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Elsa Punset: "Tenemos que equilibrar el uso de la tecnología en niños y niñas"
A MIRADA DE
Elsa Punset
“Tenemos que equilibrar el uso de la tecnología en niños y niñas”
Elsa Punset
Crédito foto: Paco Navarro.
30/11/2023
ESCRITO POR:
ENTREVISTA POR:
Silvia Llorente

Humanidad

30/11/2023
ESCRITO POR:
ENTREVISTA POR:
Silvia Llorente

Humanidad

Elsa Punset, escritora y divulgadora

Bajo la firme creencia de que hay que construir puentes (ni muros ni fronteras), Elsa Punset (Londres, 1964) lleva años divulgando sobre inteligencia emocional, un tema que ha tratado en bestsellers como ‘Brújula para navegantes emocionales’, ‘Una mochila para el universo’ o ‘El libro de las pequeñas revoluciones’. En su faceta de escritora infantil, Punset habla en su serie ‘Los Atrevidos’ sobre cómo niños y niñas pueden aprender a manejar sus emociones. La última entrega de la saga, ‘Los Atrevidos en la isla de los Nimóviles’, aborda, en concreto, la importancia del buen uso de las nuevas tecnologías en la infancia. Y no es un tema baladí, tal y como nos cuenta a continuación.

Elsa Punset, escritora y divulgadora
Crédito foto: Xavier Cervera.

¿Qué consideramos “uso responsable” de la tecnología? 

Un uso responsable se da cuando la persona disfruta de las ventajas y atractivos de la tecnología, pero no sufre sus posibles efectos secundarios. En el caso de los más jóvenes, nos dicen los estudios que los padres y madres ni se imaginan a lo que se enfrentan sus hijos e hijas en las redes: la avalancha de pornografía, la desinformación, los retos virales peligrosos, la violencia, las horas perdidas viendo contenidos sin interés, la exposición- sobre todo de las niñas- al acoso machista, al lenguaje malsonante, a los prejuicios… Es mucha fealdad y agresividad para mentes muy jóvenes. Es lógico que internet y las redes sociales estén afectando seriamente la salud de nuestros niños y jóvenes. 

¿Qué impacto puede tener el abuso de las pantallas en niños y niñas? 

Hablamos de una tecnología que no solo es divertida y atractiva, sino también adictiva: nos engancha porque nos entretiene y altera la química del cerebro. Te predispone a querer más tecnología, más validación social, más recompensas, más estímulos… lo que sea, está allí, gratis e inagotable. El cerebro humano es muy sensible a las descargas de dopamina, y eso nos produce a todos una sensación pasajera y adictiva de bienestar. 

Un niño pequeño no está fisiológicamente preparado para resistir la tentación de sacar su móvil y entretenerse. No tiene una corteza frontal madura que le ayude a gestionar esas tentaciones. 

Al mismo tiempo, ¿tienen beneficios las pantallas para los y las peques? 

Cuando se utiliza de forma equilibrada, hay estudios que encuentran un incremento de desarrollo cognitivo y social, pero esa asociación se da cuando el niño o niña no usa la tecnología más de 30 minutos al día. ¡Sin embargo, sabemos que los niños pasan mucho más tiempo en el mundo digital! ¡Es muy adictiva! 

¿Qué se le puede decir a un niño o niña para limitar su uso de pantallas, especialmente si el resto de sus compañeros o compañeras de clase tienen mayor libertad para utilizarlas? 

Los humanos somos seres muy sociales, y tenemos un sesgo innato que nos lleva a imitar a los demás y hacer lo que la mayoría hace. Así que si todos usan tecnología, los padres y madres nos enfrentamos al consabido “…¡pero si todos lo hacen!”. Eso es inevitable. ¿Qué puedes hacer? Infórmate y propón y pacta con tu hija o hijo límites razonables. A cambio, ofrece tiempo de calidad sin tecnología: tiempo para cocinar juntos, para pasar tiempo en la naturaleza, para pintar, hacer música, conversar, organizar reuniones en casa, ocuparse de la mascota… tiempo para aprender lo que requiere una vida y unas relaciones humanas vividas con los cinco sentidos, y no solo a través de una pantalla. 

Y algo muy importante: ¡tú eres el modelo! Tu hijo aprende por imitación, así que en estos años de infancia va a adquirir los hábitos digitales que le van a durar una vida entera. Y lo hará no por lo que digas, sino por lo que hagas. ¡Educar es un camino de doble sentido! Aprendemos juntos.  

¿Qué lugar ocupan las redes sociales en estos momentos entre niños y niñas? 

Fuera de las aulas, los menores pasan unas cuatro horas conectados a las pantallas. Eso significa menos horas de relaciones sociales, menos horas jugando con hermanos y amigos, menos horas dedicadas a explorar, descubrir y asombrarse, menos horas para dormir y para hacer ejercicio físico…  

¿Cómo se puede ayudar a niños y niñas a gestionar Internet y las redes sociales? ¿Qué recomendaciones podemos seguir? 

Los expertos lo tienen claro: tenemos que equilibrar el uso de la tecnología, con estrategias como un “horario tecnológico”, no dejar que los más pequeños se encierren en la habitación con sus pantallas, no permitir pantallas a la hora de dormir o de comer, dialogar con nuestros hijos sobre los efectos de la tecnología en nuestras vidas, y también, claro, usar la tecnología de forma sana en familia- por ejemplo explorar países con el Google Earth, aprender un idioma, un instrumento, hacer un FaceTime o zoom con los abuelos… y ofrecer a nuestros hijos e hijas tiempos de calidad, de atención plena- para cocinar juntos, para salir a pasear, para charlar sin mirar el móvil, para ir a una exposición…  

¿Cómo de importante es educar con inteligencia emocional a niños y niñas? ¿Hasta qué punto les puede ayudar a tomar mejores decisiones y enfrentarse a los problemas? 

Los humanos tenemos un cerebro emocional, programado para sobrevivir, con sesgo negativo. Eso quiere decir que nos fijamos, memorizamos y exageramos de forma prioritaria lo negativo. Pasamos mucho tiempo perdidos en emociones difíciles como el miedo, la ira o la tristeza. Así que educar con inteligencia emocional significa educar al niño entero- la parte racional y la parte emocional de su cerebro. Esta alfabetización emocional implica que el niño aprende a poner nombres a sus emociones, a reconocerlas en los demás y a ser activo en su gestión. La tecnología en cambio tiende a activar nuestras emociones y agitarlas sin enseñarnos a ponerles coto y ser dueños de esas emociones.  

No puedes cambiar lo que no entiendes, así que enseñar a nuestros hijos e hijas a comprender sus emociones es una enorme llave de libertad. 

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