7 consejos para preparar menús saludables y conscientes - Ahora
Publicador de contidos
- Ante la proximidad de las fiestas, hay ganas de reunirse con familiares y amistades y disfrutar en torno a una mesa de su compañía. Sin embargo, no hay que descuidar la consciencia cuando preparemos los menús para estas fechas tan destacadas. Con unas sencillas recomendaciones, podremos hacer de estas fechas unas fiestas tan saludables como sostenibles.
Pese a que todos los años sucede lo mismo, nos cuesta aprender: llegan las fiestas y el carrito de la compra llega a casa a rebosar. Será el entusiasmo por celebrar o las ganas de reunirse y disfrutar con familia y amistades, pero por norma general solemos pasarnos de más con nuestras adquisiciones.
No es un asunto precisamente menor, puesto que según una encuesta realizada por la plataforma de investigación Appinio para la app de consumo consciente Too Good To Go, entre el 10% y el 20% de la comida que se compra y se cocina durante las fiestas en los hogares españoles acaba en la basura. Y ya toca ponerle solución, es decir, tomar consciencia de lo que compramos y lo que cocinamos en casa.
De todo ello habla, precisamente, la campaña Alimentación consciente de Cruz Roja, una iniciativa que tiene como objetivo fomentar una alimentación saludable en la sociedad a través de la salud, la sostenibilidad y el conocimiento. De su manifiesto podemos extraer siete consejos que nos pueden servir para que estas fiestas sean más conscientes que nunca. Toma nota para que no se te olvide nada:
1. El consumo de proximidad, el consumo mejor
El consumo de proximidad hace referencia a la distancia entre el punto de origen y de consumo del producto. Es fácil de entender: si vivimos en una localidad cuya fruta estrella es la naranja, por ejemplo, sería ilógico adquirir esta fruta no desde otra provincia, sino directamente desde otro país. Ello se reduce a un concepto: comprar local, es decir, adquirir alimentos que se cultiven cerca de casa, en nuestra provincia o ciudad, y a ser posible de pequeños productores, que lo suelen tener más difícil para seguir adelante.
¿Cómo hacerlo? Las tiendas de barrio o de proximidad, las fruterías de toda la vida, los mercados municipales, los grupos de consumo o los supermercados que apuestan por productos locales son la solución. Comprando productos que han sido cosechados con mimo, cerca de nuestros hogares, también ayudamos, además, a fortalecer el tejido económico de nuestras ciudades y barrios. En la página web de Alimentación consciente puedes acceder a un mapa de recursos que muestra distintos puntos de la geografía española para comprar siguiendo estos parámetros.
2. De temporada
Comprar y comer productos de temporada es bueno para nuestra salud, nuestro bolsillo y nuestro entorno. Y es que nos hemos acostumbrado, por desgracia, a que siempre sea posible encontrar cualquier fruta en los estantes de los establecimientos, algo que se consigue fundamentalmente mediante su importación o cultivo en invernaderos, lo que a su vez genera residuos y gases de efecto invernadero. Para poner remedio a esta situación, solo tenemos que recordar lo que hacían nuestros abuelos y abuelas: escuchar y seguir el ritmo que marca la naturaleza.
Hoy en día, con la cantidad de información que existe, es muy fácil conocer qué producto pertenece a qué temporada y qué recetas, incluso qué podemos hacer con él. ¡En Internet podemos encontrar a montones! Aquí, en la página web de Alimentación consciente, también podemos acceder a deliciosos y nutritivos platos que se pueden preparar dependiendo de la estación, ¡que aproveche!
3. Antelación para aprovechar al máximo
Una buena forma de evitar comprar aquello que no necesitamos es preparar con antelación qué necesitamos. Ni más ni menos. Si diseñamos antes de ir a comprar lo que vamos a cocinar evitaremos adquirir productos que en realidad no nos hacen falta. Las listas (en un papel, en el propio móvil) con los ingredientes y las raciones que queremos hacer nos ayudarán a comprar únicamente lo que necesitamos y nada más. Muchas veces pecamos y echamos más productos al carrito por no no haber planificado previamente, así que tomémonos un ratito para pensar nuestro menú tranquilamente. Será un acierto seguro y contribuiremos a reducir el desperdicio alimentario, que buena falta hace también.
