Tuberculosis infantil: el desafío de evitarla - Cruz Roja
Publicador de contidos
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se considera tuberculosis infantil a la que afecta a menores de 15 años. Aproximadamente el 11 % de las nuevas infecciones en el mundo pertenecen a la niñez y se concentra mayoritariamente en los países en vías de desarrollo.
En la infancia la etapa más común de contagio es entre 1 y 4 años. Es fundamental saber que un caso de tuberculosis infantil indica transmisión reciente en una comunidad desde una persona adulta.
En la edad pediátrica existe una mayor probabilidad de que la infección por tuberculosis progrese a enfermedad, incluidas las formas graves y extrapulmonares, particularmente en menores de 5 años. Además, en la infancia se puede transmitir a través de brotes en escuelas, familias, guarderías, etc.
Sintomatología
La mayoría de las infecciones por M. tuberculosis en la infancia son asintomáticas, pero hay también casos en los que presentan fiebre, astenia, anorexia o pérdida de peso. Los lactantes y adolescentes suelen mostrar síntomas.
Se calcula que, en menores de 1 año, hasta el 50% desarrollarán enfermedad activa tras la primoinfección y en esa edad con frecuencia la tuberculosis se complica a formas diseminadas, incluyendo miliar (cuando la infección se extiende a otros órganos del cuerpo a través de la sangre o linfa) y meníngea (cuando la bacteria llega a las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal).
Diagnóstico precoz
Para un diagnóstico precoz es fundamental tener en cuenta la historia familiar, el antecedente de vacunación con BCG, prueba de tuberculina, PCR y radiografía de tórax, entre otros.
No debemos olvidar que la tuberculosis es una enfermedad que prevalece en familias con importantes carencias sociales y económicas y en personas procedentes de países de alta endemia.
En el caso de la PCR, en menores, tiene una sensibilidad cercana al 80 % en comparación con las pruebas de cultivo. Si se sospecha que una/un menor tiene tuberculosis siempre deben incluirse, de manera inmediata en el diagnóstico, los familiares y los contactos próximos para cortar la cadena epidemiológica.
Tratamiento y estrategias de prevención
El tratamiento debería ajustarse a la epidemiología y manifestaciones clínicas particulares que presenta la tuberculosis infantil.
La estrategia Fin a la Tuberculosis planificada por la OMS y la Unión Internacional contra la Tuberculosis y Enfermedades Respiratorias tiene un rol determinante a la hora de reducir la carga mundial de morbilidad y de proteger a la infancia de la infección y la enfermedad.
Para que el plan sea eficiente es indispensable la coordinación en todo el sistema de salud y, especialmente, entre los programas de tuberculosis, de salud materno infantil y de inmunización, con el objetivo de priorizar la detección y tratamiento tempranos en la infancia.
Es necesario ampliar la investigación y el desarrollo de nuevos productos diagnósticos, medicamentos y vacunas para la tuberculosis infantil.
Investigar a los contactos y ofrecer profilaxis a los menores de 5 años.
Formar a los profesionales de la salud, concienciándolos a ellos y a la comunidad, del problema de la tuberculosis infantil.
Red contra la Tuberculosis y por la Solidaridad
Cruz Roja Española participa en la Red contra la Tuberculosis y por la Solidaridad junto a asociaciones públicas y privadas y ONG que trabajan en sintonía con el Gobierno de España para poner fin a esta enfermedad en el año 2035, según la meta que se ha propuesto la OMS.
En caso de que no se pudiera erradicar la tuberculosis tendrá graves consecuencias individuales y para la salud pública mundial.
Cómo lograr el objetivo en 2035
Es posible acabar con la epidemia mundial de tuberculosis, reducir drásticamente los casos y las muertes, y eliminar la carga económica y social que supone la enfermedad.
Para ello es necesario:
1. Ampliar el alcance de las intervenciones asistenciales y preventivas en materia de tuberculosis, prestando especial atención a los enfoques con gran impacto, integrados y centrados en las y los pacientes.
2. Lograr los mayores beneficios de las políticas y los sistemas de salud y desarrollo mediante la implicación de un conjunto mucho más amplio de colaboradores en los gobiernos, las comunidades y el sector privado.
3. Tratar de obtener nuevos conocimientos científicos e innovaciones que puedan cambiar drásticamente la prevención de la tuberculosis y la atención a la enfermedad.
Pero sin duda, otra de las asignaturas pendientes, es acabar con las desigualdades sociales y económicas que son las que generan la mayor cantidad de casos globalmente, procurando que no haya población vulnerable.
Es vital recordar que si descuidamos el control de la tuberculosis infantil estaremos propiciando que las generaciones futuras no tengan una vida plena y saludable como merecen.