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Las mil formas de ayudar: radiografía del nuevo voluntariado

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LAS MIL FORMAS DE AYUDAR: RADIOGRAFÍA DEL NUEVO VOLUNTARIADO

Las mil formas de ayudar: radiografía del nuevo voluntariado
El voluntariado ha evolucionado. Antes, estar presente a la hora de ayudar era ineludible, ahora se convierte en una alternativa ante el abanico que adopta la participación social. La forma de hacer voluntariado se ha adaptado a la sociedad y, como ocurre en muchos otros ámbitos, también ha visto en las nuevas tecnologías una oportunidad. El perfil de la persona voluntaria del siglo XXI se ha transformado. Ahora es más joven, más flexible y cuenta con altas competencias digitales.

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PARTE 1 El voluntariado del pasado vs el voluntariado del siglo XXI

El voluntariado del pasado vs voluntariado del siglo XXI

“Antes cuando se hacía voluntariado, se hacía para toda la vida. Es lo que se llama voluntariado tradicional, y debido a la cantidad de tiempo que había que dedicar, las personas solo colaboraban con una única organización. Sin embargo, hoy día el voluntariado es infiel”, explica Moisés Benítez, director de Voluntariado de Cruz Roja.

Desde hace 15 años, con la llegada de los millennials, el voluntariado se transformó en lo que se conoce como ‘el nuevo voluntariado’. “La persona que hace voluntariado hoy, no dedica todo el tiempo que le dedicaba antes ni lo dedica todo a una misma organización. De hecho, no busca organizaciones, busca causas. El perfil del voluntario y voluntaria actual tiene más que ver con lo que encaja en su semana y en sus intereses, porque su disponibilidad es mucho más líquida”, comenta. Además, este grupo de población ha generado una gran ventaja en los últimos años gracias a sus altas competencias digitales. “El voluntariado de la gente joven de hoy día tiene un alto valor añadido. Ahora las personas más jóvenes tienen más formación, saben realizar tareas mucho más complejas. Antes, tenías que formar a las personas hasta que tenían las habilidades sociales necesarias, de trabajo en equipo o de redacción”.

 

“Para Cruz Roja, es igual de voluntaria una persona que le dedica unas horas al mes como la que viene solo cada 24 de diciembre a repartir cenas”

Esa nueva forma de entender el mundo, de estar en contacto con todo lo online y de ser flexible ante las diferentes disponibilidades de las personas voluntarias son puntos que desde la Organización más se han potenciado en los últimos años. “Para Cruz Roja, es igual de voluntaria una persona que le dedica unas horas al mes como la que viene solo cada 24 de diciembre a repartir cenas”, añade Moisés recordando que el perfil de los voluntarios y voluntarias de la Organización es equiparable a la pirámide de población que hay en España. Con una diferencia: que “desde que comenzó la pandemia hay más voluntarios y voluntarias jóvenes, porque las personas mayores son colectivos de riesgo”. 

PARTE 2 ayudar en tiempos de pandemia

Ayudar en tiempos de pandemia

Todos los avances que llegaron para revolucionar el ámbito del voluntariado, se pusieron a prueba en marzo de 2020. La presencialidad se redujo al mínimo mientras los esfuerzos se destinaban a lograr que gran parte de las acciones fueran telemáticas.

A excepción de las entregas de alimentos, medicinas, tablets, acceso a Internet, material escolar o asistencias. El resto se adaptaron a la nueva situación de confinamiento con la ventaja de que Cruz Roja llevaba mucho adelantado a la hora de trasladar sus necesidades al mundo digital. “En 2010 pusimos en marcha el primer proyecto de voluntariado digital” dice Benítez recordando que durante la pandemia se han incorporado dos tercios más de voluntarios.

Con la irrupción de la COVID-19, las personas de riesgo y mayores de 65 años que colaboraban con las entidades sociales no han podido participar. Por eso, uno de los colectivos que más se ha implicado durante esta crisis sanitaria ha sido la gente joven. Concretamente, 63.000 personas que se unieron a Cruz Roja desde marzo para brindar apoyo a más de 2.800.000 personas afectadas por el coronavirus. “De ellas, el 32% tiene menos de 30 años. Hablamos de más de casi 76.000 jóvenes que, con su compromiso y su esfuerzo, están ayudando a dar una respuesta a las necesidades de la población más vulnerable”, señala Paula Rivarés, directora de Cruz Roja Juventud.

Ana Llabona, azafata de profesión, es una de las más de 63.000 voces que se sumó a la organización estos últimos meses. Cuando la población se confinó, pensó que tenía que hacer algo útil y llamó a Cruz Roja para ofrecerse a colaborar: "Trabajaba en Air Europa y cuando empezó el estado de alarma y nos encerramos en casa, empecé a ver toda la gente que permanecía en primera línea y el trabajo que estaban realizando con quienes vivían en la calle o la situación de los comedores sociales”. Igual que Carlos, un joven que sufre claustrofobia y que encontró en el voluntariado una manera de ayudar a los demás mientras salía de casa. Ellos son el ejemplo de los miles de personas voluntarias que se han sumado a ayudar de forma presencial o de manera telemática prestando su tiempo y su ayuda durante el pasado año. 

