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Andrés Íñiguez Romo: "Si consiguiéramos evitar los factores de riesgo, lograríamos que el 80% de las enfermedades cardiovasculares desapareciesen"
LA MIRADA DE
Andrés Iñiguez
“Si consiguiéramos evitar los factores de riesgo, lograríamos que el 80% de las enfermedades cardiovasculares desapareciesen”
Andrés Iñiguez
30/01/2024
ESCRITO POR:
ENTREVISTA POR:
Irene Ronda

Humanidad

Independencia

30/01/2024
ESCRITO POR:
ENTREVISTA POR:
Irene Ronda

Humanidad

Independencia

Presidente de la Fundación Española del Corazón

Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en España y en todo el mundo. La Fundación Española del Corazón trabaja por la promoción de la salud cardiovascular. La Institución ha hecho de la prevención de la enfermedad cardiovascular su misión vital, apostando por la eficacia de la formación desde la infancia, en un estilo de vida cardiosaludable que ayude a controlar los factores de riesgo que dan lugar, con el paso de los años, al desarrollo de la patología cardiaca. Andrés Íñiguez Romo es presidente de la Fundación Española del Corazón desde 2022. El Dr. Íñiguez Romo fue también presidente de la Sociedad Española de Cardiología entre 2015 y 2017 y en la actualidad es jefe del Servicio de Cardiología del Complejo Hospitalario Universitario de Vigo. 

¿Qué relación tiene la sociedad española con la salud cardiovascular? ¿Está concienciada acerca de la prevención de las enfermedades cardiovasculares?

Desde mi punto de vista, la sociedad española no tiene una conciencia clara de lo que implica tener buena salud cardiovascular, o de lo contrario, del impacto tan negativo que producen las enfermedades cardiovasculares en todo el mundo desarrollado y, por supuesto, en España.

Hay que tener en cuenta que en España cada año mueren unas 120.000 personas por enfermedad cardiovascular. Es la primera causa de muerte, por delante de cualquier otra. Ocasionan unos 500.000 ingresos hospitalarios, más del 10% de años de vida de incapacidad y unos costes estimados de 13.000 millones de euros.

Es más, la sociedad tampoco está concienciada de la necesidad de prevención. Si observamos las cifras de prevalencia de los denominados factores de riesgo en adultos, vemos que el tabaquismo afecta al 20% de los adultos, el 19% tiene hipertensión arterial, el 15% hipercolesterolemia, el 53% obesidad y el 7% diabetes.

De ahí que las previsiones de prevalencia e incidencia de enfermedad cardiovascular sean crecientes para las próximas décadas. Es decir, vamos a tener mucha más carga de enfermedades cardiovasculares en un futuro que la ya existente.

Por ello, es tan importante incidir en concienciar a los ciudadanos del enorme y negativo impacto de las enfermedades cardiovasculares y su necesidad de prevenirlas.

Esa prevención, ¿cómo se puede promover desde la infancia?

Esta es la clave. Fíjese que según los datos de la encuesta ESFEC, realizada por la Fundación Española del Corazón (FEC), en un colectivo de niños de menos de 15 años, el 41% de ellos ya tiene al menos dos factores de riesgo presentes, siendo los principales la obesidad y el sobrepeso (29,2%), seguido del sedentarismo (29,3%) y la deficiente alimentación por baja adhesión a la dieta mediterránea (39%), con lo que el futuro que les espera es bastante desalentador, ya que van a tener altas probabilidades de padecer enfermedades cardiovasculares.

Y esto solo es modificable si conseguimos cambiar sus hábitos y promover mejor su salud cardiovascular, concienciándoles de la conveniencia de hacer ejercicio, evitar tóxicos como el tabaco, y seguir una alimentación adecuada, con programas educativos en el colegio y con la implicación de los padres en estos hábitos. Es paradójico que, en esta encuesta, a pesar de que, como decía, el 41% de los niños tienen ya al menos 2 factores de riesgo, el 97% de los padres perciben que la salud cardiovascular de sus hijos es buena.
 

El riesgo cardiovascular en la mujer se incrementa a partir de los 50 años, sin embargo, las mujeres tienen una menor percepción sobre el riesgo cardiovascular, ¿existe un sesgo de género en la atención cardiovascular en España?

Probablemente sí, por varias razones: primero, porque la propia mujer tiene una vivencia y una actitud ante los síntomas de la enfermedad cardiovascular diferente a la que tienen el hombre y se ha visto que la mujer, ante la aparición de síntomas, tiende a no priorizar la necesidad de buscar asistencia porque antepone otras actividades o cree que debe hacer antes otras cosas, con lo que acude menos al sistema sanitario y se diagnostica más tarde. 

