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La historia de Adrián, un luchador nato
EMPLEO
La historia de Adrián, un luchador nato
04/11/2022
ESCRITO POR:
ENTREVISTA POR:
Cruz Roja
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Cruz Roja
  • Adrián se ha hecho con un contrato indefinido en el Alcampo de Cuenca tras pasar por Cruz Roja. Pero su historia, en realidad, es mucho más que la de un éxito laboral puntual.  

Adrián acaba de conseguir un contrato indefinido en el Alcampo de Cuenca tras pasar por un curso formativo de Cruz Roja. Hasta aquí, una historia de éxito de empleo normal y corriente. Salvo que no lo es, o no lo es exactamente. Porque Adrián, además de un trabajador “excelente” (eso dicen de él en Alcampo), tiene una historia de superación detrás.  

El diagnóstico médico de Adrián, cuenta Pilar, su madre, es “retraso generalizado del desarrollo”, acompañado de términos como “dislexia”, “disfasia” o “rasgos tipo autista”. Con 20 años, Adrián sabe bien lo que es luchar, y así lo confiesa su madre, que evidencia que “si las cosas están difíciles para todos, para personas como él todavía más”. Quizá ha sido la valentía de Adrián (y la de quienes le rodean) la que ha hecho que hoy se encuentre perfectamente integrado en el Alcampo de Cuenca, donde se deshacen en elogios hacia su buena actitud, sus méritos y su “alegría” contagiosa

Después de realizar un curso de comercio con Cruz Roja en Cuenca, apareció la posibilidad de hacer prácticas en dicha compañía. Nacho, técnico de Empleo en Cruz Roja en Cuenca, señala que pese a su discapacidad, Adrián siempre lo afrontó con unas “ganas increíbles”. Autónomo desde el primer momento, Adrián causó muy buena impresión en Alcampo, donde pronto comenzaron a llamarle la “alegría de la huerta”. “Han apostado por él”, apostilla Nacho, que no esconde que el día en que Adrián fue a recoger su certificado casi se les saltan las lágrimas de felicidad.  

 

“Han apostado por él”

 

Y es que, aunque Adrián empezó con un contrato de sustitución, ahora ya goza de uno indefinido a jornada parcial, lo que le permite tener unas rutinas claras y compaginarlo con otros aspectos de su vida. Él mismo, que nos contesta al otro lado del teléfono, no puede hacer otra cosa que confesar lo “contento” que está. Como reponedor, dice, se encarga de ir reemplazando desde bolsas de patatas hasta pipas pasando por galletitas saladas. “Mis compañeros, además, son unas personas maravillosas”, cuenta emocionado. 

Esa emoción la comparten en Alcampo. José Manuel, responsable de Recursos Humanos de la empresa, no duda en admitir que Adrián le cautivó desde el primer día. “Nos ha demostrado que aunque tenga una discapacidad reconocida, también tiene otras muchas competencias, valores y capacidades para hacer este trabajo”, señala. Aunque Alcampo tiene un férreo compromiso con la responsabilidad social (colaboran habitualmente con Cruz Roja) y la discapacidad, en este caso José Manuel apunta a que ha sido Adrián el responsable de su contratación: “Se ha ganado a la gente, la verdad es que realiza un trabajo fantástico”.  

“De hecho, acabo de hablar con su compañera de trabajo, le he preguntado cómo iba Adrián, y me ha dicho que es su ojito derecho, que desayunan siempre juntos y que todo el mundo le quiere. Es una maravilla”, concluye José Manuel. La historia de Adrián es una de esas que hace que todos pensemos que el mundo puede ser un lugar mejor. Una historia de un luchador nato con un desenlace a la altura.  



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