Publicador de contenidos

Ferran Dalmau: Prevenir los incendios forestales. Un reto colectivo para el siglo XXI
FIRMA INVITADA
PREVENIR LOS INCENDIOS FORESTALES. UN RETO COLECTIVO PARA EL SIGLO XXI
Ferran Dalmau
PREVENIR LOS INCENDIOS FORESTALES. UN RETO COLECTIVO PARA EL SIGLO XXI
Cuando llega el verano, la sociedad actual, mayoritariamente urbana, digitalizada, rápida, ocupada y saturada de información (más o menos útil, todo sea dicho de paso), levanta por un instante la mirada de sus pantallas y mira por un momento al monte. Hay humo. Algo arde.

A continuación, por un instante, las redes sociales se llenan de lazos negros, de lamentaciones y mensajes de indignación, o de solidaridad con las personas afectadas,… y se pide una solución única y milagrosa ¡Que se limpie el monte! … Ojalá fuese tan sencillo.  

El problema, tal vez, sea que se mira, pero no se observa. Todo el mundo entenderá que no es lo mismo oír, que escuchar… aunque sea un sutil matiz semántico, escuchar, implica atención. Y la gente mira el problema de los incendios forestales, pero no lo observa. Y es algo en cierto modo normal, dado que es un problema complejo, multilateral, con muchos matices. Y no cabe en unos pocos caracteres… ni en las soluciones simples y simplistas que muchas personas proponen. Los incendios forestales, al igual que otros fenómenos meteorológicos extremos como los acaecidos en Alemania, Holanda o Países Bajos en este verano de 2021, son un síntoma de una enfermedad compleja, multivariable y mucho más grave: nuestro modelo de relación con el ecosistema.  

Algunos hechos: El planeta Tierra ha pasado de albergar 1.200 millones de personas en el año 1850 a superar los 7.500 millones. Y claro, tamaño crecimiento poblacional, implica consumo de recursos… Por poner un ejemplo: Las últimas generaciones humanas hemos consumido más energía y recursos naturales en un periodo de 150 años (desde la “revolución” industrial) que todas las generaciones de humanos que nos precedieron… Y esa energía, que ni se crea ni se destruye, sino que simplemente se transforma, ahora está en juego. Está en las tormentas, en las inundaciones, en los incendios…  

Las últimas generaciones hemos consumido más energía y recursos naturales en un periodo de 150 años que todas las generaciones de humanos que nos precedieron…

Los grandes incendios forestales de hoy (los de más de 500 hectáreas) son una de las consecuencias de una serie de decisiones y acciones que como sociedad hemos consumado durante décadas. Por ejemplo, volvernos urbanos, cómodos, y, posiblemente, irresponsables. Urbanos porque el 80% de la población en España ya es urbana. Pero el suelo forestal supera ya el 60% de la superficie del país... y sigue creciendo, pese a los incendios. De los 24,2 millones de hectáreas de suelo forestal de 1990 a los 27,9 millones de hectáreas de 2018 han pasado casi 30 años de abandono, y eso da como resultado grandes extensiones de terreno en las que no vive (ni trabaja, ni "limpia" el monte,…) nadie. 

Hemos abandonado ese 60% del territorio que durante decenas de miles de años nos ha sustentado. No nos calentamos con leñas (combustible renovable en contraposición a los fósiles como el gas o el gasóleo, no renovables), no utilizamos madera ni otros productos agroforestales (renovables, en contraposición a plásticos y otros materiales que han contaminado nuestros ecosistemas por nuestra acción) y queremos frutas exóticas y comidas exquisitas, aunque vengan de la otra parte del mundo sin importarnos nuestro sector primario (agricultura, ganadería, aprovechamientos forestales…). Pero ¡si hasta tapamos nuestros vinos con tapones sintéticos en lugar de utilizar corcho! El cambio climático está haciendo que los incendios forestales, cuando se dan en los momentos más extremos desde el punto de vista de la meteorología, sean cada vez más devastadores. La combinación de sequías, temperaturas excesivas y fuertes vientos está propiciando grandes incendios forestales nunca vistos. Y para combatirlos, ya no valen las respuestas clásicas. Hay que adelantarse y prevenir. Y esto incluye, lógicamente, evitar conductas que pueden provocar un fuego (colillas, quemas, radiales…) 

