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Bisila Bokoko: "Tener equipos diversos ofrece un elenco de oportunidades que igual no habías pensado"
LA MIRADA DE
BISILA BOKOKO
“Tener equipos diversos ofrece un elenco de oportunidades que igual no habías pensado”
BISILA BOKOKO
24/11/2022
ESCRIT PER:
ENTREVISTA PER:
Silvia Llorente
24/11/2022
ESCRIT PER:
ENTREVISTA PER:
Silvia Llorente
Mujer de negocios, emprendedora y filántropa

A Bisila Bokoko nada se le resiste. Mujer de negocios, emprendedora y filántropa hispano-estadounidense, es también CEO de BBES, una consultoría de desarrollo empresarial asentada en Nueva York. Anteriormente, fue directora ejecutiva de la Cámara de Comercio España-Estados Unidos entre 2005 y 2012. Bokoko, optimista por naturaleza y audaz por convicción, afirma que la diversidad no es solo un valor para las empresas, sino una ventaja competitiva que debemos abrazar y fomentar. También hablamos con ella sobre talento, competencias y educación. 

Mujer de negocios, emprendedora y filántropa

¿Qué aporta la diversidad en un ámbito como el empleo? ¿Por qué se presenta, además, como una ventaja competitiva? 

En una empresa, la diversidad aporta mucho a la creatividad, a la innovación, e incluso a la hora de tomar decisiones. Muchas veces, cuando tenemos equipos homogéneos, tomamos decisiones homogéneas. Pero cuando estos equipos son diversos, te ofrecen un elenco de oportunidades y posibilidades que igual no habías pensado. Y también me parece que es bueno para fomentar un liderazgo más inclusivo en la empresa, donde la gente se sienta que “pertenece”. Tener un equipo diverso ayuda a entender las cosas de otra manera, a abrirse de miras.  

Por otro lado, aporta beneficios económicos (que para eso están las empresas, al fin y al cabo). Está demostradísimo que tener equipos diversos incrementa entre un 5 y 20% los beneficios de las empresas. Es un win-win total.  

Y cuando hablo de ventaja competitiva, hablo también de cuando te diriges a mercados internacionales. En este contexto, comprender esa diversidad ya es un paso adelante, porque hablas con personas de diferentes culturas, con diferentes formas de hacer las cosas… Si estás mirando hacia internacionalización, es muy importante tener en cuenta esa diversidad.  

Como exdirectora ejecutiva de la Cámara de Comercio España-Estados Unidos en Nueva York has ayudado a empresas locales a crecer de forma global. ¿Cómo se crece siendo sostenible y responsable con lo que nos rodea? 

De hecho, ser diverso ya te hace sostenible, porque en realidad estás cumpliendo con una serie de objetivos, entre ellos uno muy importante: no dejar a nadie atrás. E incluir a muchas más personas. 

En cuanto a la sostenibilidad, creo lo mismo. Si tienes una empresa que quiere ir hacia delante, también puede ser solidaria con los demás, y cuidar del medio ambiente. Hay muchas maneras de hacer las cosas. Además, te puedes inspirar en cómo se hacen las cosas en diferentes ámbitos, y llegar con ideas que quizá antes no se te habrían ocurrido. No está reñida la sostenibilidad con el crecimiento de tu empresa. Para nada.  

Estamos asistiendo a la llamada “Gran Renuncia” en Estados Unidos, donde mucha gente está dejando sus trabajos tras la pandemia debido al agotamiento, a no alcanzar ciertas expectativas... ¿Cómo se atrae y se retiene el talento? 

No es un momento fácil para las empresas, porque las personas están revisando mucho su sistema de bienestar, cuáles son sus prioridades. A todos nos ha hecho parar la pandemia. Íbamos como pollos sin cabeza y de repente tuvimos tiempo para pensar: “¿Realmente esto me hace feliz?”. Siempre decimos que las empresas ponen en el centro a las personas, pero la pregunta que se ha hecho mucha gente es: “¿Voy a poner yo a la empresa en el centro de mi vida o no?”.  

