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“ Todos deberíamos hacernos una prueba de hepatitis C al menos una vez en la vida”
Actualitat
oct
04
2023
04 octobre “ Todos deberíamos hacernos una prueba de hepatitis C al menos una vez en la vida”

El Dr. Javier García-Samaniego, jefe de sección de hepatología del Hospital Universitario La Paz de Madrid y coordinador de la Alianza para la Eliminación de las Hepatitis Víricas en España (AEHVE), explica en esta entrevista a Cruz Roja la importancia de la detección precoz de Hepatitis C, de los programas de cribado y de los planes para su eliminación. “Hay test rápidos de mucosa oral que nos pueden dar en ciertos entornos una información muy valiosa para saber si hay personas infectadas por el virus de la hepatitis C”, subraya.

El 1 de octubre se celebra el Día Internacional de la Hepatitis C, una fecha clave para hacer balance del impacto de esta infección en España. ¿Ha cambiado mucho el escenario en los últimos 10 años?
Conviene subrayar en primer lugar las fortalezas que como país tenemos en la lucha contra esta enfermedad y poner en valor, también, lo que ha cambiado en estos ocho años, desde que en el año 2015 se aprobara el Plan Nacional para el Abordaje de la Hepatitis C en el Sistema Nacional de Salud (SNS) y, muy poco después, se generalizara el tratamiento con antivirales de acción directa a todas aquellas personas con infección activa por hepatitis C, un tratamiento que cura prácticamente a la totalidad de los pacientes.

En estos ocho años hemos tratado a 165.000 enfermos en España, un número del que podemos estar satisfechos. Ningún otro país ha tratado tantos pacientes por millón de habitantes, y esto sitúa a España a la cabeza de todos los indicadores de eliminación de la enfermedad. Es una posición magnífica para cumplir los objetivos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que espera en los próximos siete años eliminar la hepatitis C como problema de salud pública.

¿Qué se necesita para alcanzar ese hito?

La eliminación se define por una disminución del 90% en el número de nuevos casos, una disminución del 65% de la mortalidad de la enfermedad y un 80% de pacientes tratados. Estos son los indicadores que la OMS prevé como ideales para alcanzar la eliminación dentro de 7 años.

Nosotros creemos que en España esto podría alcanzarse antes, en los próximos 2-3 años, a pesar del impacto negativo de la pandemia Covid sobre los objetivos de la eliminación.

En una entrevista reciente comentaba que España “está a un paso de lograr un éxito sanitario histórico y relegar la hepatitis C a la categoría de una enfermedad rara por su baja prevalencia”. ¿Cuál sería el índice objetivo?

El desarrollo de la enfermedad hepática crónica y sus complicaciones, tales como la cirrosis y sus descompensaciones, requerimientos de trasplante, cáncer hepático… son indicadores que están disminuyendo como consecuencia del tratamiento universal de la hepatitis C en nuestro país. Que los trasplantes hayan disminuido más de 30% como consecuencia de esto y que los ingresos hospitalarios por descompensaciones de la cirrosis hepática prácticamente hayan desaparecido pone de manifiesto la importancia del tema que tenemos entre manos. Estamos a las puertas de eliminar una enfermedad que era muy prevalente y que producía mucha mortalidad. Ahora es una enfermedad que puede ser residual en cuestión de un par de años.

¿Cuál es el factor con más peso detrás de este hito? ¿Prevención o tratamiento?

Hay que subrayar que el éxito se debe al desarrollo del Plan. Es decir, se debe a que las instituciones sanitarias, el Estado (gobierno central y comunidades autónomas), los profesionales sanitarios, las asociaciones de pacientes y, en definitiva, todos los agentes médicos que participan en el plan nos hayamos puesto de acuerdo. 

Los medicamentos que sirven para tratar la hepatitis C son excepcionalmente eficaces, porque promueven una tasa de curación cercana al 100%. El habernos puesto de acuerdo y el haber desarrollado el Plan ha permitido tener estos resultados que, a mi juicio, son sobresalientes. 

En este sentido, ¿hay capacidad de mejora?

Es cierto que nos queda una asignatura pendiente, que son las tasas de diagnóstico. Es decir, quedan pacientes todavía por diagnosticar y hay una fracción de pacientes que tienen hepatitis C y no lo saben, con el agravante de que muchos de ellos se concentran en poblaciones vulnerables. Tenemos que hacer esfuerzos para diagnosticar a estos pacientes, porque ello nos acercará a la meta.

¿Cómo puede el público en general apoyar los esfuerzos para eliminar el VHC?

Yo creo que es fundamental hacer campañas de concienciación. Desde la Alianza para la Eliminación de las Hepatitis Víricas, que yo coordino, hemos promovido diversas campañas para concienciar que todas las personas se hagan la prueba de la hepatitis C al menos una vez en la vida.

