Melanie: de no saber leer a amar la lectura - Ahora

• Melanie tiene 8 años y hasta el momento, por circunstancias de la vida, no había tenido la oportunidad de aprender a leer. Ahora, las cosas han cambiado y su amor por la lectura es una realidad.  

Ochos años han esperado Melanie y la lectura hasta encontrarse, pero, por suerte hace poco sus caminos se cruzaron y parece que no van a volver a separarse. “Llegamos a Cruz Roja por un familiar y allí empezó la aventura para nuestra hija”, apunta Sonia, madre de la niña. El proyecto ‘Inclusión social de niños y niñas en riesgo de exclusión’ de Cruz Roja en Cuenca, pretende integrar a la infancia en dificultad social en su entorno más cercano, así como fomentar su desarrollo personal, social y comunitario a través de actividades de apoyo educativo, social, actividades de ocio y tiempo libre, y meriendas. 

Cuando Melanie llegó a este proyecto no sabía leer, pero sus ganas y su capacidad de aprendizaje le llevó a mejorar y a adaptarse rápidamente. Pasados unos meses la niña no solo había aprendido a leer, sino que avanzaba en otros aspectos escolares y sociales. “La niña está tan contenta que cuando va andando por la calle lee en voz alta los carteles que encuentra a su paso”, dice la madre. Aprender a leer, quizás para muchos y muchas, haya sido una asignatura más, pero para Melanie la lectura siempre ocupará un lugar especial en su vida.

Melanie era una niña que presentaba necesidades educativas relacionadas con el aprendizaje y la atención, y “su evolución ha sido muy positiva, creciente y notable”. Tanto es así, que su esfuerzo le ha llevado a convertirse en una de las alumnas más aventajadas de su clase de 3º de primaria. Los hábitos de estudio adquiridos, su actitud positiva y su inquietud por continuar aprendiendo y mejorando le han hecho crecer a pasos agigantados. “Hemos trabajado con ella tanto a nivel académico como a nivel social y el progreso lo han notado tanto en el colegio como nosotros y nosotras en el propio proyecto”, apunta Patricia Garrido, técnica del proyecto.  

En estos momentos Melanie ha tenido que dejar el proyecto porque se ha trasladado a otra localidad con su familia, pero ella tiene claro que siempre que pueda volverá a lo que ya es su casa. “A nivel personal y profesional es un orgullo ver qué los esfuerzos y la dedicación que empleamos hacen que niños y niñas como Melanie consigan sus objetivos y mejoren sus trayectoria académica”, concluye la técnica de Cruz Roja Juventud en Cuenca.