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La salud sexual es un derecho. Descubre por qué es clave para una vida plena
Presente
Multicanal VIH
Feb
12
2025
12 Febreiro La salud sexual es un derecho. Descubre por qué es clave para una vida plena

La salud sexual no se limita a la ausencia de enfermedades o disfunciones relacionadas con la genitalidad, sino que abarca un concepto mucho más amplio que implica bienestar físico, emocional y social. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), este estado de bienestar se sostiene sobre la base de la seguridad, el acceso a información veraz, la posibilidad de vivir y expresar la sexualidad sin miedo ni discriminación y el respeto por la diversidad.

La salud sexual es un derecho humano fundamental, y su reconocimiento es clave para el desarrollo de sociedades más justas e igualitarias. Para entender su importancia, es necesario abordar cinco ideas centrales:

  1. La salud sexual es un derecho, no un privilegio. No se trata solo de evitar enfermedades, sino de garantizar bienestar físico, emocional y social. Tener acceso a información veraz y atención socio- sanitaria sin miedo ni discriminación, entre otros.

  2. El silencio y los tabúes son un peligro para la salud. La vergüenza y el miedo al juicio social han frenado el acceso a información y educación sexual, así como a servicios de salud sexual. Romper este silencio es clave para disfrutar de una sexualidad plena y segura.

  3. Las redes sociales imponen modelos irreales y dañinos. La falta de educación sexual deja el terreno libre a estereotipos que refuerzan inseguridades y limitan la exploración de la diversidad. La realidad es mucho más amplia que los cuerpos y relaciones idealizados que vemos en internet, siendo algunas de estas últimas ejemplo de violencias y desigualdades.

  4. La educación sexual es la base de una sociedad libre e igualitaria. No se trata solo de enseñar la prevención de relaciones desiguales, violentas, desprotegidas ante las infecciones de transmisión sexual, sino de fomentar el autoconocimiento (del propio cuerpo y emociones), el respeto a la diversidad y promover hábitos saludables relacionados con su salud sexual. Sin educación sexual, no hay salud ni libertad.

  5. La sexualidad no tiene edad ni barreras. Personas mayores, con discapacidad o con enfermedades también tienen derecho vivir y expresar su sexualidad con dignidad. La diversidad de cuerpos y experiencias debe ser reconocida y respetada sin excepciones.

El bienestar de una persona está íntimamente ligado a su salud sexual. Para que esta sea plena, es fundamental contar con educación integral en sexualidad(es) desde edades tempranas, aprender sobre la importancia de las prácticas seguras y tener acceso a servicios de salud que brinden acompañamiento sin prejuicios. Sin embargo, a lo largo de la historia, ha sido un tema rodeado de tabúes, lo que ha generado vergüenza al hablar de genitalidad, deseo y salud sexual. El miedo al juicio social ha frenado consultas y ha limitado el cuidado adecuado de la salud sexual.

En la era digital, las redes sociales han tomado un papel central en la percepción de la sexualidad. Muchas veces, la falta de educación sexual formal hace que las personas se guíen por representaciones idealizadas o ficcionadas, en las que se exponen modelos hegemónicos de relaciones y cuerpos. Esta visión reduccionista impide la exploración de otras realidades y refuerza estereotipos que afectan el bienestar y la autoestima de las personas.

La educación en sexualidad(es) se debe iniciar desde la infancia y evolucionar a lo largo de la vida, adaptándose a cada etapa. Más allá de un enfoque puramente biológico, esta debe centrarse en el reconocimiento del propio cuerpo, en la identificación de emociones y deseos, así como en el respeto por la diversidad.

Uno de los desafíos actuales en materia de salud sexual es el aumento de las infecciones de transmisión sexual (ITS). Aunque existen tratamientos efectivos para muchas de ellas, la falta de educación sexual y la percepción de que estas infecciones han dejado de ser una amenaza grave han llevado a una menor utilización de métodos de protección. La información y la prevención siguen siendo herramientas clave para revertir esta tendencia.

Además, la sexualidad no desaparece con la edad, la discapacidad o la enfermedad. Los derechos sexuales son derechos humanos y deben ser garantizados para todas las personas, sin importar su condición. Es necesario derribar la idea de que solo ciertos cuerpos pueden experimentar placer y comprender la erótica como una vivencia diversa, enriquecedora y libre de restricciones normativas.

En definitiva, la salud sexual es un derecho que debe ser protegido y promovido. Es tarea de la sociedad garantizar que todas las personas puedan vivir su sexualidad de manera plena, con información, libertad y sin discriminación. La educación, el acceso a servicios de calidad y la erradicación de estereotipos son pasos fundamentales para alcanzar este objetivo.

Si te apetece leer más sobre Salud Sexual, puedes visitar La salud sexual, una cuestión de derechos - Ahora

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