En los países occidentales hasta finales del siglo XIX la sexualidad femenina, según lo establecían las normas de la época, estaba limitada al matrimonio y a la reproducción.

En los años 60 del siglo XX las mujeres, que pertenecían al nuevo feminismo, planteaban avanzar en los derechos sobre la sexualidad entre otras importantes reivindicaciones. 

En la actualidad, en las sociedades igualitarias han ido desapareciendo los estereotipos y prejuicios que impedían que las mujeres vivieran libremente la sexualidad. Precisamente, esos condicionantes son los que las hacen más vulnerables frente a las ITS.

A ello hay que agregar que con respecto al VIH están más indefensas; al ser receptivas tienen mayor tiempo de exposición al patógeno y en edades precoces el cérvix es altamente proclive a infección por clamidia, gonorrea y papiloma, por citar algunas infecciones de transmisión sexual.  

La falta de estos derechos fundamentales (en muchas culturas actualmente la sexualidad de la mujer sigue subordinada a la del hombre) hace que además de estar más expuestas a las ITS tengan menos posibilidades de acceder a los tratamientos y a los modos de prevención, ni decidir cuándo, cómo y con quién desean tener relaciones sexuales.

Transmisión vertical

La transmisión vertical es la posibilidad que tiene una mujer de infectar al bebé durante algún momento del embarazo o el parto. Las ITS más comunes que se pueden dar de esta manera son el VIH, la hepatitis B, la gonorrea, la clamidia y la sífilis. 
Para evitar que esto suceda son fundamentales los controles (realización de todas las pruebas diagnósticas de ITS) para que durante el embarazo el bebé se desarrolle sano. 

Importancia de las vacunas 

Aunque para la mayoría de las ITS no hay vacunas es recomendable utilizar las que sí existen como ocurre con la hepatitis A y B. Además, el virus del papiloma humano (VPH) que es tan común en las mujeres tiene la posibilidad de prevenirse con vacunas. Existe actualmente una que protege hasta de 9 tipos diferentes. Si bien la vacunación puede hacerse a cualquier edad, lo ideal para que sea más efectiva, es a los 12 años antes del inicio de las relaciones sexuales. 

Nuevo abordaje de la salud sexual 

Las estrategias de prevención y diagnóstico precoz deben ocupar un lugar decisivo en este nuevo enfoque, ya que en muchos casos las ITS no muestran ningún síntoma ni lesión a simple vista.

También se deben incorporar las perspectivas de género y el derecho a la salud sexual integral, entendida como el mayor grado posible de disfrute de una sexualidad saludable, placentera e igualitaria que fomente la corresponsabilidad y la igualdad en las relaciones afectivas y sexuales, el bienestar emocional, y el uso de los métodos de prevención.

El derecho a la privacidad e independencia personal unido al derecho a la educación hará posible una sociedad más justa e igualitaria sin que importen ni el origen, ni la edad, ni el estatus, ni la condición social.