En segundo lugar, la mujer está infrarrepresentada en los diferentes estudios científicos que se realizan, con lo que las conclusiones de los mismos no necesariamente son extrapolables a todo el colectivo femenino. De ahí que su participación e inclusión en estudios debe potenciarse para que las conclusiones de estos puedan ser válidamente aplicadas a este colectivo.

Es más, hay también un gradiente en la prevalencia de algunos factores de riesgo entre hombres y mujeres, de forma que, por ejemplo, la tasa de tabaquismo es del 18.5% en mujeres y del 25,9% en hombres; la de obesidad/sobrepeso es del 46% en mujeres y del 61,4% en hombres, siendo similares las tasas de hipertensión arterial o hipercolesterolemia. 

Sabemos que las personas con la diabetes tienen un riesgo cardiovascular doble frente a la población no diabética, pero en mujeres la diabetes incrementa el riesgo de forma significativa: las mujeres diabéticas tienen un 40% más de riesgo de cardiopatía isquémica (infarto agudo de miocardio o angina de pecho) frente a los hombres diabéticos. Además, en ellas aumenta el riesgo cardiovascular total en siete veces frente a tres de un varón diabético, con mayor incidencia de infarto, ictus e insuficiencia cardiaca, y con mayor mortalidad en las mujeres.

Existen factores de riesgo “propios” o diferenciales del sexo femenino, entre ellos los relacionados con el embarazo. En este grupo están todos los relacionados con trastornos hipertensivos durante la gestación, como la hipertensión gestacional o la preeclampsia, la diabetes gestacional, el parto prematuro o el aborto espontáneo. Todos ellos se asocian a un incremento del riesgo cardiovascular en la mujer a lo largo de su vida.
Otros factores exclusivos del sexo femenino son el síndrome del ovario poliquístico o la menopausia precoz. Esta última aumenta el riesgo cardiovascular por la pérdida de la actividad de los estrógenos, un peor perfil lipídico, cambios en la distribución de la grasa corporal, un aumento de la hipertensión arterial y, en general, disfunción endotelial e inflamación”.

Además, la depresión, un factor de riesgo cardiovascular en aumento junto con el estrés psicosocial o agudo, penaliza más a las mujeres porque están más expuestas a la adversidad que los hombres.

También se ha demostrado que enfermedades autoinmunes e inflamatorias, como el lupus eritematoso sistémico y la artritis reumatoide, con una elevada prevalencia en mujeres, se asocian a ateroesclerosis acelerada. Según el Framingham Heart Study “la cardiopatía isquémica es la primera causa de muerte en mujeres con lupus. Las mujeres jóvenes, de entre 35 y 44 años, con lupus tienen una probabilidad de sufrir infarto de miocardio 50 veces superior a las mujeres de edad similar sin esa enfermedad”.

No en vano, cada año fallecen más mujeres que hombres. Según los últimos datos del INE referentes a 2022 hubo un total de 121.341 muertes totales por enfermedades del sistema circulatorio (26,1% del total de 464.417 defunciones), y de ellas 57.183 en hombres, pero 64.158 en mujeres (12% más), aunque esto se concentra específicamente en algunos grupos de edad, especialmente, en las décadas más avanzadas de edad.

La Sociedad Española de Cardiología (SEC) Está desarrollando el proyecto “Mujer y Corazón” con el objetivo de mejorar el conocimiento existente sobre las enfermedades cardiovasculares en la mujer, así como sensibilizar y concienciar sobre la salud cardiovascular de la mujer.

"LA DEPRESIÓN, UN FACTOR DE RIESGO CARDIOVASCULAR EN AUMENTO JUNTO CON EL ESTRÉS PSICOSOCIAL O AGUDO, PENALIZA MÁS A LAS MUJERES"
FotoCita

¿Cómo de importante es educar o sensibilizar en torno a las enfermedades cardiovasculares?

Si consiguiéramos evitar lo que hemos llamado factores de riesgo (hipertensión arterial, tabaco, hipercolesterolemia, sedentarismo, obesidad, diabetes, estrés…) lograríamos que el 80% de las enfermedades cardiovasculares desapareciesen, evitado o disminuyendo muy intensamente la muerte prematura, el infarto de miocardio o los accidentes cerebrovasculares.

¿Qué actividades son clave para cuidar o tener una buena salud cardiovascular?

