El cuidado del Medio Ambiente ha dejado de ser una opción y se ha convertido en una obligación para todos los habitantes del planeta. No hay duda: nuestra supervivencia está en riesgo. Asimismo, la conservación de los bienes naturales también repercute en una mayor justicia social, ya que evita las amenazas, las desigualdades y la pobreza extrema en determinadas zonas del mundo. El día a día de millones de personas está en juego. No podemos seguir permitiendo que mientras una parte de la población despilfarra recursos energéticos, otra no pueda permitirse mantener una temperatura adecuada en su hogar. Si queremos tener un futuro, cualquiera que sea, hay que terminar con las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera y con la llegada masiva de microplásticos a la naturaleza.

Son muchas las personas que han integrado este discurso como una forma de vida y han decidido, de una manera u otra, participar en las actividades de voluntariado a favor del entorno y de las personas. Una de las áreas más desconocidas de Cruz Roja es la de Medio Ambiente. Nuestra labor en este sentido engloba desde la educación en valores ambientales para la concienciación social, a la mejora de nuestro entorno con acciones directas de conservación y limpieza  (proyecto Libera), la lucha contra la pobreza energética o la gestión ambiental de la propia Organización preocupada por reducir el impacto de sus actividades (+CO(mpensa)2). Para que todo esto sea posible, se requiere la participación de las personas voluntarias, ya sea ayudando en las labores de conservación de los espacios naturales o ayudando a las familias en labores de asesoramiento y mejora de la eficiencia energética en su hogar. 

Para formar parte del voluntariado ambiental no se precisa ningún requisito: solamente, las ganas. Hay desde personas mayores a estudiantes jóvenes; desde expertos en Medio Ambiente a personas poco habituadas a entornos rurales. También se plantean otras actividades que contribuyen al objetivo global del cuidado de la naturaleza -– actividades en parques nacionales, limpiezas de ríos, reforestaciones, actividades en huertos ecosociales o la promoción  de buenas prácticas ambientales en todo el territorio nacional. Quienes participan en ellas coinciden: cuanto realizas una acción de mejora del entorno, los beneficios que obtienes por parte de la naturaleza se duplican.

José Montejo: "Es más importante la concienciación que el dinero"

60 años - Ávila - Profesor de Hidrología.

Estamos ante un voluntario medioambiental todoterreno, que es profesor de Hidrología en la Escuela Politécnica de Ávila y siempre está dispuesto a colaborar por la causa. De hecho, su implicación con Cruz Roja empezó a través de una antigua alumna, que pertenece a la Unidad de Respuesta en Emergencia (ERU) de agua y saneamiento de Cruz Roja Española, y así fue como José Montejo entendió que, dada su formación, él también podía prestar ayuda humanitaria. De aquello hace siete años, y ahora subraya: "El voluntariado de Medio Ambiente no es el más conocido, ni quizá el más valorado, pero puede hacer mucho por las personas". Porque estudiar la adecuación del agua para la fauna y flora, o fomentar el reciclaje en la infancia acaba teniendo un impacto directo en nuestras vidas y contribuye a crear sociedades más justas.

Montejo empezó por impartir formaciones, sobre todo dirigidas a la infancia y en los colegios, pero también para personas adultas. "Cuando pones una carpa en la plaza de un pueblo para una actividad medioambiental, enseguida viene gente queriendo hacer donativos, y no solo es eso. Muchas veces, es más importante la concienciación", explica. Junto a Cristina y Fernanda, generan actividades, sobre todo de difusión, que incluyen rutas por entornos naturales y recogidas de basura en los márgenes de los ríos. Al ser acciones puntuales, no le resulta complicado compatibilizarlo con su trabajo habitual, ya que hablamos de cursos por horas, talleres puntuales o fechas concretas como los días mundiales -el Día del Árbol, del Medio Ambiente…-.

"Hay gente más o menos implicada dependiendo del día y la actividad", comenta. Por ejemplo, para la limpieza en la zona de Candeleda, se organizó un grupo de 50 personas y se peinaron hasta 20 hectáreas. También tuvieron éxito las labores en el Valle del Tiétar o el barranco de El Burguillo de Cruz Roja Española en Ávila. Todas estas acciones se enmarcan dentro del Proyecto Libera, impulsado por SEOBirdLife y Ecoembes, con la ayuda de Cruz Roja, que se ha propuesto terminar con la llamada 'basuraleza' en los Parques Naturales, áreas fluviales, cuencas de ríos, pueblos y ciudades de España. Y esto no va solo de retirar los residuos: hay una parte muy importante de recolección de datos sobre el entorno, para poder plantear estrategias más eficientes y efectivas que acaben con el problema.  

