Desde hace algún tiempo, existe una situación de incertidumbre con consecuencias a corto, medio y largo plazo en todo el planeta. En este mundo global, no vivimos sin que nos lleguen los efectos de lo que pase en cualquier otro lugar.

Una de las consecuencias que estamos viviendo, es la subida de los precios de cualquier producto, incluidos los alimentos y los recursos que utilizamos para el día a día (electricidad, combustible, etc.). Esta subida de precios no viene acompañada de subida de capacidad adquisitiva, por lo que la población que ya estaba en situación de vulnerabilidad pasa a una situación más precaria todavía, y la población que estaba en una situación límite pasa a vulnerable.

Uno de los efectos secundarios de esta situación es la inseguridad alimentaria, no se puede acceder a todo lo necesario, y esto deriva en un empeoramiento del estado de salud, bajo rendimiento escolar, bajo rendimiento en el trabajo, dificultad para búsqueda de trabajo por mal estado de salud, etc.

A todo esto, hay que sumarle las consecuencias que ya tuvo la reciente pandemia en la población.

Además, en las zonas del planeta donde ya existía una alimentación por debajo de lo aconsejable, se puede llegar a un empeoramiento, habiendo situaciones de hambruna.

Según el informe de la FAO El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2021: Aunque la prevalencia mundial de la inseguridad alimentaria moderada o grave (medida con la escala de experiencia de inseguridad alimentaria [FIES]) lleva creciendo lentamente desde 2014, el aumento estimado en 2020 equivalió a la suma de los cinco años anteriores. En 2020, casi una de cada tres personas de la población mundial (2 370 millones) careció de acceso a alimentos adecuados, lo que supone un aumento de casi 320 millones de personas en solo un año. Crecimiento, el 6,7% (45,4 millones) padeció emaciación y el 5,7% (38,9 millones) tuvo sobrepeso. 

Para más información EL ESTADO DE LA SEGURIDAD ALIMENTARIA Y LA NUTRICIÓN EN EL MUNDO 2021 (fao.org)