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Aaron Lee: “No hay mejor manera de vivir que ayudando a los demás”
LA MIRADA DE
AARON LEE
“No hay mejor manera de vivir que ayudando a los demás”
AARON LEE
04/04/2023
ESCRITO POR:
ENTREVISTA POR:
Irene Herreras

Humanidad

Imparcialidad

Independencia

04/04/2023
ESCRITO POR:
ENTREVISTA POR:
Irene Herreras

Humanidad

Imparcialidad

Independencia

Músico, violinista y activista por los derechos humanos

Aaron Lee tiene tras de sí una de esas historias que no deja indiferente. Eminencia del violín (fue el integrante más joven de la Orquesta Nacional Española), vivió el infierno en su propio hogar tras declarar su homosexualidad y ser encerrado por su padre en una isla situada entre Corea y Japón. Tras publicar su autobiografía ‘Yo soy el que soy’, donde cuenta y ahonda en estas cuestiones, y posteriormente llevarla al teatro, Lee se ha erigido en la actualidad como un referente en la comunidad LGTBI. ¿Su sueño? Ayudar a los demás, algo que hace, además, desde su fundación ‘Arte que alimenta’.

Músico, violinista y activista por los derechos humanos

Han pasado algo más de dos años desde que publicaste tu autobiografía, un libro con tanta repercusión que posteriormente se llevó a los escenarios. ¿Desde dónde nació tu pulsión por escribirlo? ¿Qué querías conseguir contando tu historia? 

Nunca hubo una intencionalidad de escribir una biografía y publicarla, fue algo que surgió porque hubo una campaña de la Policía Nacional en la que animaban a denunciar los delitos de odio y allí yo conté por primera vez lo que me había pasado. Esa campaña se presentó ante los medios de comunicación, tuvo bastante repercusión, y un medio me contactó para ofrecerme contar mi historia. Desde que se emitió ese programa la gente ya empezó a pararme por la calle y darme las gracias porque estaba ayudando a entender a sus hijos e hijas. Eso me dejó en shock y pensé que todavía ayudaría a más gente si lo escribiese. Cogí mis diarios, que los tenía en un baúl, e hice este ejercicio de narración de una manera más abierta. 

¿Cómo convierte uno su historia de resiliencia y superación en una obra de optimismo vital tan necesaria para la comunidad LGTBI en particular y para la sociedad en general? 

El proceso no solo es la escritura del libro o la obra teatral, sino que empieza muchos años antes en terapia, donde aprendes a perdonarte. Mucha gente se sorprendía y me decía “pues ahora que eres famoso véngate”, pero en absoluto: ahora que se me ha dado el privilegio de tener este altavoz es cuando tengo que lanzar un mensaje de amor. Por muy doloroso que sea, los padres no son seres perfectos, aunque los tengamos en un altar. Yo no hago esto para vender libros, a mí me sirve para cerrar un capítulo vital del pasado, pero si esto ayuda a otra gente, me parece una forma limpia y sana de poder seguir adelante sin la mochila del pasado. 

En tus entrevistas afirmas que lo que tú haces “no es cultura del entretenimiento” sino que salva vidas. ¿Qué sientes cuando una persona te escribe para confesarte que tu obra le ha dado las fuerza que necesitaba para seguir adelante?  

Es algo que yo no me esperaba y ha sido todo muy positivo. Me prepararon para los posibles mensajes de odio que suelen surgir en las redes sociales, pero en mi caso ha sido una abrumadora mayoría de comentarios de gratitud. He sentido el peso de la responsabilidad cuando me contaban una intimidad o una llamada de socorro, pero es eso lo que me anima a seguir trabajando. La gira que hemos hecho por toda España con la obra de teatro ha servido para llevar esta historia a ciudades muy pequeñas y eso es necesario. A la salida del teatro cuando hablas con el público sientes que es un soplo de aire fresco.  

Dices que el violín es la mejor manera que tienes para expresarte. ¿Eres de los que cree en el poder transformador de la música? 

No sé si transforma, evoluciona o nos devuelve a lo que somos realmente, pero sí, es una forma de amansar a las fieras que hoy en día pululan por todas partes. 

En tu carrera como músico excepcional, hay un año a destacar, que fue el 2010, cuando te convertiste en el músico más joven de la Orquesta Nacional de España. Conseguiste la plaza fija por la que tantos sueñan, pero… decidiste dejarla. ¿Fue un acto de egoísmo o de salvaguardar tu creatividad? 

Sentí que si seguía ese camino iba a dejar la música. Yo entré con una pasión arrebatadora por poder estar allí y sentía que tenía que dar todo lo mejor de mí. Cuando eso se convirtió en una maquinaria de trabajo me frustró muy rápidamente. 

Te cansaste de escuchar que el arte no te iba a dar de comer y decidiste crear tu fundación ‘Arte que alimenta’. Desde allí organizáis eventos culturales con el fin de recaudar fondos para financiar becas comedor para menores en dificultades, becas de estudios para adolescentes del colectivo LGTBI rechazados por sus familias y ayudas a mujeres sin hogar. ¿Sientes la necesidad de ayudar a personas que están pasando por lo que tú pasaste? 

Por supuesto. Decidí emprender este proyecto inmerso en una gran crisis, todavía estaba en la Orquesta Nacional muy frustrado pensando incluso en dejar el violín. Como persona, me pregunto mucho mi papel en esta sociedad, el para qué estamos aquí, a qué hemos venido… Cuando te haces estas preguntas, que surgen cuando no tienes que buscar qué comer o cómo pagar el alquiler, llegas a la feliz conclusión de que no hay mejor manera de vivir que ayudando a los demás. La fundación no deja de ser una extensión de mis antiguos traumas: el haber pasado hambre, frío, el tener que buscar un techo, la frustración de no haber podido estudiar más. Todo esto es lo que me ha llevado a crear las ayudas en forma de becas de comedor, asesoramiento legal y psicológico, etc. 

Después de mostrarte al mundo tal y como eres, tal y como sientes, de abrirte en canal, de haber hecho tu historia pública, ¿ha merecido la pena?  

Tiene sus consecuencias, pero a mí me ha funcionado. Creo que habría funcionado igual de bien si lo hubiera plasmado en un libro y lo hubiera guardado porque el ejercicio de enfrentarme a mis miedos se ejecuta igual. La exposición pública también hace que estés más vulnerable, pero en líneas generales ha compensado y merecido la pena. Lo volvería a hacer. 

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