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Jóvenes entre pantallas

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JÓVENES ENTRE PANTALLAS

Jóvenes entre pantallas
Las pantallas son una realidad en nuestro día a día. Y sin duda aportan muchas cosas positivas, pero es importante fomentar su buen uso para evitar situaciones de dependencia digital.

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parte 1 jovenes pantallas

Según la Organización Mundial de la Salud, una adicción es una enfermedad física y psicoemocional que crea dependencia o necesidad hacia una sustancia, actividad o relación. Aunque tradicionalmente hemos asociado el término “adicción” con las drogas, en los últimos tiempos también las TRICS (Tecnologías de la Relación, la Comunicación y la Información), que forman parte de la denominada ‘revolución digital’, han provocado un consumo abusivo en parte de la población, especialmente la más joven. 

Las TRICS suponen un importante avance a muchos niveles y mejoran la vida de las personas, pero (como todo) pueden convertirse en un problema cuando su uso es excesivo. Pero no solo el tiempo es importante: también lo que suponen las pantallas en nuestro día a día. Un simple vistazo a nuestro alrededor confirma esta tendencia: la gente pasea por la calle sin levantar la cabeza de la pantalla del móvil, y el dispositivo es un invitado más en las conversaciones de sobremesa, siendo un compañero del que no se prescinde en ninguna ocasión, ni dentro ni fuera de casa.

Tanto es así que se conoce como “nomofobia” el miedo irracional a no disponer de teléfono móvil o no tener acceso a Internet. Es una realidad entre la población adulta (la OMS advierte de que en España entre un 6 y un 9% de usuarios habituales de Internet podría haber desarrollado algún comportamiento adictivo), pero en la juventud existen algunos factores a tener en cuenta: los y las jóvenes se encuentran en pleno proceso de formación de su personalidad adulta y son más vulnerables a nivel emocional, por lo que los efectos de esta situación les golpean con mayor virulencia.

Los motivos que pueden llevar a una dependencia son diversos

Desde Cruz Roja Juventud, donde se trabaja muy activamente para educar y sensibilizar sobre todo tipo de adicciones en jóvenes, desde las más tradicionales (como drogas) a las más nuevas, señalan que el gran problema es “distinguir exactamente entre el uso y el abuso”. Este último es el que puede derivar en una adicción que genere una dependencia alrededor de dichos estímulos, afectando en la vida diaria, tanto a nivel social y familiar como laboral.

Los motivos que pueden llevar a una dependencia son diversos. Las redes sociales o las aplicaciones activan un sistema de recompensa que premia con seguidores y “likes”. Además, hacen que se libere en nuestro cerebro un chute de dopamina al conectar con otras personas. 

Concretamente, en cuanto al juego online algunas señales que podemos identificar son: necesitar jugar cada vez más a menudo y con mayor cantidad de dinero, jugar para evadirse (cuando se está triste o con ansiedad), pensar continuamente en jugar o apostar, o incluso poner en peligro alguna relación o mentir para conseguirlo. En cuanto a las redes sociales, algunas red flags se traducen en: necesitar estar en conexión durante más tiempo para sentir satisfacción, sentirse mal si no se está conectado a Internet, pasar mucho tiempo pensando en conectarse, no lograr controlar el tiempo o la frecuencia en redes sociales, dejar de lado otras actividades por ello, o mentir en la relación al tiempo y frecuencia en la que se está en Internet. 

Los efectos más destacados de las nuevas adicciones a las tecnologías son el aislamiento, la incomunicación, la agresividad o el bajo rendimiento. Desde el Programa de Sensibilización y Prevención, y el Proyecto de Educación para la Salud Cruz Roja Juventud advierten que hay que conocerlas e informar acerca de ellas a niñas, niños, adolescentes y su entorno. 

parte 2 jovenes pantallas

Redes sociales: la dictadura del like

Las redes sociales alientan a compartir y proyectar únicamente lo positivo. También producen una sensación de gratificación muy rápida que engancha directamente con el reconocimiento y la validación personal. Cuando uno ha tenido un mal día, puede conectarse a cualquier red social y compensar la frustración con la sensación de popularidad que brindan. “De hecho, la pantalla no es una realidad alternativa, sino que es una forma más de relacionarse”, expresa Jesús Perianes, referente estatal del área de Salud de CRJ.

