminente de acabar con su vida y hemos elaborado un protocolo para actuar en casos de conducta suicida. Ahora, estamos preparando un curso especializado sobre este tema para todos los voluntarios y voluntarias del servicio”, añade la psicóloga.