Esto hace que la persona reflexione sobre si la empresa también la está cuidando. Y esta reflexión, además, hace que las empresas también revisen su cultura empresarial. Ahora la persona le da más importancia a si sus valores están alineados con los de la empresa. Si una persona ve distorsión entre esos valores y los suyos, quizá piense que no le vale la pena dedicar su vida a esa empresa. La gente ha perdido el miedo a “no tener”. Antes decían: “Tengo que pagar facturas”, pero ese miedo se ha ido.  

El empresario ya no puede retener a sus trabajadores solo por el dinero: tiene que haber algo más, otros incentivos, incentivos más emocionales. Si no hay una conexión emocional con la empresa la gente está dispuesta a cambiar su estilo de vida, a reducir sus gastos. Antes pensabas “es que tengo una hipoteca, tengo un coche”... y todo eso te frenaba. Pero ahora la gente no está dispuesta a aguantar, se ha dado cuenta de que la vida es muy frágil, de que todo puede cambiar de un momento a otro. Y las empresas tienen que adaptarse a esos cambios de vida de las personas. 

¿Qué tipo de competencias están demandando las empresas en este momento? 

Una es estar muy abierto al conocimiento, tener la mente abierta: personas que quieran aprender constantemente. Estamos en una montaña rusa donde la incertidumbre es importante; por eso tienen que ser personas así. Si antes se hacían las cosas de una manera, quizá ahora tengamos que hacerlas de otra forma. Y la gente con la mente más rígida quizá no está preparada para ello, o no tiene las competencias para enfrentarse a esta adversidad.  

Además de eso, personas resilientes, personas empáticas, buenas personas… Sobre todo esto último. Ahora la gente empieza a hablar del corazón. Te conviene un equipo que te guste, donde te sientas acogido. Son importantes las personas que se trabajen a sí mismas, que sean capaces de revisarse también a sí mismas.  

Otros aspectos: la creatividad, la adaptabilidad, la flexibilidad, las capacidades comunicativas… La comunicación es muy importante para que las personas con las que trabajamos entiendan lo que estamos diciendo. De ahí el valor de la empatía. No solo hay que ponerse en los zapatos de los demás, sino plantearte cómo andarías con esos zapatos. Todo esto se valora enormemente en estos momentos. 

"LOS MEJORES EQUIPOS SON LOS QUE ESTÁN EQUILIBRADOS"
FotoCita

Defines que tu empresa se dedica al negocio de hacer el bien, ¿cómo se cumple esa vocación desde el ámbito empresarial? 

Nacimos con ese ADN de querer hacer el bien. Se puede hacer el bien con tus productos, se puede hacer el bien de muchas maneras. Cuando haces un producto pensando en el bienestar de los demás, y no solamente vender. Depende mucho de la intención que pongas. ¿Cuál es tu intención al hacer negocios? La nuestra es que haya un win-win entre las dos partes. Y darnos cuenta de que muchas veces es preferible no hacer un negocio si no está de acuerdo con nuestros valores. ¿Cuántas veces una persona hace un negocio y se queda con ese mal sabor de boca de que a lo mejor has ganado dinero, pero no te has sentido bien?  

Para mí hacer el bien es también sentirme bien. Nuestra misión y visión comparte todo esto. Nos sentimos mejor con menos negocios o clientes, pero con clientes adecuados que nos creen bienestar, y que nos permitan llevar también ese bienestar a otros ámbitos. Cuando llevas adelante esa misión de “hacer bien”, da igual que vendas jabones o que fabriques coches… vas a pensar siempre en el bien de los demás, en su seguridad: en que estén bien. No estamos hablando de negocios puramente filantrópicos o solidarios, sino de ir un paso más allá, de saber qué intención tengo yo cuando hago mi propio negocio.  

¿Cómo ayudáis exactamente a vuestros clientes? 

Hay diferentes vías: que tengan mayor relevancia en el mercado estadounidense, por ejemplo. Les ayudamos a navegar por esas diferencias culturales a la hora de hacer negocios. Sabemos que si esas empresas entran en ese negocio, no solo para ganar dinero, sino para aportar valor a la sociedad y tienen un proyecto solidario… su valor se incrementa. Porque no solamente vienen a rascar en el mercado, sino a aportar y contribuir en ese mercado. Ahí orientamos a la empresa: “Haz negocios, pero ¿qué más puedes hacer, qué bueno puedes aportar a esta sociedad?”. 

