Resultados y retos que deja tras de sí la COP26 - Ahora

• El pasado fin de semana claudicó la vigesimosexta cumbre del clima. Algunas voces atisban ligeros avances; otras, tildan de este encuentro de “descafeinado”.

La COP26 (la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático) terminó el pasado fin de semana en Glasgow con una principal noticia: la constatación de que no se está haciendo lo suficiente. La cumbre, donde han participado unos 200 países, así como otras organizaciones no gubernamentales, líderes empresariales y otros colectivos, resulta especialmente simbólica por varios motivos: el primero, porque la última, la COP25, se celebró en Madrid en diciembre de 2019 (la de 2020, por cuestiones sanitarias evidentes, quedó aplazada). El segundo: porque la propia situación mundial urge a tomar acciones más contundentes para detener el calentamiento global. 

No hace falta más que mirar a nuestro alrededor para saberlo. La crisis climática ha empeorado, y sus graves consecuencias se han visto de forma clara en todas partes del mundo mediante lluvias torrenciales, olas de calor, inundaciones o incendios. Y eso no es lo peor. Hace unos días, la glacióloga Carmen Domínguez exponía en AHORA que lo que podemos esperar del futuro “es grave”. E incidía: hay que actuar ya. Cuanto antes.

Quizá por ello, la principal conclusión de la COP26 es que las naciones están fallando colectivamente y que se necesitan actualizar y revisar los planes climáticos a más tardar en 2022 para reducir las emisiones de CO2 en un 45% para 2030. El documento final que firmaron las cerca de 200 naciones se hizo de rogar hasta el sábado debido al conflicto que ocasionaron los combustibles fósiles. El texto inicial, así, fue mutando hasta suavizar los términos que hacían referencia a estos, pasando de una tajante “eliminación” hacia una suave “reducción” de su uso debido a la presión de algunos países. Algunas voces han calificado finalmente esta decisión de “descafeinada” y, desde luego, de insuficiente. 

Otros puntos de la COP26

Por otro lado, ha habido algunas decisiones que sí se han aplaudido, como el pacto de reducción de emisiones de metano en un 30% para el 2030, uno de los principales avances de la COP26. China, por otro lado, también se ha comprometido a lograr la neutralidad en las emisiones de carbono antes de 2060 y a presentar durante el próximo año un plan integral de reducción de sus emisiones de metano (gas causante del 25% del calentamiento del planeta) para esta década. Estados Unidos ha vuelto al Acuerdo de París (después de que el expresidente Donald Trump anunciara su salida) y ha manifestado su compromiso de alcanzar las cero emisiones netas de aquí a 2050 y a reducir un 30% sus emisiones en 2030. 

El Acuerdo de París incluye objetivos como el de limitar el aumento de la temperatura media mundial a 1,5ºC

El Acuerdo de París de 2015, cabe recordar, obliga a los países a informar sobre sus NDC (sus contribuciones determinadas a nivel nacional, es decir, un documento donde se recogen las medidas y esfuerzos de cada país a nivel nacional para frenar el cambio climático), pero da margen para que estos decidan cómo deben reducir sus emisiones de efecto invernadero. Este acuerdo, además, incluye objetivos como el de limitar el aumento de la temperatura media mundial a 1,5ºC; unos objetivos que resultan un tanto modestos para muchas voces expertas, que han remarcado tras la COP26 la importancia de ser más firmes y, sobre todo, rápidos en las líneas de actuación.

También se ha firmado un acuerdo para poner fin a la fabricación de vehículos contaminantes de diésel y gasolina a partir de 2035; un compromiso al cual se han sumado 30 países y 6 fabricantes, pero en el que España se ha quedado al margen. Según publican algunos medios, la delegación española lo ha justificado señalando que es un asunto que ya se está tratando en el seno de la Comisión Europea. 

Otro de los objetivos de la COP26 es mejorar la financiación climática para poder ayudar a los países más pobres en su transición hacia energías limpias, así como en su adaptación general al cambio climático; para ello, se ha instado a los países desarrollados a duplicar los fondos para los países en desarrollo, algo que deberán hacer a partir de 2025. En este sentido, también destaca la iniciativa impulsada por Dinamarca y Costa Rica, bajo el nombre de Beyond Oil and Gas Alliance, en la que once gobiernos nacionales y subnacionales se han comprometido a poner fin a la concesión de nuevas licencias para la exploración y explotación de petróleo y gas en sus territorios. 

Si las promesas anunciadas por los diversos organismos nacionales e internacionales finalmente se cumplieran, se podría reducir la brecha necesaria para mantener los objetivos climáticos en “un 24 o 25% en el horizonte de 2030”, según un análisis de la plataforma científica Climate Carbon Tracker. El reto, destacan algunas personas críticas, está en pasar del compromiso a las medidas y políticas concretas y, sobre todo, significativas.