Háblales claro pero sin alarmar
Explícales la importancia de estar preparados. “Si nos preparamos, no va a pasar nada”.

Respeta lo que ellos quieran meter en su propia “mochila de emergencia”. 
Pero por supuesto, que no falte la linterna, agua y otros básicos. No te olvides de meter una lista para revisar su contenido.

Repasa con ellos el plan, los puntos de encuentro y contactos importantes.
“Si pasa algo, ¿a quién hay que llamar? “¿Cuál es el número de emergencia?” “¿Cuál es la dirección de casa?” “Si nos perdemos ¿dónde nos encontramos?”. Trata de que parezca un juego, lo aprenderán mejor.

Cuentos y dibujos sobre emergencias
Usa cuentos, vídeos o dibujos para explicar qué hacen los bomberos, la Cruz Roja o los sanitarios. Esto les ayuda a ver que hay personas preparadas para ayudar.

Refuerza la idea de que no están solos
Ante la confusión o el susto, hazles saber que siempre estarán acompañados por una persona adulta y que prepararse es una forma de sentirse seguro, no de tener miedo.

Asegúrate de que entienden la situación.
Usa un lenguaje sencillo, pictogramas o sistemas alternativos si es necesario. Sobre todo, pregúntales hasta asegurarte de que comprenden los riesgos y el plan de emergencia.

Inclúyelos en la creación del plan. 
¿Qué necesitan si hay que evacuar? ¿Qué les da seguridad? ¿Qué apoyos o ayudas técnicas requieren? 

Prepara un kit adaptado
Incluye medicación, ayudas técnicas (audífonos, bastón, cargadores de silla eléctrica...), una tarjeta con datos médicos y contactos. Asegúrate de que puedan usarlo fácilmente.

Ensaya cuantas veces sea necesario
Haz simulacros adaptados a su realidad: cómo salir del edificio, cómo avisar, cómo mantener la calma. Repetirlo da confianza. Usa apoyos visuales o guías paso a paso.

Define quién les apoya en caso de emergencia
Identifica a personas de confianza que puedan ayudar. Inclúyelo en el plan y comunícalo claramente a todos los implicados.

Refuerza su autonomía y participación
Hazles sentir parte del plan, no solo receptores de ayuda. Su experiencia y conocimiento sobre sus propias capacidades son clave para una preparación eficaz.

Habla, pero sobre todo, escucha 
Explica los riesgos (como olas de calor, cortes de luz o evacuaciones) con empatía y hacia soluciones. Escucha cómo se sienten y qué temen.
Involúcrales en las decisiones: les dará confianza.

Elabora un plan que no les abrume 
Dales por escrito los pasos cuando llegue la emergencia y  asegúrate de que lo entienden. El plan debe incluir a quién llamar, dónde ir, qué llevar y cómo pedir ayuda.

Crea una red de apoyo cercana
Habla con vecinos, familiares o voluntarios para que alguien les llame o les visite en caso de alerta. Intenta que se conozcan previamente. 

Ensaya con ellos el simulacro
Cómo salir de casa, cómo usar el botón de emergencia, cómo cerrar la llave del gas o cómo mantenerse fresco en una ola de calor. Practicar y repetir les ayuda a recordar mejor.

Refuerza su papel activo
Hazles sentir útiles: dales tareas y responsabilidades que lo sean de verdad. Así se sentirán parte de la solución reforzando su aotoestima y aportando su experiencia. 

Haz un plan especial para tu mascota
En caso de evacuación ¿dónde irán? ¿Hay lugares que los acepten? Infórmate sobre refugios y alojamientos pet-friendly. Reúne todas las respuestas que puedas.

Prepara un kit de emergencia especial para ellas
Incluye agua, comida para al menos 3 días, correa o trasportín, medicamentos, bolsas higiénicas, cartilla veterinaria y una manta o juguete que les dé seguridad.

Identifica a tu mascota correctamente
Ponle microchip y una placa con tu número de teléfono. En una emergencia, pueden asustarse y huir. También puedes guardar una foto reciente por si se pierden.

Entrena a tu mascota para situaciones nuevas
Practica meterla en el trasportín, usar la correa o estar en lugares distintos. Cuanto más acostumbrada esté, menos estrés tendrá en caso de emergencia.