Cómo emprender con cabeza - Ahora
Publicador de contidos
- Emprender es un camino a largo plazo. Precisamente por ello, hay que tener una serie de cuestiones en cuenta antes de lanzarnos a ello.
Cuando se inicia una actividad emprendedora es fundamental realizar una oportuna gestión de los ahorros con los que se cuenta, teniendo en cuenta la inversión y la propia generación de ingresos desde la actividad económica que comenzamos. Parece lógico, ¿verdad? Sin embargo, a veces no lo es tanto desde la práctica.
Por eso, Cruz Roja ha dedicado uno de sus Directos hacia el AUTOempleo (conferencias online donde se ofrecen recursos de empleo y formación de la mano del CRE-E, el Servicio Multicanal de Orientación para el Empleo) a emprender con cabeza, esto es, gestionando bien los ahorros económicos con los que se cuenta. La responsable de ahondar en estas cuestiones es Verónica Deambrogio, experta en educación emprendedora, educación financiera e inteligencia emocional, así como directora general de EFR Group y cofundadora de la Escuela de Jóvenes Emprendedores.
Son cinco los tips (o, mejor dicho, preguntas) que nos arroja Verónica Deambrogio para emprender gestionando bien los ahorros:
¿Vale la pena invertir?
Atendamos al mercado, veamos la competencia, hagamos encuestas… y averigüemos si hay un nicho en lo que queremos hacer para nosotros. Habrá que ver si hay poca oferta y mucha demanda, o al revés, mucha oferta y poca demanda. ¿Dónde habrá más futuro, en un sitio con mucha competencia o en un lugar donde nuestra oferta sea la única? Por ejemplo, en el caso de una cafetería, o una peluquería. Si vivimos en un pueblo donde no hay ninguna peluquería (existe una necesidad), tendremos más posibilidades de éxito que en caso contrario (montarla en un sitio donde ya existen muchas). Hay que ver si hay mercado para nuestra idea, e investigar.
¿Para qué quiero invertir?
O, dicho de otra forma: ¿por qué quiero emprender? ¿Cuál es mi motivación? La motivación no deja de ser el motivo para la acción, por lo que resulta crucial saberlo. Por ello, conviene profundizar en por qué razón queremos emprender: ¿por necesidad? ¿para cumplir un sueño? ¿para cumplir con ciertos horarios? ¿por qué quiero dinero? Cuando se emprende por necesidad o dinero, sin embargo, es más difícil mantener la motivación. Por eso, conviene reflexionar sobre esto. Emprender, después de todo, es un sprint, no una maratón.
¿Cuáles son mis competencias para invertir?
Las competencias son la suma de las habilidades, los conocimientos y la actitud. Las competencias, además, se aprenden (como la de hablar en público), y todo el mundo es capaz de aprender lo que se proponga. Para averiguar las competencias que tenemos o necesitamos, hay que aplicar el DAFO personal, esto es, debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades. Pondremos en una hoja cada uno de estos parámetros, e iremos rellenándolo. Si necesitamos una nueva competencia para emprender, lo haremos poco a poco y sin prisas: para hacer un giro a nuestra vida no hace falta ningún volantazo, sino un ligero cambio en el tiempo. Sin prisa, pero sin pausa.
¿Cuánto puedo invertir (sin riesgo)?
El riesgo cero, en primer lugar, no existe. Hay que tener cuidado, por tanto, en caer en esto. Sin embargo, podemos intentar minimizarlo al máximo. Al principio, emprender es como ir en la cuerda floja (con el dinero, la familia, las horas de sueño), aunque tengamos claro cuál es el objetivo que perseguimos. Tener una red de seguridad (al emprender, pero también en la vida personal) significa tener un fondo de emergencia, esto es, una cantidad de dinero reservada para cubrir los costes de nuestra vida si dejamos de tener ingresos. Podemos hacer un cálculo de cuánto necesitaríamos durante 6 meses y reservarlo en dicho fondo. Si nos sentimos capaces de ahorrar, podemos ir reduciendo el café o cerveza que tomamos en un bar (lo que se conocen como “gastos de bolsillo”); un gesto sencillo que puede ir ayudándonos.
¿Cómo puedo invertir?
Gastando lo menos posible. Esa es la respuesta inmediata. Pero, eso sí, haciendo todo de forma legal y reglada. La necesidad es la madre de la creatividad, así que tenemos que obligarnos a tener esa sensación para gastar lo menos posible. ¿Cómo hacerlo? Si por ejemplo, queremos un negocio de peluquería, pero no tenemos dinero para un local, ¿qué podemos hacer? Hacerlo en casa, a domicilio, en algún centro de salud o social, mediante citas por Internet… Pueden surgir muchas ideas. Cuando generemos ingresos, habrá que destinar una parte al sueldo (al principio, bajito, pero con intención de que vaya subiendo) y otra a los gastos, e ir viendo si la evolución es positiva.
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