Mi recomendación es que se actúe en los siguientes niveles:

1. Alimentación

Al parecer Hipócrates decía “que tu medicina sea tu alimento y el alimento tu medicina”. Hay que darle importancia a la alimentación. Una dieta saludable y equilibrada, como la mediterránea es, junto a la actividad física, el pilar de un buen estado de salud y una herramienta fundamental para cuidar nuestro corazón. Tanto que puede llegar a reducir hasta un 30% el riesgo de enfermedad cardiovascular y disminuir hasta un 70% las probabilidades de volver a padecer una patología cardiovascular. En este sentido, creo que es más importante transmitir pautas generales de alimentación sana, cardiosaludable, lo que se ha llamado clásicamente la dieta mediterránea. También menos calorías, pues comemos más de lo que necesitamos.

2. Ejercicio

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los niños y adolescentes de entre 5 y 17 años hagan al menos 60 minutos diarios de actividad física de intensidad moderada a vigorosa, principalmente aeróbica. Para los adultos, el consejo es practicar como mínimo 150 minutos semanales de actividad física aeróbica de intensidad moderada o 75 minutos de actividad intensaMi consejo es “caminar a buen paso al menos 45 minutos todos los días”.

Los deportes se dividen en dos grandes grupos: los que tienen principalmente un componente de fuerza, conocidos como anaeróbicos, y los llamados deportes de resistencia o aeróbicos, que comportan fuerza y a la vez desplazamiento. Estos últimos ejercen un mayor papel protector para la salud cardiovascular porque entrenan el aparato cardiovascular. Entre ellos se encuentran correr, nadar, montar en bicicleta, caminar a paso ligero, bailar, esquiar o patinar. 

En cuanto a los deportes anaeróbicos, como el entrenamiento con pesas, tienen un componente mayor de fuerza, sin o con mínimo desplazamiento. Su ventaja es que combaten el sedentarismo pero aportan beneficios, especialmente si se combinan con otros deportes aeróbicos, pues contribuyen a garantizar la salud del músculo, que es clave para poder seguir ejercitándonos. De ahí que además de los ejercicios más dinámicos y con más componente aeróbico sea importante también incluir en la rutina deportiva algunos ejercicios de fuerza.

Hay que diferenciar ejercicio de deporte. En el sentido de que todo deporte conlleva ejercicio, pero el deporte implica también un componente de disfrute. Y es cada uno quien debe decidir con qué deporte disfruta más. En cualquier caso, los expertos consideran que lo importante es elegir deportes que nos proporcionen disfrute, ya que la primera regla para que podamos practicarlos regularmente es que el deporte elegido nos guste, y lo practiquemos tras un entrenamiento y adaptación progresiva al mismo.

3. Tabaco

El tabaco mata a más de 8 millones de personas cada año en todo el mundo, de los cuales cerca de 1,3 millones son no fumadores que están expuestos al humo ajeno.  El tabaco mata hasta a la mitad de las personas que lo consumen y no lo dejan. Se producen hasta 1,63 millones de muertes por cardiopatía isquémica al año en relación al consumo de tabaco. Y, sobre todo, la esperanza de vida aumenta 9 años si se deja de fumar antes de los 40 años y 6 años si deja de fumar antes de los 50 años.

Es importante incidir en los más jóvenes, pues el número de jóvenes fumadores ha aumentado en España en los últimos años. De hecho, 4 de cada 5 fumadores empiezan a fumar antes de los 18 años. Y más de la mitad de los niños españoles son fumadores pasivos, bien porque fuman sus padres o porque lo hace la persona responsable de su cuidado.

Un cigarrillo está compuesto de tabaco, papel y hasta 599 aditivos. Al quemar un cigarrillo se crean más de 4.000 compuestos químicos (alquitrán, nicotina, monóxido de carbono, amoniaco, arsénico, metanol, insecticidas, butano, cianamida, acetona, tolueno, etc). Y una gran variedad de carcinógenos.

Por todo ello, es muy relevante desarrollar campañas de información y motivación a los fumadores para que dejen de fumar. Insistir en la función modélica de los padres y madres, de los maestros y educadores y de los líderes sociales, así como de las acciones desarrolladas en el entorno familiar, escolar, laboral y social.

 

La mitad de la población adulta reconoce no saber identificar correctamente una parada cardiorrespiratoria. ¿Cómo podemos reconocerla para poder actuar con rapidez?

La muerte súbita constituye un problema de primera magnitud para la salud pública. Cada año se producen en España unas 30.000 paradas cardiacas extrahospitalarias. Es como si hubiese un accidente mortal de un avión de 280 pasajeros cada 3 días. Sin embargo, existe un amplio margen para mejorar la supervivencia. El reconocer que estamos ante una parada cardiaca es fácil, y se puede hacer teniendo en cuenta 3 elementos:


1.- Estamos ante una persona que ha perdido el conocimiento
2.- Tiene ausencia de respiración
3.- No tiene latido cardiaco o pulso.

