José Augusto García (SEGG): “No es ser mayor más años, sino ser joven más tiempo" - Ahora
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La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) ha dedicado los últimos 75 años a trabajar por las personas mayores de nuestro país. En un contexto en el que cada vez vivimos más años, afronta el reto demográfico desde múltiples puntos de vista: promoviendo un envejecimiento saludable y activo, luchando contra el edadismo, afrontando problemas como la soledad no deseada o la pobreza en las personas mayores, y buscando fórmulas para mejorar la atención sanitaria geriátrica y los cuidados de larga duración en un entorno más domiciliario y comunitario. La SEGG fue reconocida con una de las Medallas de Oro de Cruz Roja en 2023. José Augusto García Navarro, su presidente, nos ayuda a profundizar en la importancia de entender el envejecimiento como parte de nuestro ciclo vital.
¿Qué significa para la SEGG la Medalla de Oro de Cruz Roja?
Para la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología fue una gran alegría y a la vez una sorpresa. Hemos trabajado mucho en los últimos años, especialmente durante la crisis del coronavirus y posteriormente a la pandemia. Recibir la Medalla de Oro de Cruz Roja también es una responsabilidad porque cuando te elige una entidad honesta con prestigio y recorrido en cuanto a la acción humanitaria y voluntariado como es Cruz Roja, al mismo tiempo te exige y te carga de responsabilidad, compromiso y ganas por querer hacerlo todavía mejor.
Existe un miedo a envejecer: a hacerse mayor, ¿por qué motivo?
Creo que tenemos, en general, una idea negativa de la vejez, y esto es una cosa que nos llega desde que somos pequeños y pequeñas, a través de la educación. La gran mayoría de personas asocia envejecer con algo negativo. Pero esta no es la visión para abordar el tema en una sociedad que, en estos momentos tiene un 20% de personas de más 65; en el 2030 tendrá ya un 24% y en 2050 tiene un 30%. Por tanto, desde la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología preferimos ver el envejecimiento como una oportunidad de hacer cambios, como un reto.
Es cierto que al ir envejeciendo se pierden ciertas capacidades, pero también es cierto que nos va a pasar a todos y a todas y eso no es nada negativo, es la evolución natural del ser humano y hay que empezar a trabajar en esa imagen en positivo de la vejez.
¿Por qué se trata a las personas mayores con tanta condescendencia (se decide por ellos; paternalismo, edadismo…) y cómo hacemos para remediarlo?
El principal pilar es la educación. Hay que empezar a educar desde las escuelas sobre que el envejecimiento es normal, tanto de la sociedad como de las personas individualmente. Mostrar que la vejez es un hecho fisiológico para que vean qué significa envejecer y que es algo natural, no negativo.
Por otro lado, es importante generar vínculos intergeneracionales. Los niños y las niñas tienen que vivir y convivir con gente mayor como son sus padres, pero también con sus abuelos o con la gente mayor del barrio para normalizar la situación de hacerse mayor. Ese vínculo intergeneracional les hace crecer mucho a las personas jóvenes porque les transmiten la experiencia y también los valores; valores como la familia, la estabilidad, resolver problemas no de forma inmediata, valores como la generosidad…
Además, ahora sabemos que todas las leyes van acompañadas de una memoria económica, de un plan de igualdad de género o de un plan de impacto ambiental… pues hagámosla acompañar también de una memoria por si se detecta que alguno de sus redactados o leyes puede disminuir los derechos de las personas mayores para lo que se esté regulando.
¿Cómo se define desde la SEGG el “envejecimiento activo y saludable” y cómo se puede alcanzar?
El envejecimiento activo y saludable es intentar envejecer y ser joven más años, es decir, hacer que todos los procesos como la pérdida de capacidad muscular o la pérdida de capacidad pulmonar, que se va perdiendo con los años, aparezca lo más tarde posible. Por tanto, no es ser mayor más años, sino ser joven más tiempo.
