El VIH en la infancia y la adolescencia - Cruz Roja
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El VIH en la infancia está directamente relacionado con la transmisión vertical, es decir, a través de la madre antes del nacimiento, durante el parto y también mediante la leche materna.
En cambio, en el caso de la adolescencia, el virus se transmite mayoritariamente mediante las prácticas sexuales desprotegidas y por compartir material de inyección para el consumo de drogas.
Y por supuesto que el abordaje que se debe hacer es muy específico según en cuál de las dos etapas mencionadas se encuentre la persona que convive con el VIH.
En la niñez
En esta etapa los niños/as nacidos/as con infección por VIH es poco común que presenten sintomatología, incluso aunque no hayan recibido terapia antirretroviral y si permanecieran sin el abordaje terapéutico necesario los síntomas empezarían a manifestarse a partir de los 3 años de edad.
Es fundamental controlar cuanto antes la infección en la infancia porque de no ser así, el tiempo medio de supervivencia varía entre los 7 y 8 años.
Las niñas o niños que no son abordados terapéuticamente pueden sufrir retraso en el crecimiento y la maduración, infecciones bacterianas, anemia, problemas cardíacos, entre otras complicaciones.
Es importante tener en cuenta que los/las bebés que no sean tratados con la terapia antirretroviral tienen una gran probabilidad de fallecer antes de cumplir los dos años.
El diagnóstico de infección por VIH en la infancia comienza en las mujeres embarazadas gracias al cribado prenatal sistemático de la sangre.
Cuando se trata de niños o niñas que han nacido con el virus, las pruebas no son las mismas que para las personas adultas. Por citar un ejemplo: el análisis de sangre estándar empleado en las personas adultas no sirve para un/a niño/a recién nacido/a, o menor de 18 meses. En estos casos se debe hacer una prueba denominada de ácidos nucleico donde el positivo se confirma si se detecta material genético de VIH (ADN o ARN) en la sangre del niño/a.
La atención de los/las niños/as que conviven con el VIH y de sus familias debe realizarse a través de un equipo multidisciplinar compuesto por especialistas en medicina, enfermería, trabajo social, psicología, farmacia y nutrición.
El abordaje terapéutico debe evitar la progresión de la enfermedad, preservar y/o mejorar el deterioro del sistema inmunológico, garantizar el crecimiento y disminuir la transmisión del virus.
En la adolescencia
En la etapa de la adolescencia hay que diferenciar dos poblaciones:
a) Quienes se han infectado a través de su madre (transmisión vertical).
b) Quienes se infectan mediante prácticas sexuales desprotegidas y/o por compartir material de inyección.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la adolescencia se extiende entre los 10 y 20 años de edad.
Es un periodo de cambios fundamentales en el plano biológico, sexual, psicológico y social; donde se forma la personalidad. Todo ello hace aún más vulnerables a quienes se deben enfrentar al VIH en esa instancia.
Muchas veces la falta de información de las vías de transmisión, no usar protección en las prácticas sexuales, y estar bajo los efectos de determinadas sustancias son los caminos que facilitan la transmisión del VIH y demás ITS.
Los/las adolescentes infectados/as por transmisión vertical tienen necesidades médicas y psicosociales muy diferentes de quienes han contraído el virus por prácticas sexuales desprotegidas o por compartir material de inyección.
El abordaje terapéutico precoz preserva la función inmunológica, previene la progresión de la enfermedad y, en el caso de adolescentes sexualmente activos, evitaría la transmisión de la infección por vía sexual.
Cómo terminar con el estigma
La forma más eficaz de terminar con el estigma y la discriminación es hablar de manera abierta de estos prejuicios que sin duda, afectan, si cabe, con mayor gravedad en la infancia y la adolescencia de quienes conviven con el VIH.
Utilizar términos precisos y que no sean ofensivos, porque con el lenguaje también se puede discriminar.
Si a un niño/a se le oculta la situación (el diagnóstico positivo) ya se le crea el prejuicio desde el entorno familiar que luego se trasladará al colegio y a las distintas instancias de la vida social.
Lo mismo sucede con quienes están en la etapa adolescente. Por lo tanto, la empatía y la visibilización son dos pilares fundamentales a la hora de enfrentar el estigma que aún persiste con respecto al VIH.
El futuro
El Programa Conjunto de Naciones Unidas sobre el VIH/sida (ONUSIDA) destaca que 1,2 millones de niños/as y adolescentes de hasta 19 años que conviven con el VIH no reciben tratamiento. De ese total 800 mil tienen entre 0 y 14 años y los 400 mil restantes la gran mayoría se habría infectado/a recientemente.
Los organismos mundiales están trabajando para bajar todas estas cifras y el
objetivo más ambicioso para 2030 se centra en estas cuatro premisas básicas:
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Otorgar tratamiento adecuado a todas las mujeres y adolescentes embarazadas o lactantes portadoras del VIH para eliminar la transmisión de madre a hijo.
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Prevenir y detectar nuevas infecciones de VIH entre las adolescentes y mujeres embarazadas y lactantes
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Hacer accesibles las pruebas de diagnóstico y el tratamiento y atención integral para bebés, niños/as y adolescentes expuestos al virus o portadores de éste.
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Promover los derechos a la salud y la igualdad de género y eliminar las barreras sociales y estructurales que dificultan el acceso a los servicios.
Fuentes
Una nueva alianza buscará poner fin al SIDA infantil para 2030 | Noticias ONU
Plan Nacional sobre el SIDA del MSC (sanidad.gob.es)DocConsensoDiagTtoITS23Nov2016.pdf (sanidad.gob.es)