Actuar con rapidez ante esta situación es la diferencia entre sobrevivir a la parada o no. Iniciar precozmente una reanimación básica (masaje cardiaco y asistencia a la ventilación-respiración) es lo que aumenta la probabilidad de supervivencia. Cada minuto de retraso en iniciar unas maniobras de resucitación reduce un 10% la supervivencia.

Lo más relevante en una actuación de soporte vital básico es iniciar cuanto antes las compresiones torácicas para mantener la circulación de la sangre, y disponer de un desfibrilador automático (DESA) para poder efectuar una desfibrilación, ante la presencia de una arritmia cardiaca causante de la parada. Las medidas que han demostrado ser más eficaces en diferentes países para mejorar los índices de supervivencia tras una parada cardiaca han sido:

- La formación de la población general en el reconocimiento precoz de una muerte súbita y técnicas de soporte vital básico.
- La implementación de la asistencia telefónica a la primera atención a la parada cardiaca desde los servicios de emergencias
- La instalación de desfibriladores en lugares públicos.
- La aplicación de las nuevas tecnologías en la atención a la parada cardiaca
- La disposición de registros públicos de muerte súbita.

En Cruz Roja se hace hincapié en la importancia de los primeros auxilios y en cómo todo el mundo, con los conocimientos necesarios, es capaz de salvar una vida. Una de las técnicas más importantes en este sentido es la reanimación pulmonar (RCP). ¿Cree que falta conocimiento por parte de la población o cada vez personas ajenas a la sanidad saben aplicarla? 

Efectivamente, conocemos que solo el 3% de españoles sabe realizar la reanimación cardiopulmonar (RCP), o que menos del 15% de los establecimientos comerciales cuenta con un desfibrilador. Y la proporción de desfibriladores automáticos disponibles para una ser usados en una parada cardiaca extrahospitalaria es bajísima en España ( 2.6/10.000 habitantes, mientras que países como Francia tienen 18.5/10.000, Reino Unido 12.9/10.000 o Japón con 54.7/10.000 habitantes).

Es necesario promover la formación en este ámbito de la sociedad civil. La Fundación Española del Corazón y Cruz Roja Española llevan haciéndolo años, pero aún hay que hacer más. Para tener una idea, en Japón el 90% de ciudadanos tienen una formación en reanimación cardiopulmonar básica. En Dinamarca y Suecia esta formación es obligatoria en enseñanza escolar básica, primaria, bachillerato y universidad, y es imprescindible para obtener el carné de conducir. En España debiéramos tomar esto como ejemplo.

Necesitamos formar a todos los voluntarios posibles, es importante que todos los coches de las fuerzas de seguridad (policía nacional, local o guardia civil) estén dotados con un DESA, y que todos estos profesionales hayan hecho un curso de soporte vital básico y uso del DESA.
Necesitamos que todos los ayuntamientos y empresas desarrollen planes específicos adaptados a su entorno para acercar los protocolos de reanimación básica y uso del DESA a los ciudadanos.

Pero también esto se debiera hacer en centros públicos, aeropuertos, estaciones de tren, autobuses, mercados, farmacias, hoteles, oficinas de entidades bancarias, polígonos industriales, etc.

Creo que el camino que hemos trazado, con la colaboración FEC-Cruz Roja en el proyecto ARIADNA, es la vía más adecuada para contribuir a aumentar la supervivencia tras una parada cardiaca. Con la ayuda de los elementos que componen este programa:

  1. Las campañas de concienciación ciudadana acerca del problema de la muerte súbita y de la importancia de una RCP precoz.
  2. El uso de la aplicación ARIADNA, que geolocaliza no solo la ubicación del desfibrilador más cercano al sitio de la parada cardiaca, sino también el voluntario con formación en RCP básica más cercano a ese sitio, el cual puede ser avisado y movilizarse para iniciar las maniobras de soporte vital básico.
  3. La colaboración de un cuerpo de voluntarios, ciudadanos que se inscriben y registran en la aplicación dispuestos a aplicar RCP básica. Y es de agradecer la aportación de los más de 40.000 voluntarios de Cruz Roja.
  4. Poner a disposición del ciudadano una enorme cantidad de información y formación en lo que denominamos soporte vital básico, cadena de supervivencia, y uso del DESA que son elementos fundamentales para actuar correctamente.
     

¿Es necesario tener formación sanitaria para utilizar un desfibrilador o cualquier persona puede hacerlo en caso de ser testigo de una parada cardiaca? ¿Cómo podemos saber dónde hay desfibriladores?

