Combatir la soledad es una de las prioridades del Area de Salud de Cruz Roja - Cruz Roja
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El teléfono móvil de Antonio solo tiene cinco números guardados. El primero es el de Pablo Mellado, un psicólogo de la Cruz Roja de Almería se ha convertido en el mejor amigo de este legionario de 90 años que vive en una residencia de Almería donde nunca ha recibido una sola visita.
"Me suele llamar por las tardes", dice Pablo, que fue quien le consiguió el teléfono. Además, se ven tres veces a la semana en el Centro Residencial de Personas Mayores El Zapillo. Este es el segundo número que aparece en el móvil de Antonio. El de la residencia donde vive desde 2019 y donde conoció a Pablo a finales de 2021.
"Antonio siempre está pendiente de los nuevos y cuando me vio aparecer en la residencia se me acercó", cuenta a NIUS. "¿Eres el de la Cruz Roja?", le preguntó Antonio en la cafetería del centro. Ese es el tercer número de su móvil: el dueño de la cafetería de su residencia.
Y a golpe de llamada y charlas en la cafetería, Antonio y Pablo forjaron una amistad que va más allá del trabajo. "Somos amigos", dice Pablo, que conoce al detalle cada episodio de la vida de Antonio, un huérfano de la guerra que ha pasado media vida luchando contra la soledad.
Nacido en Málaga, con solo tres años la guerra dejó a Antonio sin familia. "A su padre lo llamaron a filas y a Antonio se lo llevaron con otros niños a un hospicio de Pechina, en Almería", cuenta Pablo. Allí creció sin su familia y allí, para ganarse la vida, se convirtió en un pastor solitario con tan solo quince años.
No fue a la escuela, no tuvo compañeros de clase. Pasaba el día cuidando de los animales que había en los cortijos en los que trabajaba. Así pasó casi diez años más hasta que decidió alistarse en la Legión y acabó combatiendo en las guerras de África. Luego, quiso encontrar a su familia biológica y hasta acudió al programa "¿Quién sabe dónde?" del periodista Paco Lobatón. "Dio con algunos hermanos, pero el vínculo familiar no se creó", explica Pablo.
Antonio llegó a tener pareja y también una hijastra. Pero enviudó y su hijastra ahora tiene 70 años y está interna en otra residencia de Almería. La hija de su hijastra es el cuarto teléfono de su móvil y es además su contacto de referencia por si ocurriera algo.
Solo de nuevo tras la muerte de su pareja, Antonio decidió entrar en un centro para mayores al cumplir los 86 años. Desde entonces y hasta ahora, no ha recibido ninguna visita que no sea la de Pablo o voluntarios de la Cruz Roja.
De hecho, la Fundación La Caixa en colaboración con Cruz Roja y la Consejería de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad de la Junta de Andalucía, tienen un programa en residencias que lucha contra la soledad de los mayores. Desde su inicio en 2022, se ha atendido a más de 8.300 personas, entre residentes y familiares.
El programa para la Atención Integral a Personas con Enfermedades Avanzadas tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de las personas que se encuentran en un proceso de enfermedad avanzada y a sus familiares en las residencias, además de brindar soporte a profesionales.
Para muchos mayores, la edad trae consigo una soledad no deseada de la que es difícil escapar. Otros como Antonio, en cambio, han encontrado a sus 90 años la forma de no estar solos: un amigo inesperado que se llama Pablo y que siempre que puede lo viene a ver... Pero también el apoyo de una residencia que se ha volcado con él.
En el Centro Residencial de Personas Mayores El Zapillo conocen bien la situación de Antonio. Por eso le organizan salidas, algunas son rutinarias como para ir a comprar; otras son más especiales como la que le permitió ver la exposición del aniversario de la Legión.
Son pequeños grandes detalles que van más allá del trabajo, como los bocadillos que cada semana le preparan fuera del menú... Y ahí su quinto contacto del teléfono, el cocinero de una residencia donde de fuera nadie le viene a ver, pero de dentro todos le quieren ver bien.