Como hidrógrafo, José Montejo también está involucrado en clasificar muestras de agua que, en el futuro, puedan ayudar a la prevención. "Si sabemos por qué se contaminan los ríos, podremos evitarlo", explica el experto. De hecho, dentro de Libera también se está elaborando una base de datos nacional para conocer la procedencia de los elementos residuales en el agua de los ríos y, así, limitar su comercialización en el futuro. Se estima que existen microplásticos en prácticamente todos los hábitats del mundo, problema que se ha visto exacerbado por la cantidad de guantes y mascarillas a raíz de la COVID-19. La basura, que tan corriente nos parece, es un problema de primer nivel a escala global.

María Elisa: “Somos hormiguitas, pero un gesto puede marcar la diferencia”

37 años - Menorca – Ingeniera agroindustrial 

A Maria Elisa, la pandemia le pilló visitando Menorca. Ecuatoriana de procedencia, había planeado surcar el océano Atlántico y recorrer España en marzo de 2020, una fecha tan decisiva como inesperada. Ante la imposibilidad de volver en la fecha prevista a Ecuador (su billete de vuelta era para el 30 de marzo), decidió sumarse al equipo de voluntarios y voluntarias de Cruz Roja en las Islas Baleares en abril del año pasado.

Cuenta María Elisa que, lo de quedarse en casa en tiempo de pandemia no iba con ella: sentía que necesitaba hacer algo. Y lo hizo. Concretamente, participando junto con el equipo de voluntarios y voluntarias de la Organización que se encargan de hacer limpieza de playas desplazándose con kayaks. Comenzó tres días a la semana y ahora, admite, dedica de 8 a 12 horas a esta labor, que también compagina con la asistencia al banco de alimentos y acompañamientos.

“No solamente haces voluntariado, sino aventura”, confiesa María Elisa, con una sonrisa, al hablar sobre cómo los kayaks les han servido para acercarse a islotes a los cuales solo se puede acceder mediante este medio de transporte. A la Isla de Colom, precisamente, solo han podido aproximarse con estas pequeñas embarcaciones. Un paraje natural que, por desgracia, también recibe en sus playas plásticos, microplásticos e incluso “componentes electrónicos, trozos de batería y embarcaciones…” cuenta la voluntaria. En la primera incursión, recogieron 50 kilos de residuos. “Y nos faltó tiempo”, añade.

“El cambio climático, el deterioro del planeta, es una responsabilidad compartida”, afirma María Elisa, que reflexiona sobre que las Islas Baleares, más allá de las distinciones de la Unesco, también deberían ser patrimonio “natural” de la humanidad. Cada persona, dice, puede hacer mucho por el entorno. “Somos hormiguitas, pero un gesto ya marca la diferencia. El cambio empieza por uno mismo”, concluye la voluntaria.

​María Teresa: "El favor me lo hacen a mí"

70 años - León - Jubilada

Con sus aguas transparentes, el río Torío es un auténtico tesoro fluvial que transcurre por la provincia de León, atravesando municipios rurales como Villaquilambre. Allí vive María Teresa quien, a sus 70 años, está "encantada" de ayudar a preservarlo. Su voluntariado comenzó hace siete años, cuando se jubiló, y decidió acudir a Cruz Roja en busca de nuevas actividades. "Mi sorpresa vino cuando la chica escribió sobre la pizarra Medio Ambiente. Yo no sabía que era una posibilidad, una pena no haberme enterado antes, porque la naturaleza siempre me ha gustado", lamenta. Amante del senderismo, disfruta paseando por la montaña y, desde hace años, cumple a rajatabla con el reciclaje en casa. 

"Llegué con dudas, porque al no tener estudios y con mi edad, no sabía si podría hacer algo, pero enseguida me dijeron que sí", relata. Y tanto. Esta leonesa ha participado en talleres de reciclaje con niños y niñas -"es que reciclo hasta la grasa con la que cocino"- y en el cultivo de huertos ecosociales -"ahí aprendo de todo"-. Una o dos veces al año, se enrola en rutas de montaña para la recogida de basuras. "Vamos un grupo, a veces más grande o más pequeño, con piquetas y bolsas. Entramos por senderos que ya me conozco, así que no tengo problema", afirma. La edad tampoco fue un impedimento para participar, el verano pasado, en el proyecto que Cruz Roja puso en marcha en distintos Parques Nacionales de España, incluyendo Picos de Europa, Cabrera, Ordesa o el Teide. 

