Hábitos saludables para afrontar la vuelta a la rutina - Ahora
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- El verano de 2021 llega a su fin y, con él, llega el regreso a la cotidianidad. Después de las vacaciones, toca preguntarse cómo recuperar los hábitos saludables que, a veces, se descuidan durante el periodo estival. Una alimentación saludable, entre otros temas, resulta vital en este sentido.
Septiembre es el mes en el que nos enfrentamos a la vuelta a todos esos espacios de la vida que, durante el verano, se dejan momentáneamente apartados: el trabajo, el colegio... Ahora toca tomar las riendas de nuevo y, poco a poco, ir recuperando las rutinas. Recordar los hábitos saludables que debemos cultivar para llevar una vida sana y equilibrada no está de más en estos momentos para hacer que esa transición sea tan fácil como llevadera.
Aunque son muchos los consejos que se pueden implementar para llevar una vida saludable, existen tres grandes temas que debemos tener en cuenta. Los enumeramos a continuación.
1. La alimentación
Una de las preocupaciones de Cruz Roja es promover y educar en la salud. Ello incluye, por ejemplo, llevar una alimentación que sea buena para nuestro organismo y también para el planeta. Resulta fundamental que ese propósito se lleve a cabo durante todo el año, no solo en la vuelta a la rutina y, si tenemos claros los pasos que debemos seguir y llevamos una organización (como nos propone este calendario) será más sencillo de cumplir.
Consumir productos de temporada y locales es clave para una alimentación saludable y sostenible
Entre las principales recomendaciones para seguir una alimentación saludable y sostenible, destaca, en primer lugar, consumir productos de temporada y de productores locales. De esta forma, no solo cuidaremos nuestra salud, sino también el medio ambiente. Las agrotiendas o los mercados municipales son lugares estupendos para encontrarse con este tipo de alimentos.
En segundo lugar, hay que procurar reducir el consumo de verduras y frutas envasadas o congeladas; y, en tercero, darle prioridad a los envases biodegradables y los productos que se pueden comprar a granel para reducir así la cantidad de residuos que generamos.
Por último, se recomienda limitar el consumo de productos de origen animal. No significa, por supuesto, eliminarlos o prohibirlos en nuestra dieta, pero sí de disminuir ligeramente la cantidad de ellos que tomamos normalmente. Bajar la cantidad y, eso sí, aumentar la calidad, especialmente si podemos acudir a productores y ganaderos regionales, o pesca sostenible.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), en esta línea, recuerda que una dieta sana incluye frutas, verduras, legumbres, frutos secos, cereales y hortalizas y recomienda limitar la ingesta de azúcar, grasas y sal. Y, por supuesto, también resulta clave hidratarse bien, para lo que se recomienda tomar entre 1,5 y 2 litros de agua al día.
2. El ejercicio
Tan importante como llevar una buena alimentación es moverse. El ejercicio físico no solo permite liberar endorfinas (las llamadas “hormonas de la felicidad”), sino que tener una rutina de estas características de forma constante también nos previene de sufrir enfermedades como la obesidad o la hipertensión. Por no hablar, por otro lado, de lo mucho que repercute positivamente el ejercicio físico en nuestra densidad ósea, nuestra fuerza muscular o nuestra movilidad articular.
Hacer ejercicio libera endorfinas, las hormonas de la felicidad
Como todo, solo hace falta tener fuerza de voluntad y seguir un plan para poder incorporar el ejercicio a nuestra vida. Actualmente, además, hay muchas actividades distintas, desde las que ofrece un gimnasio hasta las de una academia de baile pasando por otras que se desarrollan al aire libre (como correr). Solo hay que revisar cuáles se ajustan más a nuestras circunstancias y comenzar a incorporarlas a nuestra rutina.
3. Descansar y dedicarse tiempo
Cuando nuestro cuerpo descansa, se repone físicamente y mentalmente. No sólo restituye la energía que hemos perdido a lo largo del día, sino que también nos previene de distintas patologías. Si bien es cierto que no todas las personas necesitan las mismas horas de sueño, estas, según las voces expertas, deberían encontrarse entre las siete y las nueve diarias. Por ello, conviene, dentro de lo posible, marcarse una hora para acostarse y procurar siempre dormir lo que necesita (y pide) nuestro cuerpo.
Por otro lado, además de descansar, necesitamos invertir tiempo en aquellas cosas que nos hacen felices. Volver a la rutina muchas veces es dejarse llevar por una espiral de estrés, plazos de entrega o incertidumbres. Hay que tratar de reservar algunos espacios en el día para dedicarnos un tiempo y también pasarlo junto con familiares y amistades que nos aporten. Nuestro cuerpo lo agradecerá y contribuirá a llevar el equilibrio entre la vida laboral y personal.
Prácticas, todas las anteriores, más que recomendables para volver a la rutina de la mejor forma posible. Porque, como bien dice una conocida expresión latina: Mens sana in corpore sano.
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