¿Puede explicarnos en qué consiste la enfermedad hepática?

La enfermedad hepática es una enfermedad silente y seguramente un poquito descuidada. En todos los análisis de sangre miramos el azúcar, los glóbulos rojos, los glóbulos blancos, pero no siempre se incluyen las pruebas de función hepática, las transaminasas, que nos pueden dar una idea de cómo está nuestro hígado. 

Nos hacen falta campañas específicas de salud hepática porque la enfermedad hepática es una causa muy importante de morbilidad y mortalidad y en ese contexto deberíamos promover también que las personas se hicieran una prueba de hepatitis C, como he comentado anteriormente, al menos, una vez en la vida. 

Hay que destacar que es un trámite muy sencillo…

Es una prueba diagnóstica extraordinariamente sencilla y rápida. Se puede hacer, además, en entornos vulnerables con pruebas en los Puntos de Atención Continuada (PAC). Hay tests rápidos de mucosa oral que nos pueden dar en ciertos entornos una información muy valiosa para saber si hay personas infectadas por el virus de la hepatitis C. 

Dado que la hepatitis C no siempre presenta síntomas inmediatos, ¿cuál es la importancia del diagnóstico temprano?

La hepatitis C da pocos o ningún síntoma. Generalmente no se asocia con los síntomas de hepatitis que todos podemos tener en la cabeza como la ictericia o el cansancio. La hepatitis C no se comporta así, los síntomas son prácticamente inaparentes. El problema es cuando se descubre que se tiene una hepatitis muchos años después en un análisis de sangre o como consecuencia al hacerse una ecografía abdominal en la que el hígado puede aparecer alterado. Si uno busca síntomas de la hepatitis C no los va a encontrar. Lo único que nos va a valer es una prueba serológica. Si esta es positiva, hay que hacer una segunda prueba que demuestre si hay actividad en la enfermedad, un test de PCR de carga viral, pero esta segunda prueba ya se hace en todos los hospitales españoles en la misma muestra de sangre (diagnóstico en un solo paso).

Las últimas estimaciones del Ministerio de Sanidad  muestran que en 2018 en España había  76.839 personas con infección activa por VHC en la población que acude a la atención primaria, de las que 22.478 estaban sin diagnosticar y 54.361 estaban diagnosticadas. Si una persona sospecha que podría haber estado expuesta al VHC, ¿qué pasos debe seguir?

Todas aquellas personas que sospechan que han podido estar en contacto con el virus de la hepatitis C tienen que hacerse una prueba más pronto que tarde porque, insisto, hay medicinas que lo curan. Incluso los que piensan que no han podido estar en contacto con el virus, también deberían hacérsela.

Ahora mismo, la posibilidad de encontrar personas con infección activa por el virus de la hepatitis C, después de estos siete u ocho años de tanta actividad terapéutica,  es muy baja.  Esto lo saben bien los microbiólogos, por eso siguen estrategias de cribado que permiten analizar muchísimas muestras de suero y diagnosticar los poquitos casos nuevos. 

Lo importante aquí es que esos casos nuevos que emerjan se envíen rápido al hepatólogo y que este los trate y los cure. Pocas cosas hay más fáciles ahora mismo en Medicina que detectar esta enfermedad y curarla.

Aunque queda mucho camino, el futuro se presenta optimista. ¿Cuáles son sus perspectivas?

Si hablamos a nivel global, existe una disparidad en cuanto a los objetivos de eliminación. Es decir, hay países en vías de desarrollo o países sin grandes ingresos que han alcanzado logros muy importantes en el abordaje de esta enfermedad. Otros, a pesar de ser países de rentas altas tienen una situación nada alentadora. Hay mucha disparidad. Hay países como España, Francia o Alemania que tienen buenos indicadores de eliminación. Sin embargo, otros como Estados Unidos tienen una peor situación epidemiológica.

Dicho esto, en nuestro país, las posibilidades de alcanzar la eliminación de la hepatitis C, esto es, considerar que la infección es residual y que apenas existan casos nuevos, es posible y se puede producir antes del 2030 si seguimos haciendo las cosas bien como hasta ahora.

¿Qué aprendizajes de la hepatitis C se aplicarán a futuros desafíos médicos?

El tratamiento de la hepatitis C ha sido una historia de éxito, todos nos hemos concienciado con la vorágine de las enfermedades infecciosas. No sólo por la hepatitis C, sino que acabamos de salir oficialmente de una pandemia. El desarrollo de diagnósticos rápidos, de vacunas alternativas, la sistematización de sistemas diagnósticos óptimos, la realización de pruebas masivas y el abordaje  terapéutico son los secretos que ganaron la batalla a las enfermedades infecciosas.

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