'Moviéndonos por los Parques Nacionales' fue una iniciativa nacional y coordinada por el OAPN (Organismo Autónomo Parques Nacionales) con un objetivo común: hacer comulgar el disfrute del entorno por parte de los visitantes, con el reconocimiento de la importancia de los procesos físicos y ecológicos. María Teresa recuerda que subieron en coche hasta una zona accesible, caminaron por varios senderos y hablaron acerca de los microplásticos, "que entonces no sabía que eran". Al involucrar a los propios ciudadanos, sobre todo a personas en situación de vulnerabilidad, como inmigrantes, víctimas de la violencia o personas mayores, no solo trata de concienciación ambiental, a la vez, se fomenta la integración social y se refuerza su autonomía personal.  

"Parece una bobada, pero para mí es un mundo. En los tiempos que hemos estado, con la pandemia de la COVID-19, salir a hacer actividades al aire libre era lo que más echaba de menos. Y, además, así conozco a gente", relata esta voluntaria. Porque al relacionarse, tanto con jóvenes como con mayores, se combate el aislamiento, se tejen redes entre la comunidad y se fomenta el amor por el entorno; todo al mismo tiempo y con gran efecto. "Cuando me llamaron para otra actividad,  la gente se sorprendía de que me pusiera tan contenta por ir a recoger basura. Pero es que para mí no es un trabajo, es un disfrute, y todo lo que pueda aportar, me viene de vuelta. El favor me lo hacen ellos", concluye. 

​​Tasio: "No es tanto por cosechar, sino por aprender y colaborar"

 80 años - León - Jubilado

Tasio es la persona que enseña a María Teresa a plantar cebollas en el huerto. Son de la misma zona de León y, antes de sembrar juntos, no se conocían. Pero aquello de un día cavar, otro sembrar y al siguiente arrancar hierbajos, acaba por unir. De familia ganadera, él tiene experiencia con los animales y sabe lo que es trabajar sus propias tierras. Así que cuando le invitaron a compartir sus conocimientos con otras personas novatas, hace ahora cuatro años, se arremangó para plantar cebollas, lechugas y berenjenas. "Ellos van haciendo lo que creen que deben hacer y yo les oriento un poco. No es tanto por cosechar, sino para que la gente aprenda y colabore como buenamente pueda", cuenta. 

Su relación con Cruz Roja comenzó en 2006, recién jubilado, porque le servía para pasar el tiempo. Ahora tiene 80 años, y está metido de lleno. Ha ido por los colegios dando clases de reciclaje, ha colaborado en la limpieza de los entornos naturales -incluyendo la actividad en Picos de Europa del pasado verano- "y en general, todo lo que me van diciendo, lo voy haciendo". Como es un hombre de campo, siempre acaba prefiriendo el huerto, y lo visita una o dos veces por semana. "Depende mucho, porque igual te pasas cuatro horas sembrando y no vuelves en cinco días, que otra vez te toca ir dos seguidos", comenta. Es lo que tiene la tierra: los resultados son, muchas veces, impredecibles. 

Los Huertos de la Candamia, en el margen derecho del río Torío, son un total de 176 parcelas de titularidad pública, que el Ayuntamiento de León ha adjudicado a colectivos sociales para realizar actividades físicas y mentales en contacto con la naturaleza. Tienen prioridad las personas jubiladas o situaciones asimiladas. Cruz Roja integra algunas de ellas dentro de su programa de Huertos Ecosociales, que se lleva a cabo en distintos puntos de España, desde un enfoque ambiental y social. El objetivo es concienciar sobre un modelo de producción sostenible y fomentar la alimentación saludable, pero también generar una actividad de ocio trabajando en la inclusión social. "La gente se siente bien cuando ve que su trabajo da resultado, que la cosecha va saliendo", constata Tasio.  

Un día recibe a un grupo de niños y niñas de un colegio y otro, a personas mayores dispuestas a aprender. Además de amistades, ¿qué gana? "Dolor de riñones", bromea. Por supuesto, está la satisfacción de estar ayudando y compartir sus conocimientos; pasar el tiempo y tener movimiento. Así han transcurrido 15 años como voluntario ambiental, y no sabe por cuánto tiempo más mantendrá la costumbre: "Supongo que hasta que pueda". 

