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Una crisis alimentaria devastadora

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UNA CRISIS ALIMENTARIA DEVASTADORA

Una crisis alimentaria devastadora
En 2021, 193 millones de personas en 53 países estaban en situación de crisis alimentaria. Las perspectivas para este año 2022, desgraciadamente, tampoco son esperanzadoras. ¿La buena noticia? Cruz Roja estará allá donde se la necesite para que las personas y colectivos más vulnerables puedan hacerse más fuertes frente a estas dificultades.

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parte 1 crisis alimentaria

El hambre es una de las mayores causas de injusticia y violación de los derechos humanos que existen en todo el planeta. La falta de acceso a alimentos básicos supone limitar las posibilidades de desarrollo de las personas y de los países. Además, condiciona negativamente el derecho a la salud, a la seguridad y a las igualdades de oportunidades.  

“Existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen en todo momento acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos a fin de llevar una vida activa y sana”, se recogió en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación en 1996. Más de 25 años después, esta declaración continúa pesando sobre los hombros de millones de personas que carecen de las oportunidades para poder desarrollar sus vidas de manera autónoma y con unas mínimas condiciones de dignidad. 

Según la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, 1 de cada 5 personas pasaba hambre en el mundo en 2020. En 2021, solo un año después, 193 millones en 53 países estaban en situación de crisis alimentaria. En 2022, se prevé (por desgracia) que esta cifra ascienda. Las perspectivas no son precisamente halagüeñas, y para encontrar los motivos (desgraciadamente) no hay que mirar demasiado lejos.  

1 de cada 5 personas pasaba hambre en el mundo en 2020

Sara Hernández, responsable de Unidad África de Cruz Roja, lamenta y corrobora que actualmente “estamos en un contexto de mucha interdependencia global y de gran inestabilidad”. Los factores que han influido en esta situación son de diferente índole, pero todos suponen un duro golpe para las personas y colectivos más vulnerables. El propio 2022 nos muestra una fotografía clara de esto, empezando por las secuelas de la pandemia y acabando por el conflicto de Ucrania

“Los efectos económicos que ha dejado la pandemia del covid; el impacto que el cambio climático tiene en regiones donde las economías son muy dependientes de la agricultura y la ganadería y que ven cómo cada vez hay más dificultades para la producción; o el incremento en los precios a nivel global de componentes básicos como el gas, el petróleo y el conflicto en Ucrania, que ha reducido sustancialmente las opciones de importación de grano, fertilizantes y otros insumos necesarios para la agricultura y la ganadería vitales para muchas economías africanas”, sostiene Sara Hernández, explican que a los retos habituales de otros años se sume este 2022 un conjunto de causas que dibuja un panorama “bastante desolador”. 

Este contexto también ahoga a las economías más frágiles y limitadas, que tienen más difícil salir adelante ante estas circunstancias. El rastro que deja la hambruna, además, causa estragos en las personas que menos facilidades tienen. Y es que los efectos de la desnutrición y la hambruna son devastadores, especialmente en momentos cruciales del desarrollo humano, como la primera infancia (0-5 años), así como en el caso de mujeres embarazadas o personas enfermas o con diversidad funcional.  

“En ocasiones, los problemas derivados de la desnutrición se generan por la ausencia total de acceso a cualquier tipo de fuente nutricional. En otras ocasiones, los problemas vienen por la carencia de diversidad en nutrientes básicos y en la necesidad de adaptar las necesidades alimentarias de las personas según su situación física y de salud”, menciona Hernández. 

Es por eso que niños o niñas menores de 5 años, mujeres embarazadas, o personas con enfermedades prevalentes necesitan aportes nutricionales diferentes a los que pueda necesitar, por ejemplo, un hombre adulto sano. “Esta diferencia no es fácil tenerla en consideración cuando los recursos son limitados y no es posible ofrecer una dieta diversificada que incluya proteínas, hidratos y grasas en proporciones adecuadas a cada organismo”, matiza la responsable de Unidad África de Cruz Roja.

parte 2 crisis alimentaria

La situación en la región de África subsahariana 

La región de África subsahariana es la que mayores índices de prevalencia de hambre tiene en todo el mundo. Se estima que unos 240 millones de personas no tienen acceso a alimentos adecuados y saludables para su edad, lo que les impide llevar una vida sana y activa, impidiendo que alcancen sus máximos niveles de desarrollo. En el África subsahariana, uno de cada tres niños menores de 5 años sufre desnutrición aguda y 2 de cada 5 mujeres lactantes padecen anemia.  

