Hepatitis vírica: una infección peligrosa - Cruz Roja
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La hepatitis es una infección causada por diferentes virus que producen la inflamación del hígado y que puede, en ciertos casos, causar la muerte si no se trata convenientemente. Los tipos más comunes son la A, B, C y en menor medida la D y E.
El Hígado, uno de los motores de nuestro cuerpo
El hígado es el órgano más grande del cuerpo humano y realiza tres funciones vitales:
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Almacena y filtra la sangre eliminando las sustancias tóxicas derivadas de fármacos, alimentos y desechos corporales.
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Elabora la bilis que se libera en el intestino para ayudar en la digestión de las grasas.
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Metaboliza los nutrientes de los alimentos, liberando la energía en el torrente sanguíneo y almacenando vitaminas y minerales.
Sintomatología
Ictericia (color amarillo en la piel), cansancio intenso, sensación de malestar, pérdida de peso, pérdida del apetito, náuseas, fiebre, dolor abdominal, prurito cutáneo, aumento y reblandecimiento del hígado, oscurecimiento de la orina y palidez de las deposiciones.
Pruebas
Las pruebas diagnósticas para confirmar una hepatitis A suelen ser pruebas sanguíneas.
Existen distintas pruebas para realizar el seguimiento de la evolución de la hepatitis B y determinar los grados de daño en el hígado. Normalmente es suficiente con una extracción de sangre, pero a veces puede ser necesario otro tipo de examen, que consiste en un tipo de escaneado (Fibroscan®) o una pequeña intervención para extraer una muestra del hígado (biopsia).
Un análisis de sangre en busca de anticuerpos del VHC puede indicar si ha existido o no exposición al virus, aunque puede utilizarse un test PCR (análisis de la carga viral) para confirmar la infección. Las pruebas de la función hepática pueden indicar si la hepatitis C ha dañado el hígado, si bien esto sólo se puede mostrar con seguridad, por ahora, a través de una biopsia del hígado, en la que se extrae una pequeña muestra de tejido hepático.
Tratamiento
La hepatitis A mejora sin tratamiento.
La hepatitis B, se puede prevenir si recibe la vacuna. Para las personas con síntomas leves, generalmente se recomienda reposo, nutrición adecuada y líquidos. Cuando la infección es crónica se puede tratar con medicamentos para reducir la carga viral y revertir el daño hepático.
Para la hepatitis C el tratamiento se recomienda sólo si la función hepática se muestra alterada de manera continuada. En lo posible se debe impedir la progresión a cirrosis o cáncer de hígado. En personas coinfectadas con VIH hay más controversia y algunos especialistas prefieren tratar sin esperar a que la función esté alterada.
Prevención
Una dieta equilibrada y hábitos saludables son la mejor receta para evitar estas hepatitis. En el caso de la A, además de las medidas higiénicas básicas es importante la vacunación al igual que para la B. Con respecto al virus de la hepatitis C, como tiene la misma transmisión que el VIH y no hay vacuna, se previene con el uso correcto del preservativo y evitando el contacto con sangre de otras personas (por ejemplo: no compartir jeringuillas).
Hepatitis A (VHA)
Se transmite:
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Por comer alimentos preparados por alguien con hepatitis A que no se lavó las manos después de usar el baño.
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Por beber agua contaminada o ingerir alimentos lavados con agua contaminada.
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Por meterse en la boca los dedos o un objeto que estuvo en contacto con las heces infectadas de una persona con hepatitis A.
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Por prácticas sexuales oroanales.
Hepatitis B (VHB)
Se transmite por el contacto con la sangre, semen, fluidos vaginales, saliva, o de madre a hijo antes del parto o durante el mismo. Es capaz de sobrevivir fuera del organismo varios días y, durante ese tiempo, puede infectar a otras personas.
También se puede transmitir de madre a hijo, por lo que todas las mujeres embarazadas deberían comprobar si tienen hepatitis B. En caso afirmativo, para evitar la transmisión, a la madre se le pone una inyección de globulina inmune de la hepatitis B y, al bebé, la primera dosis de la vacuna en sus primeras 12 horas de vida.
Hepatitis C (VHC)
Se transmite principalmente por contacto sanguíneo (uso inseguro de drogas o derivados de la sangre); sin embargo, cada vez hay más pruebas de que se puede transmitir por contacto sexual. Se ha apuntado que el riesgo puede estar relacionado con prácticas que impliquen el contacto con sangre, principalmente el fisting (introducción del puño en el ano) y el rimming (contacto bucal-anal) y el sexo anal no protegido. La investigación relativa a las parejas heterosexuales demostró que el riesgo de transmisión en la penetración vaginal es bajo, aunque esto sigue siendo controvertido y continúa investigándose.
Hepatitis D (VHD)
Es una infección provocada por un virus conocido anteriormente como agente delta. Solamente causa síntomas en personas que también tienen una infección por hepatitis B.
El VHD puede empeorar una enfermedad hepática en personas que tengan una infección por hepatitis B reciente (aguda) o prolongada (crónica) actual. Este virus puede ser sintomático en personas con hepatitis B que nunca tuvieron síntomas.
Alrededor de 1 de cada 10 personas infectadas puede desarrollar inflamación del hígado prolongada (crónica).
Muchos de los medicamentos utilizados para tratar la hepatitis B no sirven para el tratamiento de la hepatitis D.
Hepatitis E (VHE)
Se transmite, igual que la hepatitis A, a través del consumo de agua o alimentos contaminados (hielo, frutas y verduras crudas sin lavar…). A diferencia de la A, no cuenta con una vacuna. Su prevención pasa por extremar las medidas higiénicas y evitar el consumo de bebidas y alimentos contaminados. Tampoco causa enfermedad crónica.
Esperamos que la información ofrecida pueda seros de utilidad. Si tenéis alguna duda, por favor, poneros en contacto con nuestro servicio, donde un grupo de especialistas os harán las aclaraciones que necesitéis.