 

parte 2.1

Fue al comienzo de esos meses de incertidumbre y de caos cuando la respuesta de solidaridad se multiplicó. “Más allá de la entrega de productos y cobertura de necesidades básicas de los colectivos más vulnerables, ha habido una parte fundamental dentro del Plan Responde de Cruz Roja desde el inicio de la pandemia: las llamadas de teléfono realizadas por los voluntarios y voluntarias, tanto a personas mayores como al resto de personas, para saber cómo se encontraban”, explica Olga Díaz Escalona, subdirectora del Departamento de Intervención Social de Cruz Roja. Y es que “todas las actividades que podían virtualizarse se han virtualizado, y se han continuado realizando. Lo importante es que hemos podido mantener toda nuestra actividad en pandemia, porque esto nos ha pillado preparados”, dice Moisés explicando que no ha habido actividades nuevas que se hayan puesto en marcha durante la pandemia, sino que las que ya había se han reforzado a través de los medios digitales como las clases de apoyo escolar, videoconferencias, entrevistas a nuevos voluntarios, la teleasistencia o el acompañamiento a los mayores.
"Hemos podido mantener toda nuestra actividad en pandemia, porque esto nos ha pillado preparados"

PARTE 3 Ayudar desde el sofá de casa

Ayudar desde el sofá de casa

Pero la pandemia no solo ha servido para volver a poner a prueba la capacidad de respuesta de Cruz Roja, sino que también ha valido para consolidar el voluntariado en otro ámbito: el universo online.

Ya desde 2012 “teníamos proyectos en los que, aunque la actividad pudiera hacerse presencialmente, forzábamos a que se hiciera de manera virtual porque queríamos tener experiencias en el marco del voluntariado digital”, comenta Benítez. Como un cuentacuentos que hace ya diez años contaba cuentos en diferentes hospitales a través de una pantalla gigante de videoconferencia. “Si tienes un buen cuentacuentos, puedes multiplicar su actividad si le preparas un set en su casa o en una asamblea en la que puede contar cuentos a través de los medios digitales, llegando a diferentes hospitales y sin gastar tiempo en desplazamientos”. Aunque esa parte de la actividad es online, dos personas voluntarias asistían presencialmente a cada hospital para coordinar a los niños y niñas.

Este es solo uno de los ejemplos que demuestra que el voluntariado digital ha mejorado el acceso a las diferentes actividades a personas que viven en lugares remotos, tienen problemas de desplazamiento o, por cualquier otra circunstancia, deben acceder  a través de medios digitales. “Ha permitido que a través de la pantalla los voluntarios y voluntarias se hagan presentes con la persona usuaria allí donde fueran necesarias. Y gracias a esta experiencia previa en la que ya veníamos trabajando, hemos podido realizar todo ello de forma óptima durante la emergencia”.

Y es que, en el ámbito online, el voluntariado también existe y solo necesita acceso a Internet y un ordenador: no existen excusas si lo que se busca es ayudar. Gracias a eso, todas las convocatorias de los Mapatones Online -que antes eran completamente presenciales-, han sido un éxito. Este proyecto que se incluye dentro de la iniciativa Missing Maps, pretende mapear zonas sensibles antes de que ocurra una catástrofe o un desastre. “Los sitios más vulnerables se encuentran en áreas urbanas o rurales con pocos recursos y no están bien mapeados. A través de Missing Maps, podemos obtener mejores mapas en caso de desastre y conseguir mejores respuestas. Además de permitirnos planificar a medio y largo plazo actividades con esas comunidades”, explica Ana Peñalver Blanco, directora de proyectos en Fundación Tecsos.

 

 

PARTE 4 otras formas de voluntariado

Otras formas de voluntariado 

Sin embargo, aunque la llegada del coronavirus haya acelerado la revolución del voluntariado en el territorio online, este nuevo concepto viene reinventándose desde hace tiempo. 

Ser persona voluntaria ya no significa estar en un lugar de manera física para prestar ayuda. Si no que, hoy día, participar de forma activa con Cruz Roja significa poder combinar las aficiones personales con la acción voluntaria: una de las nuevas tendencias que más éxito está teniendo en el ámbito del voluntariado. 

Es el ejemplo de Andrés Oteo, una de esas personas que ponen voz a estas historias. Andrés es invidente y al jubilarse en su trabajo en la ONCE comenzó a colaborar con Cruz Roja en sus proyectos de voluntariado. “Ambulancias no voy a poder conducir, pero la tecnología y los móviles se me dan bien, por eso ayudo con aplicaciones en los móviles para personas mayores, ciegas o con discapacidades. Estamos probando una aplicación con GPS que te indica a dónde puedes ir -derecha, izquierda, delante y atrás-, para que con esa información personas como yo se puedan mover por la ciudad. También estamos con otra que lee las fotos con texto, así me entero de lo que pone”, declara Andrés.

 

 

O la historia de una chica psicóloga de Huelva cuyo caso es totalmente proactivo. “Se acercó a la organización para ofrecer terapia con animales y poner en marcha los beneficios que tiene. Así que se le hizo un hueco y comenzó a trabajar con personas mayores en residencias”, comenta Moisés.

Porque el voluntariado en Cruz Roja no es algo anclado al pasado, es una actividad flexible, que permite a los usuarios adaptarla a su tiempo y a sus necesidades. Ahora más que nunca, el voluntariado tiene la mirada puesta en el futuro.


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