La salud mental antes, durante y después de la migración - Ahora
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- Una de las últimas investigaciones en Cruz Roja arroja interesantes datos sobre la migración forzosa y su relación con la salud mental y psicosocial.
Con el objetivo de visibilizar y concienciar sobre la salud mental y psicosocial de las personas migrantes y refugiadas, en Cruz Roja se ha elaborado el informe ‘Atravesando fronteras, abriendo puertas, cerrando heridas: un proceso dialógico sobre la migración forzosa y la salud mental y psicosocial de las personas que llegan a España (Andalucía)’. En el estudio han participado migrantes solicitantes de protección internacional, profesionales, técnicos y voluntariado de redes locales y psicólogas de los Servicios de Atención Psicológica (SAP) de siete provincias andaluzas.
Desde que una persona migrante se ve expuesta y huye de su país de manera forzada para cambiar sus condiciones de vida comienza la afectación en su salud mental y la de su familia. Puede que el periodo de mayor afectación transcurra entre 6 meses o 1 año antes de la huida.
Durante el viaje, afecta de diferente manera a las personas que viajan en solitario que a las que lo hacen en familia. Cuando viajan en familia o con menores, la preocupación se centra más en los niños y niñas que están a su cargo y la necesidad de garantizarles la cobertura de necesidades. Los problemas que aparecen de salud mental después no son tanto a nivel personal sino de contexto, como los problemas para comunicarse, los económicos, los laborales… que acaban por afectar a la salud mental, y que también se ligan directamente con la nacionalidad o el sexo. Este proceso, además, afecta en mayor medida a colectivos considerados vulnerables, como pueden ser las minorías racializadas, o las mujeres, los jóvenes o pertenecientes al colectivo LGTBIQ+, que tienen mayor riesgo y menos factores de protección.
Cruz Roja ha analizado más de mil casos de personas migrantes (refugiadas, solicitantes de asilo…) para estudiar cómo es la salud mental de las personas que viven este proceso. Más allá de conocer a qué se enfrentan quienes pasan por este cambio de país forzoso, la Organización Humanitaria busca crear un plan de acción que minimice las consecuencias.
El estudio realizado por la Organización revela que la situación que más protege frente a los riesgos y afectaciones derivadas de la migración forzosa es el empleo y la ocupación remunerada (aunque sea de economía sumergida) por aportar protección e independencia económica; el apoyo familiar, ya sea en la distancia desde el país de origen o a su llegada, y la vinculación emocional con la familia es otra de las claves, junto a los hábitos y estilo de vida saludables donde se incluye la actividad física, la alimentación, la higiene de sueño y la salud afectiva y sexual como práctica de una relación libre de violencia, sexualidad sana y vivida libremente que implica también el sentirse querido o querida en el entorno de acogida y el sentimiento de pertenencia a un grupo de manera emocional, lejos del abuso o la trata. Los factores que más protegen la salud mental migratoria se complementan con las prácticas espirituales, la educación y la formación, las habilidades sociales, y el apoyo de la red social.
‘Atravesando fronteras, abriendo puertas, cerrando heridas´ pretende empoderar a las personas gracias al conocimiento y la co-creación de un sistema que permita también adaptar la intervención de Cruz Roja, sensibilizar a la sociedad, con material basado en las experiencias reales, y actuar teniendo en consideración a la persona como centro de su contexto próximo, sociedad de acogida ya sujeto de las políticas de actuación.
Este trabajo da un paso más para visibilizar la salud mental y condiciones de las personas migrantes con una mirada menos patologizante, que implique mirar sus activos y sus factores de protección tanto a nivel individual como social.
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