Sara Hernández encuentra una idiosincrasia y peculiaridades en esta zona, pese a que África, puntualiza, “es una región inmensa, con muchas diferencias subregionales entre sí”. Sin embargo, sí confluyen una serie de realidades. “Es una de las regiones que menos contribuye al calentamiento global y al cambio climático, pero una de las regiones que más lo sufre”, pone como ejemplo Hernández. 

Las recurrentes sequías o inundaciones dejan espacios dañados para el desarrollo económico

Las recurrentes sequías o inundaciones dejan espacios dañados para el desarrollo económico; teniendo en cuenta lo frecuentes que son las explotaciones agrícolas y ganaderas en estos lugares se explica parte de esta problemática. Pero no es lo único a tener en cuenta. “Los movimientos de población forzados por la falta de oportunidades de desarrollo económico y los efectos de los conflictos también generan desequilibrios en determinadas regiones difíciles de sostener con recursos limitados”, alude Hernández. 

A ello se suman los efectos de la violencia, la falta de estabilidad política, la carencia de espacios seguros para la educación de las niñas y los niños, algo que “dificulta mucho las opciones de seguridad, incluida la seguridad alimentaria en cualquier región”. El consumo de agua en mal estado, las situaciones de recesión económica, la fluctuación de los precios, las enfermedades crónicas (como el VIH/sida o la tuberculosis), las enfermedades animales que afecten a la ganadería, las plagas, la falta de educación o conocimientos nutricionales, las costumbres sociales o los factores culturales también pueden afectar en este contexto. 

parte 3 crisis alimentaria

La actuación de Cruz Roja para frenar la hambruna 

La labor principal que persigue Cruz Roja es apoyar a las comunidades locales para que sean más fuertes frente a estas dificultades. Una manera de conseguirlo es trabajar sobre sus medios de vida para que estos sean sostenibles y permitan a las personas hacer frente y recuperarse de situaciones negativas. También, de esta forma, pueden mejorar su bienestar y el de las futuras generaciones (sin debilitar el medio ambiente o la base de recursos naturales).  

“Les ayudamos a unirse en grupos de apoyo que conforman asociaciones en las que crean cajas de solidaridad para apoyarse en momentos de dificultad. También les apoyamos con la construcción y dotación de bancos de cereales que estén disponibles en épocas de sequía o de falta de abastecimiento en los mercados tradicionales. Igualmente formamos a las personas de las comunidades para que diversifiquen sus fuentes de generación de ingresos y mejoren su capacidad productiva, de forma que no sean tan dependientes a determinados productos”, señala Sara Hernández. 

Este tipo de proyectos son fuente de apoyo para el incremento de capacidades locales, así como para promover la dignidad y los recursos propios a la hora de enfrentarse a situaciones de crisis y adversidad. Pero, ¿es suficiente? “No”, responde con rotundidad Hernández. “Desde el momento en que la situación mundial se encuentra en un escenario tan incierto por los fenómenos que hemos comentado antes (la crisis en Ucrania, el cambio climático, los efectos socioeconómicos de la pandemia, los conflictos armados y la violencia, etc.) los más vulnerables serán los que más afectados se vean por sus efectos más negativos y África está en una situación de mucha vulnerabilidad”, añade. 

"África está en una situación de mucha vulnerabilidad"

Aunque el futuro no se antoja especialmente esperanzador en estos momentos, Cruz Roja permanecerá (ahora y siempre) junto a las personas que más lo necesitan. “Desde Cruz Roja queremos seguir fortaleciendo estos proyectos de base comunitaria para diversificar y ampliar las opciones para los agricultores, ganaderos, comerciantes y sus familias, pero, además, queremos reforzar la necesidad de trabajar para el fortalecimiento de políticas públicas que apoyen desde las administraciones públicas locales a estas comunidades”, dice Hernández.  

Y concluye: “Asegurar el cumplimiento de las obligaciones que existen por parte de las administraciones hacia sus comunidades, de forma que se generen mecanismos de protección que contribuyan a que derechos básicos de las personas como el derecho a la salud, la alimentación, la educación tengan más recursos y sean realidades para todas las personas sin discriminación”. 

En la zona del Sahel, sin ir más lejos, Cruz Roja Española trabaja en cinco países prioritarios: Mali, Burkina Faso, Níger, Senegal y Gambia. Este 2022, se ha apoyado en operaciones de emergencia (ayuda alimentaria y protección de los medios de vida) y de cara al año siguiente se llevarán a cabo acciones de apoyo a centros nutricionales, distribución de kits de higiene, ayuda alimentaria y protección de medios de vida en Níger, Burkina Faso y Mali. Entre este 2022 y el año 2024 se trabajará, además, en proyectos de desarrollo, esto es, en la mejora y diversificación de la producción agrícola, en agua y saneamiento, en nutrición, en salud comunitaria y en la gestión de riesgos. 

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