Por otro lado, está la parte de gestionar la diversidad, la inclusión y el liderazgo en empresas. Apoyarles, por ejemplo, cuando se van a instalar en otro país y están perdidos en esas diferencias culturales. Como nosotros somos una empresa multicultural y procedemos de distintos lugares, entendemos muy bien ese hibridaje cultural y nos gusta fomentarlo. Hacemos workshops, sesiones de trabajo; hablamos sobre el liderazgo de la empresa; qué pueden incluir, qué no…  

Además, hacemos dinámicas de trabajo. Hay veces que la empresa no se entiende con los trabajadores, porque esta diversidad no siempre es fácil de digerir. O no llegan a acuerdos, o la gente no siente que pertenece a la empresa porque, aunque por cuota los hayan contratado, se encuentran un poco aislados. No solamente que te digan “sí, somos una empresa muy diversa”; todas las personas deben sentirse incluidas y tener ese sentimiento de pertenencia. Les ayudamos desde los primeros pasos y cuando están en un proceso en el que saben que sí hay que dar el salto, a nivel de comunicación e imagen también les ayudamos.  

"LA EDUCACIÓN ES LA LLAVE PARA SALIR DE LA POBREZA EN ÁFRICA"
FotoCita

¿Qué valor crees que aportan las mujeres que lideran empresas?  

Los mejores equipos son los que están equilibrados. La energía femenina y la masculina están para colaborar. Y eso crea un equilibrio. A nivel educativo, y por los estereotipos y los sesgos tan marcados en muchas ocasiones una mujer es más dada a la empatía, a la escucha atenta, a querer colaborar. Cuando trabajamos en equipos diversos, hombres y mujeres, eso aporta un equilibrio fantástico. Está demostradísimo que a todos los niveles se incrementa el rendimiento, la productividad, y el beneficio económico de la empresa.  

Las mujeres estamos aportando muchísimo porque, cuando venimos a trabajar en femenino, nos desligamos de ese rol que pensábamos que teníamos que asumir si queríamos ser líderes, de ser más como un hombre; ahí es donde más valor podemos aportar: en liderar en femenino. Todas esas características fantásticas hacen que el trabajador se sienta más acogido. 

A la hora de tomar decisiones, por un lado, está la lógica; por otro, la intuición; y por otro, la emoción. Creo que las mujeres estamos diseñadas más de serie para poder llevar a un equilibrio esas tres patas a la hora de tomar decisiones. Los hombres creo que tienden más a la lógica, a los números, los datos, las estadísticas, y en algunos casos utilizan también más esa parte intuitiva, que está muy bien. Pero cuando quieres una ecuación perfecta, las mujeres aportan esa lógica, la intuición y la parte emocional.  

Has creado el proyecto 'Bisila Bokoko Proyecto de Alfabetización Africana'. ¿Hasta qué punto ayuda la alfabetización a salir de la pobreza y alcanzar una mayor igualdad de oportunidades? 

Para mí la educación es el gran ecualizador. Quizá no hay que ver la educación como algo ingenuo: no te va a garantizar el éxito que quizá quieras conseguir. Pero te da opciones, te da oportunidades. Es muy importante que entendamos que la educación es la llave para salir de la pobreza en África.  

Yo soy un claro ejemplo. Hija de migrantes nacida en València. Mis padres vinieron con muy pocos medios, y sin embargo yo, como segunda generación, a través de la educación que he recibido he podido aportar un valor a la sociedad. Es increíble el poder de la educación para romper barreras. 

Si vives en la pobreza y no tienes acceso, la mente no va a imaginar que algo es posible. Pero cuando tienes acceso a la educación, cuando tienes un libro en las manos, eres capaz de pensar más allá. Me gusta mucho que los niños lean biografías porque entonces se dan cuenta de que mucha gente como ellos tuvieron el mismo punto de partida. No es que fueran seres humanos especiales; es que todo el mundo es especial e irrepetible. Ahí cambia algo en nuestra mente; “Si esta persona lo ha hecho… quizá yo también puedo”. Buscamos que la gente sea referente, y que se den cuenta de que lo que crees, creas. 

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