La facilidad de acceso, la rapidez e inmediatez en la conexión, el funcionamiento las 24 horas del día, la visibilidad y reafirmación de la identidad de grupo, la conexión permanente con las amistades o la posibilidad de acceder a todo tipo de contenidos y estímulos son otros factores que generan enganche con estas tecnologías. 

parte 3 jovenes pantallas

Ludopatía digital

La ludopatía, dice la RAE, es la adicción patológica a los juegos electrónicos o de azar. Una adicción que puede estar presente en el móvil, una herramienta que llevamos siempre en el bolsillo, y desde la cual podemos descargarnos aplicaciones y juegos de todo tipo. La ludopatía es un viejo problema que, sin embargo, encuentra ahora distintas formas de llegar también a la juventud, más allá de las casas de apuestas y juego o las clásicas tragaperras. 

"Estas aplicaciones están destinadas a crear adicción por el sistema de recompensa"

La encuesta ESTUDES del Plan Nacional sobre Drogas muestra que en 2021 un 20,1% de estudiantes de 14 a 18 años ha jugado con dinero en el último año (presencial, online, o ambos). Un 85,1% ha jugado a videojuegos. Y es que solo basta un ordenador y conexión a Internet para entrar una página web, abrirse una cuenta y ponerse a jugar. Muchas veces, con inversión económica de por medio. 

“Estas aplicaciones están destinadas a crear adicción por el sistema de recompensa, por lo que, sin las habilidades personales necesarias desarrolladas, puede llevar a un abuso o dependencia”, matiza Jesús Perianes. “Para realizar juegos de azar online y offline se debe de ser mayor de edad, por lo que la ludopatía no está reconocido este trastorno en menores”, advierte además el referente estatal del área de Salud de CRJ.

parte 4 jovenes pantallas

Formas de combatir la dependencia digital

Cabe recordar que los y las adolescentes también pueden invertir tiempo frente a una pantalla para investigar, para hacer un proyecto escolar, crear música, diseñar, o relacionarse con sus amistades. También pueden acceder a contenidos educativos o de entretenimiento en programas de televisión o vídeos en streaming. Dicho de otro modo: no hay que demonizar las tecnologías, pues también tienen un lado sin duda positivo.

Desde CRJ, así, evidencian que resultan clave para mejorar la situación de niños, niñas y jóvenes en determinados contextos (procesos migratorios, situación de hospitalización, etc.) y potencian la autonomía y las oportunidades de desarrollo de la juventud. Por todo ello, conviene fomentar el buen uso frente al abuso de las mismas, así como sensibilizar y prevenir sobre los riesgos que supone el ocio relacionado con apuestas o juego online

“El compartir a través de las redes sociales online genera espacios estables y lazos de confianza que facilitan el intercambio. Adolescentes y jóvenes activan su capacidad de empoderamiento a través de su contacto con las redes sociales y los videojuegos, asumiendo decisiones, organizando su trabajo o concretando objetivos… se crean espacios de afinidad, donde se apropian de sus propios conocimientos, que hacen partícipes a la comunidad de usuarios y exhiben en los espacios públicos”, apunta Perianes. 

Existen muchas aplicaciones que miden el tiempo que pasamos en Internet y las redes sociales, algo que puede ayudar a hacer un uso saludable de estas y no desencadenar el abuso. Además, puede ser interesante incorporar lo siguiente: 

  • Marcar un día a la semana o un tiempo de desconexión.
  • Desactivar las notificaciones para evitar mirar cada vez que llegue una.
  • Establecer un momento del día para revisar las redes, a poder ser cuando no se esté con gente.
  • Equilibrar las relaciones online y offline.

Después de todo, y como decía el psicoterapeuta Anthony de Tello, “solo controlas aquello de lo que eres consciente. El resto te controla a ti”. Si no es así, también siempre se puede acudir a personas que puedan diagnosticar una dependencia digital y acompañarnos en el proceso. 

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