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Liderar un negocio y hacer voluntariado en Cruz Roja: la historia de Inmaculada
VOLUNTARIADO
Liderar un negocio y hacer voluntariado: la historia de Inmaculada
20/07/2021
ESCRITO POR:
ENTREVISTA POR:
Cruz Roja
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  • Con el estallido de la pandemia, Inmaculada Domínguez, dueña de un albergue situado en Ávila, tomó una decisión: la de desplazarse a Madrid para hacerse voluntaria de Cruz Roja. Esta es su historia. 

La primavera es la temporada alta en las granjas escuelas. La época de mayor afluencia de niños y niñas. La correspondiente a 2020, sin embargo, será recordada por el brusco estallido de la pandemia, que obligó a todos los albergues a cerrar sus puertas. Sin excursiones, y sin posibilidades de poder mantenerse durante el confinamiento, muchas de estas empresas tuvieron que bajar la persiana. Fue el caso del negocio de Inmaculada Domínguez, una licenciada en Medio Ambiente abulense que vio cómo su principal sustento durante los últimos 25 años se quedaba vacío. 

“Tuvimos que cerrar y, viendo la situación social que se estaba dando, me di cuenta de que tenía que ayudar en lo que pudiera. No estoy acostumbrada a estar parada y me costó mucho”, cuenta Inmaculada a Zona Creo. Con las reservas anuladas por la pandemia, el confinamiento, y la imposibilidad de poner en marcha ningún campamento de verano, decidió irse a Madrid, la ciudad más cercana a su casa y donde su hijo y marido ya estaban trabajando. ¿El objetivo? Simplemente, ayudar. 

“Estoy especializada en inteligencia emocional y tengo formación en mediación, además, siempre he tenido vocación educativa”, relata Inmaculada. Consideró que podría aportar su granito de arena en alguno de los proyectos de Cruz Roja, ya fuera con niños y niñas o con personas mayores. Entró en la Asamblea Local de Madrid en la Zona Centro, donde comenzó en un Call Center de la Organización. Su principal cometido era dar apoyo con información a personas con necesidades de todo tipo, especialmente a familias vulnerables; en su opinión “una labor de Cruz Roja que no se conoce suficiente”. 

 

“Siempre he tenido vocación educativa” 

 

El buen clima laboral la animó a ir conociendo otros proyectos. “Empecé a colaborar en el programa de acogida de personas refugiadas y también a dar talleres de salud y salud alimentaria”, dice esta voluntaria. Y es que, pese a que la situación era difícil y mucha gente necesitaba ayuda, Inmaculada es consciente de que cada día era una oportunidad para contribuir a mejorar la vida de muchas personas. “Estoy muy agradecida a todo el mundo y con todas las acciones de Cruz Roja, como, por ejemplo, cuando ocurrió Filomena”, recuerda.  

Inmaculada Domíngez se encuentra en estos momentos de vuelta en su albergue de Ávila. “Estos 25 años he crecido unida a mi negocio”, relata. “Ver que de repente desaparece, como ha ocurrido con la COVID-19, fue muy duro, pero lo bueno es que me he sentido arropada y apoyada por muchos clientes y amistades que he hecho durante todos estos años”, reconoce. 

Con la mirada puesta en el futuro, y muchas ganas de continuar con su labor de educadora ambiental, Inmaculada es clara: seguirá como voluntaria en la Organización. “En Cruz Roja te sientes parte de algo muy grande. Siento orgullo de pertenecer a una entidad como esta”, cuenta. 

 

“Siento orgullo de pertenecer a Cruz Roja” 

 

“Mucha gente no conoce todas las acciones de Cruz Roja, que abarcan mucho el tejido social, como ayudar a personas mayores, familias vulnerables, jóvenes estudiantes, niños y niñas… Para mí ha sido un gran descubrimiento y quiero seguir colaborando muchos años”, sostiene esta empresaria y ahora también convencida voluntaria, que no duda en afirmar que compaginará estas dos facetas de ahora en adelante. 

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