Caballos, torres y peones: la historia de Ricardo - Illes Balears
CWB - BOTON SELECCION SITE ILLES
Aplicaciones anidadas
Publicador de contenidos
Ricardo Amores es voluntario en Cruz Roja. Imparte, desde 2016, un taller de ajedrez para personas privadas de libertad. La prisión de Palma es su tablero de juego, donde cada semana juega y pasa el rato con usuarios que ya sabían jugar al ajedrez o que están aprendiendo ahora. En esta entrevista, nos explica su labor como voluntario en Cruz Roja.
¿Qué significa ser voluntario en Cruz Roja para ti?
Me aporta la satisfacción de colaborar con personas que tienen alguna necesidad, porque les puedo ayudar a cumplir algo. He colaborado también con la silla Joelette, que es una silla adaptada para que personas con movilidad reducida puedan salir de excursión o a hacer alguna actividad al aire libre. También he llevado niños del programa de refugiados al colegio.
En prisión, les damos ese momento de evasión, son dos horitas en las que ellos se evaden un momento del mundo en el que se encuentran. Te llevas el agradecimiento, que te da mucha satisfacción de haber colaborado.
¿Cuándo empezaste a jugar al ajedrez y quién te enseñó?
Empecé jugando al ajedrez en casa, me enseñaron mi padre y mi hermano. Yo tenía cinco o seis años. Mi padre fue un profesor duro, no me dejaba ganar y yo tenía que hacer lo posible por jugar bien y defenderme lo mejor posible. Así aprendí.
¿Qué supone este taller para los usuarios?
Un momento de evasión, tener un par de horas para evadirse. Hablamos de técnica, estrategia. También de la historia del ajedrez. Yo siempre les digo que una mala jugada en ajedrez puede arruinarte una buena partida. Ellos me contestan: “Sí, y en la vida también”.
Al principio hablamos un poco, me explican problemáticas de prisión y después jugamos. Ellos juegan entre ellos y yo les recomiendo movimientos. Siempre les digo que no voy a ayudar al que vaya mejor o al que vaya peor: voy a ayudar a los dos. Trabajamos muchos aspectos relacionales.
Trabajamos el controlar el primer impulso, que mediten más, que reflexionen y recapaciten, jugando al ajedrez. Ellos lo pueden extrapolar a la vida, de hecho, hay mucha literatura al respecto, de cómo el ajedrez te puede ayudar a generar distintas capacidades.
¿Nos puedes contar alguna anécdota?
En una caja de fichas siempre nos había faltado una torre, y siempre teníamos problemas con esa caja de fichas porque teníamos que buscar torres en otras cajas para completar el tablero. De pronto, un día vino una de las personas que viene al taller y me trajo una torre hecha de madera. Ellos tienen un taller de carpintería y allí fue donde él realizó esa torre. “Mira, Ricardo, ya no nos va a faltar más la torre”, me dijo.
¿Qué le dirías a alguien que está pensando en ser voluntario o voluntaria en Cruz Roja?
Si tienes un poco de tiempo libre, aprovéchalo, porque vas a recibir muchas satisfacciones. Los usuarios son muy agradecidos.