Claves para reducir el desperdicio alimentario - Ahora
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- La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura estima que tiramos 1.300 millones de toneladas de alimentos al año. Pero, ¿qué podemos hacer para reducir el desperdicio alimentario? ¿De qué nos puede servir comprender las etiquetas? ¿Qué alimentos puedo congelar y cuáles no?
Comprar más comida de la necesaria, tirar las sobras a la basura o eliminar los productos envasados cuando nos hemos pasado de la fecha de consumo preferente. Actos como estos contribuyen a una problemática que va más allá del propio desperdicio alimentario, por tanto si mejoramos nuestros hábitos desde casa, favoreceremos la protección medioambiental, reduciremos la pobreza y aumentaremos la seguridad alimentaria.
En muchas ocasiones no saber qué significa la información básica de las etiquetas que contienen los productos que consumimos nos llevan a tomar decisiones equivocadas y acabamos prescindiendo del alimento pudiendo ser consumido. Por este motivo, es importante no confundir la fecha de caducidad con la de consumo preferente.
- La fecha de caducidad suele ir más dirigida a productos con riesgos microbiológicos como pueden ser las carnes o los pescados crudos que duran pocos días en la nevera. Tras la fecha indicada no deben consumirse.
- La fecha de consumo preferente indica a partir de qué día el producto o alimento puede ir perdiendo propiedades, sabor, textura, pero no implica un riesgo. Se asocia a panes, yogures, bebidas, galletas…
Además, conocer y acudir a las etiquetas puede ayudarnos a tomar buenas decisiones de consumo. Si queremos un producto, pero no tenemos claro si lo vamos a consumir en su totalidad es importante buscar en la etiqueta información como: “Una vez abierto, consumir en 48 horas…” De esta manera sabremos, por ejemplo, si nos merece la pena comprar un paquete de fiambre o será mejor escoger en la carnicería la cantidad que sí o sí consumiremos.
Otro de los elementos esenciales para evitar el desperdicio es la planificación. Ser realistas con lo que consumimos, con lo que realmente es preciso comprar y sobre todo hacer un balance de nuestras próximas semanas para evitar comprar más de lo que vayamos a consumir. Elaborar un listado, planificar las comidas de la semana y evitar ir con hambre al supermercado son algunas recomendaciones que pueden parecer obvias, pero que van más allá de una decisión individual, ya que de esta manera estamos aportando y contribuyendo a reducir un grave problema global como es el desperdicio alimentario.
Tras una compra consciente pasamos al uso que le damos a los productos cuando llegan al hogar. Una buena organización y un correcto orden en la nevera, la despensa y el congelador serán claves para continuar siendo consecuentes con lo que se ha comprado y con los productos o alimentos que ya teníamos previamente. ¿Sabemos qué alimentos se pueden congelar y cómo?
- Carnes y pescados: Siempre que se congelen en buen estado, las carnes crudas aceptan la congelación perfectamente. En el caso de los pescados ocurre igual, además es recomendable utilizar táperes o bolsitas para su mejor conservación.
- Frutas y verduras: Para las frutas es recomendable congelarlas en bolsas para que no pierdan los jugos, pero la descongelación debe ser en nevera y el consumo rápido porque suelen perder textura. En el caso de las verduras, salvo los tomates, el resto se pueden congelar.
- Guisos y estofados: Se pueden congelar sin problema, pero debemos evitar que contengan arroz o pasta.
- Salsas: Aceptan bien la congelación, pero nunca se deben descongelar a temperatura ambiente por una cuestión de seguridad alimentaria.
- Pan: No hay ningún problema en congelar este producto, con una bolsa de papel para protegerlo sería perfecto.
Alimentación consciente es una iniciativa de Cruz Roja que tiene el objetivo de fomentar una alimentación saludable en la sociedad poniendo el foco en la salud, la sostenibilidad y el conocimiento. Con la ayuda de profesionales de la cocina, nutricionistas, productores/as de cercanía, entre otras, la Organización pretende transmitir conocimientos que lleven a la sociedad a generar y adoptar actitudes más conscientes a la hora de comprar y consumir.
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