​José Montejo: "Si un niño tiene frío, no puede estudiar correctamente"

60 años - Ávila - Profesor de Hidrología 

Volvemos sobre José Montejo, y ahora extendemos lo de todoterreno. Este profesor de Hidrología, que imparte formaciones infantiles y participa en las recogidas de basuraleza, además del muestreo de agua, también se ha involucrado en otro pilar fundamental del voluntariado ambiental: la pobreza energética. Nos referimos a hogares con dificultad para acceder a los distintos suministros y satisfacer sus necesidades domésticas, ya sea por ingresos insuficientes para hacer frente a los recibos, ineficiencia energética de la vivienda o el desconocimiento de las medidas de ahorro. Y no, no es un problema minoritario: más de cinco millones de personas en España no pueden mantener su vivienda a una temperatura adecuada en invierno. Con las consiguientes consecuencias desde el punto de vista humano. 

"Con el tema de la lucha medioambiental, en realidad ayudamos a las personas. Porque si un niño o una niña tiene frío, no puede estudiar correctamente", evidencia Montejo. La pobreza energética afecta al desempeño académico de la infancia vulnerable, pero también a la salud, los contactos sociales o la búsqueda de empleo, e incluso obliga a las familias a elegir entre alimentación, alquiler o calefacción. De ahí que Cruz Roja lanzara, en 2018, el llamamiento ‘Comprometidos con las personas y el medio ambiente’, desde el que atiende a una media de 20.000 personas vulnerables al año. Este programa desarrolla las formaciones en materia de ahorro energético y reparte kits para el aislamiento térmico. 

Montejo se ha puesto al frente de varios de estos talleres, dirigidos a personas que están percibiendo ayudas económicas o en programas de búsqueda de empleo, entre otras situaciones de vulnerabilidad. "Les damos consejos básicos de ahorro, que en realidad son válidos para cualquiera. Normalmente, todo el mundo tenemos sobre contratada la potencia de la luz en casa", pone como ejemplo. También explica cómo acondicionar sus viviendas para hacerlas más eficientes -un tema en el que en Cruz Roja estamos alineados con -entidades como Endesa y Naturgy, así como otras alianzas empresariales, que se involucran en el reparto de materiales que permitan llevarlo a cabo. "Hay burletes, elementos para sellar las persianas, bombillas de bajo consumo…", enumera.  

¿Qué le reporta a él? "Lo hago porque me gusta. Supongo que mucha gente hablará de la satisfacción de ayudar a los demás. Yo salgo satisfecho si doy un curso y noto que la gente se va contenta, porque ha aprendido cosas útiles para su vida y ha aprovechado el tiempo", asegura este hidrólogo, que ahora también es experto en eficiencia energética. 

En relación con la apuesta por la eficiencia, también es importante hablar del programa +CO(mpensa)2, una estrategia que nace de la convicción y responsabilidad de Cruz Roja para compensar nuestra propia huella de carbono. Lo hace a través proyectos de absorción por reforestación, con la plantación de más de 180.000 árboles que compensen sus emisiones, o instalando sus sedes en edificios autosostenibles, por poner algunos ejemplos. No es una lucha menor. Según la Agenda 2030 de la ONU sobre el Desarrollo Sostenible, si las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) no se reducen antes de una década, habremos llegado a un punto de no retorno para el planeta. Está en nuestras manos frenarlo a tiempo. 

​Ernesto Vieira: "Ser voluntario te enfrenta con la realidad" 

21 años - Madrid/León - Estudiante de Informática 

Ernesto tiene 21 años y estudia Informática en Madrid, pero pasa las vacaciones en León. Este verano, decidió que su tiempo libre no solamente sería para el ocio, sino también para el voluntariado. No se trata de una decisión frecuente entre la gente joven: la mayoría de las personas con las que comparte voluntariado son mayores que él. "Pero a mí me reporta muchas cosas", asegura. Desde trabajar en equipo y formar parte de una organización -todavía no ha trabajado en ninguna empresa-, hasta entrar en contacto con realidades que le parecían lejanas. "Escuchas cosas en la televisión, lees algo en el periódico, pero no percibes la magnitud de la situación. Ser voluntario te enfrenta con la realidad", manifiesta. 

Eligió el área de conocimiento de medio ambiente. "Es verdad que no es la más conocida, pero en León me hablaron del proyecto de los huertos ecosociales y de la actividad en los Picos de Europa, y empecé", relata. Se alegra de que, poco a poco, la sociedad vaya tomando más conciencia en este sentido. "Hay asociaciones que están específicamente dedicadas a la naturaleza y es verdad que Cruz Roja tiene una vocación más social, también en esta área", admite. De hecho, al terminar sus vacaciones y llegar a Madrid, dio el salto a la sección de pobreza energética y se encargó de contactar con familias en situación de vulnerabilidad. "Me lo propuso la Organización. Lo que yo tenía claro es que no quería dejarlo", narra. 