Si lo expuesto hasta este punto, le preocupa, es importante que en primer lugar tome conciencia. Tenemos un problema. Pero aún estamos a tiempo de mitigar los efectos de nuestras acciones pasadas. El consumo responsable, es una parte de la solución (pero no la única). Frenar el debilitamiento de nuestro sector primario (producción agrícola ecológica, ganadera en extensivo, forestal certificada…) pasa por cómo llenamos la cesta de la compra. Desde 1962 hasta 2019 se han perdido prácticamente 4 millones de hectáreas de cultivo, y de ocupar a más de 4 millones de personas, en 2019 no llegaba a 900.000. En 1962 había aproximadamente 2,5 millones de explotaciones ganaderas. En 2009 quedaban poco más de 242.000… es un 90% de reducción… y claro, todo aquello que dejó de cultivarse, de pastorearse, o de aprovecharse en términos forestales… ahora yace dispuesto para arder por falta de gestión. Desde un punto de vista forestal en 1975 los montes españoles tenían unos 450 millones de metros cúbicos de volumen maderable. En 2010 esa cifra casi alcanzaba los 1000 millones de metros cúbicos de volumen maderable. Este indicador muestra la magnitud del problema. El 82,2% de los municipios en España son rurales, y suponen el 84,1% de la superficie. Sin embargo, carecen de dotación presupuestaria suficiente para poder abordar este reto. De los 27,9 millones de hectáreas forestales del país, solamente un 18,5% tienen un plan de gestión. No tener una planificación, implica no prevenir incendios. Hacen falta planes bien diseñados, y dotación para ejecutar dichos planes. Un territorio despoblado y abandonado es territorio altamente inflamable y muy vulnerable al fenómeno de la desertificación. El mantenimiento y la recuperación de población rural es una oportunidad ante la emergencia climática con potencial para generar empleo fuera de las ciudades. Pero hace falta inversión en servicios, en dotación sanitaria y educativa, en telecomunicaciones…  

El fútbol aporta un 1,37% del PIB de España. El sector primario supone, directamente, un 2,7% del PIB. Si se incluye la industria agroalimentaria, implica otro 2,5% y ampliado (transporte, distribución y pesquero...) llega al 10%... sin embargo no goza ni de la misma atención mediática, ni del mismo prestigio. En 2019 España consignó gasto militar por importe de más de 20.000 millones de euros. Pese a que los municipios rurales ocupan el 84,1% de la superficie, para el periodo 2014 - 2020, en los Planes de Desarrollo Rural del Estado se consignaron 8.053 millones de euros (1.300 millones/año). En 2018 el sector forestal, sólo pudo invertir entre 30 y 35 euros/hectárea. Equiparar el gasto militar a la lucha contra la Emergencia Climática implicaría poder invertir 740 euros/hectárea. Todo aquello que no gestionemos como sociedad, de forma preventiva, será gestionado por el Cambio Climático y/o los incendios forestales.  

¿Queremos prevenir incendios forestales? Bien. Tomemos conciencia, planifiquemos el futuro, dotemos esos planes de presupuesto, y ejecutemos los trabajos necesarios. O no. Y asumamos las consecuencias. ¿Qué prefieren? 

 

* Las opiniones de los colaboradores y colaboradoras que se publican en AHORA corresponden únicamente a sus autores y podrían no coincidir con los valores y principios de Cruz Roja, que fomenta la participación, el debate y la libertad de expresión para contribuir a crear una sociedad plural e informada.

Ferran Dalmau
Ferran Dalmau
Ferran Dalmau es ingeniero forestal. Es técnico especialista de Brigada Helitransportada (UPV), técnico especialista en Emergencias y Protección Civil (UV), Máster en Incendios Forestales, ciencia y gestión integral (UdL), Instructor de la Escuela Nacional de Protección Civil (Ministerio del Interior) y Director de Medi XXI GSA. Imagen de Fondo

Publicador de contenidos

Banner paginas editoriales

LEE LO QUE TE INTERESA
Suscríbete a nuestra newsletter y conoce un millón de pequeñas historias