Cualquier persona pues utilizar un DESA. Cada DESA tiene  incorporadas una secuencia de instrucciones escritas y con dibujos que si se siguen paso a paso se efectúa una desfibrilación eficaz.

Los DESA suelen estar en lugares públicos,  idealmente en espacios abiertos, para poder disponer de ellos cuando se necesiten.  Para esto hay diseñados unos soportes (“totems”) que alojan los DESA (ver figura adjunta).  Lo ideal es que hubiese un DESA por  cada 1.000 habitantes, o uno disponible en un radio de menos de 3 minutos caminando.
 

¿Qué retos se pretenden abordar desde la Fundación Española del Corazón para este 2024? 

La FEC tiene 4 líneas estratégicas de actuación. Cada una de ellas tiene una serie de actuaciones a desarrollar. 

1. Prevención y promoción de la salud 

En esta línea, el programa central es el denominado “PACTOS por tu corazón”, una campaña de concienciación que pone el foco en evitar y controlar los principales factores de riesgo que producen la enfermedad cardiovascular y en la adopción de hábitos de vida saludables con el objetivo de reducir el impacto tan negativo que ocasionan las enfermedades cardiovasculares. Cada letra expresa la necesidad de prevenir un factor  de riesgo o de promover un hábito cardiosaludable (Presión Arterial / Alimentación / Colesterol y Contaminación / Tabaco-Tóxicos / Obesidad / Sedentarismo-Salud Emocional). Esta campaña que tiene tres fases (información, formación e intervención) se enfoca básicamente hacia empresas, municipios, o grupos de personas.

Desarrollamos además en esta línea otros programas como: el Programa de Empresas Cardiosaludables (PECS); el Programa de Áreas Cardioseguras (PACS); el Programa de Alimentación de la FEC (PASFEC); y el proyecto SEC-FEC Verde (enfocado a entornos saludables sin contaminación).

2. Fomento de la investigación 

La FEC proporciona anualmente, en colaboración con la SEC, financiación en forma de becas de investigación y proyectos de investigación básica o traslacional, así como para proyectos de investigación clínica o epidemiológica en salud cardiovascular.

3. Asociacionismo 

Esta línea tiene dos vertientes: la primera de ellas es la de captación de socios de la FEC. Hay dos tipos de socios: unos por ser profesionales vinculados a la asistencia de las enfermedades cardiovasculares, que a su vez son miembros de la Sociedad Española de Cardiología (unos 7.000); y, por otra parte, socios particulares, ciudadanos que quieren ser socios de la FEC, que tienen acceso a la información disponible y que participan en actividades de la FEC (casi 8.000). Es decir, la FEC tiene casi 15.000 socios personales.

La otra vertiente del asociacionismo es la que se desarrolla a través de la Plataforma de pacientes de la FEC, creada el año pasado y que agrupa a 34 asociaciones de pacientes de toda España con más de 14.000 pacientes afiliados a la misma. Su objetivo es congregar en una sola voz a las asociaciones de pacientes con patologías cardiovasculares de España, para defender sus intereses y desarrollar actividades útiles para estos y su salud. La FEC les aporta mayor capacidad de actuación, de organización y de desarrollo de proyectos.

3. Concienciación ciudadana

Las enfermedades cardiovasculares son las grandes desconocidas por los ciudadanos, a pesar de su enorme y negativo impacto económico, personal, social y sanitario. La FEC trata de sensibilizar a la sociedad civil de la necesidad de prevenirlas y de fomentar la salud cardiovascular a través de campañas de información en medios audiovisuales, redes sociales y actos/eventos sociales. Especialmente, en torno al Día Mundial del Corazón, que se celebra cada 29 de septiembre, organizamos numerosos actos y eventos para visibilizar la enfermedad cardiovascular y sus consecuencias. Así, en la Semana del Corazón organizamos talleres, charlas de prevención y promoción de la salud cardiovascular, la Carrera del Corazón, entre otros.

Es paradójico que institucionalmente no se dediquen por parte de las administraciones estatales o autonómicas recursos a la prevención cardiovascular, a la promoción de la salud cardiovascular y a la concienciación ciudadana. Para que tengan un ejemplo, la DGT dedica al año unos 30 millones de euros en campañas de comunicación y prevención de los accidentes de tráfico, y concienciación de la necesidad de seguridad vial. Al año fallecen por accidentes de tráfico unas 1.200 personas. Por enfermedad cardiovascular fallecen unas 120.000 personas y, en cambio, ninguna administración dedica ni el 10% de la anterior cantidad a ello, a pesar del impacto tan negativo que causa la enfermedad cardiovascular. Eso tiene que cambiar.

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