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Voluntariado bajo el sol del verano

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VOLUNTARIADO BAJO EL SOL DEL VERANO

Voluntariado bajo el sol del verano
La época estival es el momento que escogen muchas personas para dar un paso al frente y darle un impulso a su voluntariado en Cruz Roja. Estas son algunas de sus historias.

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parte 1 voluntariado verano

Da igual que llueva, truene e incluso nieve (la borrasca Filomena lo demostró), el voluntariado de Cruz Roja es incansable: siempre está al pie del cañón, incluso cuando las condiciones meteorológicas son adversas. Y pasa lo mismo cuando el tiempo es radicalmente opuesto, esto es, cuando el abrasante sol amenaza con cubrirlo todo y el termómetro alcanza temperaturas inimaginables. Porque sí: ahí siguen ellos y ellas.  

Hoy nos desplazamos hasta Baleares y Andalucía para descubrirlo.  

parte 2 voluntariado verano

Erica, un kayak para cambiar conciencias 

Cuando llega el verano, Erica se monta en kayak y se adentra en el mar. Pero no lo hace simplemente por pasar el tiempo: en su caso, hay una poderosa motivación detrás, y es la de proteger el medio ambiente. Como voluntaria de Cruz Roja, Erica y sus compañeros y compañeras de este área se suben a este medio de transporte para advertir a las embarcaciones de su impacto sobre nuestro entorno marítimo.  

“El proyecto de vigilancia medioambiental se hace solamente en verano”, expone Erica, una argentina que forma parte de Cruz Roja en Palma desde el año 2018. Vinculada afectivamente desde siempre a la Organización (“recuerdo, de pequeña, a mi madre haciendo donaciones”), ama la naturaleza y saca, gracias a su trabajo como autónoma, un ratito para hacer voluntariado de forma constante. 

“Cuando vemos a alguna embarcación que ha fondeado sobre posidonia le pedimos si puede levantar el ancla y hacerlo sobre bancos de arena para, así, no dañar a la especie”, cuenta Erica, poniendo el foco en que dicha labor es meramente informativa. Y no es lo único que hacen. Junto a las tres personas voluntarias que suelen componer este proyecto, se reparten la faena: dos se meten en kayaks en el mar, y otras dos limpian los residuos que hay en la zona de la playa.  

Aunque Erica reconoce que no todo el mundo está dispuesto a escuchar, no le importa, y siempre saca ganas para continuar adelante. Tanto es así que cuando el verano llega a su fin y guardan los kayaks, su voluntariado sigue adelante. “Siempre encuentro un hueco”, confiesa, y no le importa “poner patas arriba” su trabajo para conseguirlo. “Es una cuestión casi adictiva”, agrega.  

Entre las actividades a las que se apunta menciona con especial cariño el servicio de silla joëlette, una silla adaptada para personas con problemas de movilidad reducida, tanto niños o niñas (que se hayan podido romper alguna extremidad) o personas mayores. “A mí me formó Virgilio: el top. Él es el gran experto en joëlette”, dice.  

Y con él hablamos a continuación. 

parte 3 voluntariado verano

Virgilio, los aprendizajes derivados de una silla adaptada 

Cuando cumplió los 54 años, Virgilio decidió que era momento de jubilarse. Después de una vida trabajando, y ante la perspectiva de que ninguno de sus hijos quisiera tomar el relevo en el negocio, él y su exmujer se dedicaron a viajar durante un tiempo. Después, decidieron hacer voluntariado y aunque (cuenta) ella pronto “se lo dejó”, Virgilio encontró en esta forma de ayudar algo muy enriquecedor. Ocho años después, todavía es voluntario y explica por qué. 

“Hacer el servicio de silla joëlette es una de las cosas que más me llenan y me aportan. Aprendo mucho de las personas usuarias y de mis compañeros y compañeras”, expone este vecino de Palma de 64 años. La silla joëlette, que permite sortear obstáculos físicos y llevar a gente con movilidad reducida a multitud de parajes naturales, como el Parque Nacional de Cabrera, supone un reto a muchos niveles (con pendientes de hasta 500 metros), pero a Virgilio no le importa: le gusta enfrentarse a ello y salir airoso. 

El verano es la mejor época del año para visitar Cabrera

El verano es la mejor época del año para visitar Cabrera. En algunos casos, las personas que viajan en la silla joëlette tienen la oportunidad de bañarse (“se necesita un socorrista”, puntualiza Virgilio), y la experiencia siempre consigue emocionarles. “El año pasado hicimos una salida con una mujer, y hace un par de semanas repitió. Yo estaba fuera de viaje, pero me comentó nuestra referente que estaba decaída y que la excursión le dio mucha fuerza y ganas de afrontar la vida. Estaba mucho más positiva”, explica.  

parte 4 voluntariado verano

Ana Fernández, mucho que aportar 

De un extremo al otro. Ana Fernández tiene solo 17 años, pero ya conoce el voluntariado de Cruz Roja muy de cerca. Esta joven de Granada siempre ha estado en contacto con la Organización por su madre, que actúa en el área de Socorros, y en cuanto vio la oportunidad de ayudar, no se lo pensó. “Oí hablar de Cruz Roja Juventud y los campamentos, y me uní”, cuenta. 

Como durante el resto del año está muy centrada en sus estudios, el verano se ha convertido en la mejor época para hacer efectivo ese voluntariado. “Tengo más tiempo libre”, dice Ana, aunque también admite que si durante el curso puede apuntarse a algo, lo tiene en cuenta. Tal es su afán de ayudar que ya tiene clara su carrera: enfermería. “Podría ayudar en Juventud, pero también en Socorros”, menciona.  

Los campamentos urbanos (se llaman así porque no incluyen pernocta) se celebran en dos tandas, en julio y en agosto, y con 4 grupos en total, que a su vez se dividen por edades (de 7 a 12, y de 12 a 17). Las actividades, por otro lado, abarcan desde ir a la playa y a la piscina hasta hacer visitas culturales y conocer espacios como Sierra Nevada. “Siempre quieren repetir el día que vamos a Sierra Nevada”, dice Ana con una sonrisa.  

En el campamento, su imaginación es inagotable. “Cuando aparece en verano se hace con todo. Conoce a los niños y las niñas, a sus familias, se sabe muchos juegos… tiene un gran futuro por delante”, señala, por su parte, Belén Martínez, responsable de CRJ en Granada, y una de las personas que mejor conoce a Ana. Belén, además, es plenamente consciente de cómo el voluntariado aumenta considerablemente en verano: “Pasa todos los años. La gente que durante el curso no puede hacer voluntariado porque está centrada en sus estudios, aprovecha ahora”, concluye. 

El verano solidario; el verano, mejor. 

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