Se consigue con tres pilares básicos. Un coche tiene motor, un coche necesita combustible y por último, necesita a alguien que lo conduzca. Para nosotros el motor sería el ejercicio físico; el combustible sería una adecuada alimentación; y el conductor sería mantener la mente activa.
El objetivo de este es intentar luchar contra las amenazas de un envejecimiento saludable como pueden ser todas las enfermedades crónicas y degenerativas que son las que más afectan a las personas mayores. Pero, sobre todo hay que luchar contra dos grandes abismos como son la pobreza (las personas pobres envejecen peor que las ricas) y la soledad no deseada que en la gente mayor tiene un efecto terrible porque incrementa la probabilidad de muerte prematura en un 30%, además de incrementar las enfermedades crónicas.
¿Qué falla a nivel institucional respecto a las personas mayores y cómo se le podría dar una vuelta?
Cuando las personas mayores tienen muchas enfermedades crónicas aparece la dependencia y la necesaria ayuda de una tercera persona. Esto hace que ingresen en un hospital y aquí son básicos los servicios de geriatría.
El servicio de geriatría en hospital consiste en una unidad de agudos de geriatría, que consiste en una serie de camas del hospital donde se trata a estas personas durante un corto periodo de tiempo. Además de esta unidad de agudos de geriatría tienes que disponer de una unidad de recuperación funcional que es para que las personas que han perdido, por ejemplo, la capacidad de caminar, puedan volver a caminar antes de volver a su domicilio.
En cuanto a cuidados de larga duración, es decir, aquellos cuidados que prestamos con la ley de dependencia como son la teleasistencia, ayuda a domicilio, centro de día y residencia de mayores, pensamos que tenemos que potenciar la atención domiciliaria y comunitaria. En España estamos dispensando alrededor de 45 minutos de atención domiciliaria de media. Es poquísima atención para intentar que las personas con dependencia se mantengan en su domicilio. Por este motivo, se deberían incrementar mucho los cuidados profesionales y las ayudas prestadas por los servicios de atención domiciliaria para hacer que las personas vayan a las residencias lo más tarde posible.
Además de eso, hay que potenciar mucho los pisos con servicios, es decir, entornos parecidos a los pisos normales que hay en las ciudades o en los pueblos donde las personas con dependencia se encuentren en un entorno adaptado y tengan cerca los servicios que necesitan y cuando ya sea necesario, ir a las residencias. Es por eso que apostamos por unas residencias más pequeñas, que estén dentro de los municipios o de las provincias y que por dentro sean espacios más humanos, más accesibles, más asequibles y en definitiva, lo más parecido a un hogar. Queda mucho por hacer, pero seguiremos trabajando en ello.
¿Qué proyectos más destacados tiene la SEGG actualmente? ¿Cómo interviene la innovación en ellos?
Nosotros como sociedad científica intentamos poner encima de la mesa la actualización de todas las novedades que hay en el ámbito sanitario.
En este sentido, estamos inmersos en un proyecto muy avanzado que llamamos “Vivir mejor en casa” que es un proyecto que estamos haciendo desde la SEEG en Navarra y en Cataluña que lo que intenta es hacer que las personas mayores con dependencia estén más tiempo en casa y no vayan directamente a residencias de mayores.
En Cataluña lo que hacemos es incrementar la ayuda domiciliaria formal a la vez que formamos al cuidador no profesional. Además, intentamos que el cuidador profesional y el no profesional tengan más flexibilidad a la hora de organizar sus horarios. Y, en el caso de Navarra, estamos realizando algo muy innovador en el campo de las personas mayores con dependencia y es que trabajamos en dos residencias para tratar de ver qué personas pueden salir a vivir en la comunidad. Este proyecto de innovación social está financiado por la Unión Europea a través de los Fondos de Resiliencia y de la mano del Ministerio de Derechos Sociales.
Por último, dentro del campo de la innovación estamos trabajando, también, en un estudio para medir el impacto del envejecimiento en personas con discapacidad. Gracias a los avances de la tecnología y la medicina estamos viendo de qué manera envejecen unos colectivos u otros para intentar que haya políticas públicas que se puedan implementar para ayudar en su mejor envejecimiento.
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