4. Recuperar las recetas tradicionales
No hay nadie que se resista a las recetas de siempre: aquellas que preparaban nuestras abuelas con la calma que permitía la cocina de otros tiempos. Pues es momento de reivindicar ahora tanto el papel de las matriarcas como sus recetas. Y es que esos guisos y platos de cocina (especialmente apetitosos en invierno) entrañan algo que se ha perdido y deberíamos recuperar: la calma y consciencia a la hora de llevarnos un alimento a la boca.
Acudamos a nuestras abuelas, abuelos, madres, padres… para saber cuál es el recetario familiar. Y pongámoslo en práctica en estas fiestas. Es muy probable que de esta forma evitemos los productos procesados, que son precisamente los peores para nuestra salud. Además, indagando en las recetas tradicionales, en la comida de siempre, podremos también conocer más sobre nuestras propias herencias gastronómicas y los productos tradicionales asociados al lugar en el que vivimos. También tenemos la opción de ir a la librería y hacernos con un libro de suculentas recetas de siempre, o consultar por Internet cuáles son los pasos e ingredientes que necesitamos para revalorizar este tipo de gastronomía. No tenemos excusa este año para no poner en práctica una cocina más saludable y sostenible.
Indagando en las recetas tradicionales, en la comida de siempre, podremos también conocer más sobre nuestras propias herencias gastronómicas y los productos tradicionales asociados al lugar en el que vivimos
5. Menor impacto ambiental, mejor para todos y todas
En la misma línea que lo anterior, conviene que nos comprometamos a reducir el impacto ambiental que generamos. Y ello tiene que ver mucho con los envases de los productos que adquirimos, la gran mayoría compuestos de plástico (recordemos que una simple bolsa de plástico, por ejemplo, puede tardar en descomponerse de media unos 150 años). Afortunadamente, es posible combatir esta situación.
Poco a poco surgen más comercios que permiten adquirir productos a granel, tales como legumbres o cereales. Si a eso le sumamos llevar nuestras propias bolsas de tela cuando vamos a comprar, no solo evitaremos el envase del producto, sino también generar bolsas de plástico para transportar la compra a casa. Reducir el consumo de productos envasados está en manos de todos y todas mediante acciones tan sencillas como esta.
6. Leer para conocer más y mejor
La información hoy en día está al alcance de todo el mundo. Ya evidenciaba Sandrine da Cunha en un artículo para AHORA que “hoy en día, el sector alimentario tiene obligación de colocar en sus envases toda la información sobre el origen del producto, los ingredientes, el distribuidor…”. Ello se traduce en que solo tenemos que leer la etiqueta de los productos (o en su defecto preguntar) para conocer la composición y el origen de los alimentos. Que no nos engañen las campañas de marketing o los nombres y colores llamativos de ciertos productos. En su lugar, apostemos por conocer mejor de qué están compuestos para cuidar nuestra salud y también saber qué productos son de origen local y cuáles no lo son. En el conocimiento, no cabe duda, está una de las claves de una alimentación más consciente.
7. Menos carne, más verdura y fruta
Lo dice la institución que más sabe al respecto: la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y es que según el organismo, la dieta sana incluye frutas, verduras, legumbres, frutos secos, cereales y hortalizas. ¿Está prohibida la carne? En absoluto, pero, eso sí, se recomienda reducir o limitar su consumo por el impacto medioambiental que también conlleva. En cualquiera de los casos, también deberíamos priorizar la calidad frente a la cantidad y la ganadería extensiva frente a la intensiva. Todo ello se sintetiza en lo siguiente: mejor pescado y legumbres que carne, y mejor legumbres, verduras y frutas que pescado.
Mejor pescado y legumbres que carne, y mejor legumbres, verduras y frutas que pescado.
Equilibrio, sentido común y, sobre todo, mucha consciencia, para disfrutar de nuestra gastronomía con cabeza durante estas fiestas.
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