Salud mental y alimentación: dos factores, una misma ecuación - Ahora

• Incorporar hábitos saludables está cada vez más presente en la rutina de muchas personas. El 16 de octubre se celebra el Día Mundial de la Alimentación, un momento idóneo para visibilizar la relación que tiene la alimentación con la salud mental y viceversa porque, efectivamente, si me siento bien me alimento mejor y si me alimento mejor me siento bien. 

Científicamente se ha demostrado que seguir un estilo de vida saludable que combine buena alimentación, ejercicio y descanso puede prevenir enfermedades cardiovasculares, obesidad, diabetes, entre otras. Pero, además, cada vez hay más certeza de que estos hábitos saludables ayudan a sortear, en mayor o menor medida, la aparición de síntomas que desemboquen en trastornos mentales, no como solución preventiva, pero sí como fuente de protección. “Durante mucho tiempo hemos estado priorizando la alimentación saludable y muchas veces estaba en contra de nuestro estado emocional. Entonces, es muy importante que tanto nuestros nutrientes como nuestro estado emocional, vayan en sintonía e intenten estar equilibrados”, explica Andrea Barrios, psicóloga experta en trastornos de la conducta alimentaria (TCA). 

Cuando hablamos de alimentación es importante diferenciar entre hambre fisiológica y hambre emocional. El hambre fisiológica responde a la necesidad física de ingerir alimento para vivir. En cambio, el hambre emocional son las ganas de comer más allá de las necesidades de nuestro cuerpo, en respuesta a estados emocionales que no sabemos gestionar. “No es malo que recurramos de manera puntual a la alimentación como herramienta para gestionar nuestras emociones, pero cuando empezamos a asociar que es la única vía a la que acudir cuando no sabemos lidiar con algo, entonces deja de ser un hábito sano e impacta en nuestra salud”, apunta la psicóloga.

Con motivo de la efeméride y bajo el lema ‘Las emociones se sientan a la mesa’, Cruz Roja junto a la psicóloga Andrea Barrios, propone cinco consejos para llevar una vida saludable donde alimentación y emociones vayan de la mano:

• Lleva una alimentación consciente: No lleves una dieta que no estás dispuesto a cumplir el resto de tu vida.
• Incluye sin prohibiciones: No se trata de prohibir alimentos, sino de incluir.
• Disfruta con la actividad física: Empieza un deporte que te motive y te apetezca hacer. 
• Prioriza tu salud: Es importante dejar de ver nuestro cuerpo únicamente de manera estética, esto nos puede llevar a una guerra constante con nuestro bienestar que puede perjudicar nuestra salud. 
• Aprende a relajarte: Reduce la autoexigencia y permítete descansar. El sueño es esencial para seguir trabajando en la consolidación de la memoria, en el mantenimiento de nuestras células y de nuestro sistema nervioso central. 

Poner en consonancia nuestra alimentación y nuestra salud emocional no siempre es tarea fácil, por ello si sientes que tienes problemas para lidiar con ello no dudes en consultar a profesionales de la psicología y la nutrición que podrán aconsejarte y orientarte. Así que recuerda, si lo necesitas #CruzRojaTeEscucha (900 107 917).