Qué sabemos de la viruela del mono - Cruz Roja
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Se trata de una enfermedad zoonótica, es decir, que se transmite de animales a humanos. Entre los patógenos que la provocan se encuentran bacterias, parásitos, hongos y virus.
Clínicamente es similar a la viruela humana, aunque con menos capacidad de infección y se conoce desde 1958 cuando apareció en un grupo de monos que formaban parte de una investigación científica.
Los primeros casos en humanos de la viruela del mono (monkeypox) se identificaron en 1970 en la República Democrática del Congo (África). Pero la globalización, los intercambios culturales y la posibilidad de que, en general, las personas puedan viajar a cualquier parte del mundo han hecho que muchas enfermedades de estas características que eran endémicas (propias de una región determinada) se hayan diseminado por distintos países.
El brote actual apareció en mayo de este año en Reino Unido, sin tener relación de contactos por viajes a zonas endémicas ni de casos previamente registrados, y se esparció a varios países de Europa y América. Por ello, en el mes de julio la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que la situación constituye una emergencia de salud pública internacional y dio las recomendaciones pertinentes.
En nuestro país, según los datos del Sistema de Vigilancia de España (SiViEs) del Instituto de Salud Carlos III, a fecha 16 de septiembre, son 7.037 los casos confirmados, procedentes de 17 comunidades autónomas. A finales de agosto, en todo el mundo, se habían contabilizado 45.500, distribuidos en 90 países.
Aunque la principal vía de transmisión actual se da en el contexto de las relaciones sexuales, son varias las formas de poder contraerla como el contacto con las lesiones de piel, mucosas y fluidos corporales.
Compartir material de inyección de drogas, rulos, instrumentos para tatuajes y piercings, pipas, que no estén esterilizados correctamente, implica riesgo para este virus. También se puede transmitir por medio de secreciones respiratorias, y aunque no es tan frecuente, por el contacto con objetos contaminados como toallas, prendas de vestir o ropa de cama.
La probabilidad de transmisión en la población que acude a fiestas, encuentros privados o eventos organizados en los que las relaciones sexuales son frecuentes y de alto riesgo, con mucha proporción de personas susceptibles (no vacunadas frente a viruela) es grande.
En general no es una enfermedad grave (algunos casos, excepcionalmente, son mortales) que genera los primeros síntomas entre uno y cinco días antes de que aparezcan las lesiones. La posibilidad de transmisión se extiende hasta que las lesiones cicatricen totalmente, se caigan las costras y se forme una nueva capa de piel, proceso que puede durar alrededor de dos a cuatro semanas.
El periodo de incubación puede oscilar entre los cinco y veintiún días con una sintomatología dividida en dos fases:
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Inflamación de ganglios, dolor de cabeza, dolores musculares y fiebre.
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Erupción en la cara que luego se extiende al resto del cuerpo.
Si sospechamos de estar infectados debemos comunicarnos inmediatamente con un centro de ITS, nuestro médico/a de cabecera o cualquier otro organismo de la comunidad autónoma en la que residamos, para saber cómo debemos actuar.
El diagnóstico precoz es fundamental para impedir la cadena de transmisión de más casos.
Es recomendable mantener una adecuada higiene personal (lavado frecuente de manos con jabón), evitar todo contacto físico, cubrir las lesiones y utilizar mascarilla quirúrgica. Usar preservativo hasta 12 semanas después de finalizado el aislamiento porque aún podría haber virus en el semen.
La ropa de cama y toallas que estuviera en contacto con el virus no debe sacudirse ni manipularse de manera que pueda dispersarlo. Hay que lavarla con agua caliente (60 grados) y detergente. Los platos y otros utensilios para comer no deben compartirse y también hay que lavarlos con agua caliente y jabón o detergente.
La vacunación es otra de las medidas de prevención adicionales a las ya mencionadas.
Como todas las infecciones o enfermedades nadie está libre de contraer la viruela del mono. La mejor prevención es conocer las formas de transmisión y acceder a la información oficial y contrastada para evitar estigmas y prejuicios.