Una o dos tardes a la semana realiza labores de voluntariado. "Este cuatrimestre, voy un poco menos, pero me organizo bien. Aunque estés estudiando, puedes ayudar", anima, porque como dice "por poco que hagas, ya tiene un efecto. Agilizas la pila de cosas que estaban pendientes". En su caso, se encarga de realizar funciones administrativas y llama por teléfono a familias con dificultades económicas para detectar sus necesidades y comprobar si pueden ser receptoras de formación en materia energética. "Tengo un listado de gente, de preguntas y voy registrando los datos en la plataforma. Suele ser una charla amena y amistosa, donde conoces a las personas y te das cuenta de la situación", detalla. Admite que le ha sorprendido encontrarse con tantas familias que pasan frío en invierno. 

"Creo que sí, que seguiré. El voluntariado es algo que tengo en mente siempre que voy a un sitio, ya esté en León o Madrid. O donde sea que vaya", afirma Ernesto, y termina: "Muchas veces estamos inmersos en nuestra rutina, y ni por los medios llegamos a entender ciertas realidades. Esto me aporta mucho más de lo que habría esperado". 

​​José Andrés Rico: "Los problemas ambientales son problemas de todos" 

58 años - Oviedo - Jubilado 

170 horas. Es el tiempo que acumula José Andrés como voluntario de distintos proyectos de Cruz Roja en el área de medio ambiente, a los que cabe sumar otras 12 horas en las distintas recogidas de basuraleza y análisis de agua del Proyecto Libera. Desde que se jubiló, no ha parado. También se ha involucrado en otros proyectos de la Organización, como la Teleasistencia domiciliaria, o el teléfono de ayuda Atenpro, el Servicio Telefónico de Atención y Protección a las Víctimas del Ministerio de Igualdad y la Federación Española de Municipios y Provincias que presta Cruz Roja desde 2005. Sin embargo, todo lo relacionado con la naturaleza siempre le ha llamado poderosamente la atención, y fue uno de los primeros ámbitos por los que preguntó. "Me parece muy importante que se conozcan y se publiquen más cosas sobre Medio Ambiente para que la población, y en especial los jóvenes, se conciencien. La parte de sensibilizar es fundamental", reivindica. 

En opinión de este voluntario, es "muy difícil" establecer prioridades a la hora de acometer acciones ambientales, ya que hay problemas en múltiples áreas. Pero puestos a elegir, apunta en dirección al consumo responsable. "Es algo que todos podemos practicar en nuestro día a día. Se trata de cambiar un poco nuestros hábitos. Si nos paramos a pensar, siempre queremos desechar cosas, a veces antes de que se estropeen", reflexiona. Otra cuestión sería la reducción de los desplazamientos en vehículo. "Hay mucho por hacer para aumentar el uso del transporte público y otros medios como la bici", añade. Al mismo tiempo, es un gran defensor de los entornos naturales, y de ahí su decidida lucha contra la basuraleza, participando en la limpieza del río Nalón, que promovió Cruz Roja Española en Asturias. 

Este verano volvió a celebrarse otra edición de ‘1m2 por los ríos, embalses y pantanos’, acción que se enmarca en el proyecto Libera. Consiste en tres convocatorias anuales coordinadas para que los distintos colectivos sociales salgan a caracterizar la basuraleza encontrada en distintos entornos de España. Del 13 al 21 de marzo, buscan en márgenes fluviales; del 18 al 26 de septiembre, en playas y pantanos; y del 4 al 12 de diciembre, en montes y bosques. En Asturias, cerca de 500 personas voluntarias salieron a retirar basuraleza de 19 puntos de la región, como la playa de Poniente de Gijón, la Laguna Torollu o la playa de Moniello, entre otros entornos de gran valor natural, amenazados por el ser humano. 

José Andrés insiste en que al final se trata de entender que cualquier problema en materia de Medio Ambiente "en realidad, es un problema de todo el mundo". El voluntariado en Cruz Roja le ha servido para tomar conciencia sobre diversas realidades "y para ser más empático con los problemas de las personas de mi alrededor". Porque al final, a través de la actividad, también entra en contacto con personas muy distintas y esto, no solo tiene un impacto personal positivo, sino que acrecienta el sentimiento de comunidad. "Con el tiempo libre del que dispongo, me viene bien colaborar y ayudar. Es algo que haces para contribuir a favor del medio ambiente, pero que también te beneficia a ti", concluye.