“No valgo para nada”, “nunca salgo bien en las fotos”, “no soy suficiente”. Mucha gente se verá reconocida en estas contundentes y dañinas sentencias. Son habituales en personas con una falta clara de autoestima. Y es que, aunque a veces es difícil cambiar la forma en que nos hablamos (estas frases son prueba irrefutable de ello), resulta clave hacerlo, pues este tipo de actitud y malestar puede llegar a cronificarse e incluso convertirse en un conflicto o trastorno psicológico que interfiera en nuestro propio desarrollo y felicidad.  

En Cruz Roja entienden a la perfección esta situación. “Una persona con autoestima alta es aquella que tiene confianza y elevado sentido del valor por sí misma”, expone Mar Echenique, responsable de Salud mental en Cruz Roja. Una persona con autoestima baja, al contrario, “tiene una percepción negativa de sí misma, se infravalora y piensa más en sus fracasos que en sus éxitos. Esto suele ir asociado a una escasa motivación, una menor fuerza de voluntad a la hora de emprender algo y un bajo estado de ánimo”, diferencia. 

La baja autoestima conlleva, además, otros problemas y condicionantes que pueden llegar a convertirse en todo un obstáculo para la vida cotidiana, especialmente en aquellas personas que ya parten de cierto contexto de vulnerabilidad o exclusión social. Esta baja autoestima suele ir ligada a pensamientos irracionales como son la “sobregeneralización, la magnificación y la minimización”, matiza Echenique; pensamientos que tienden a aumentar los fracasos y a disminuir los éxitos de manera desproporcionada. Tanto es así que “para los defectos o errores se toma una vara que los exagera, pero para los logros o cualidades se toma una vara que los disminuye”. “También se tiende a ser crítico con los errores propios e indulgente con los ajenos, y crítico con los logros propios y generoso con los ajenos”, añade. 

 “Una persona con autoestima alta es aquella que tiene confianza y elevado sentido del valor por sí misma”

No son pocos los proyectos de Cruz Roja en los que la autoestima tiene un papel protagonista. Y tiene sentido que sea así, porque esta es fundamental para que una persona tenga confianza en sí misma, en sus capacidades y sus habilidades, y pueda trabajar (o recuperar) su autonomía personal; aspectos que son cruciales en numerosas iniciativas de la Organización. “Tener confianza en que los objetivos que nos planteamos son alcanzables es el motor que nos impulsa a seguir avanzando, nos da la fuerza y el entusiasmo necesario para empezar nuestro proceso de consecución de una mayor autonomía personal”, señala de esta forma Mar Echenique. 

“Tener confianza en que los objetivos que nos planteamos son alcanzables es el motor que nos impulsa a seguir avanzando"

Sucede cuando una persona se encuentra en el complejo proceso de encontrar un trabajo, por ejemplo, ya que la falta de confianza influye en ello. Clara Gutiérrez, técnica de empleo en Cruz Roja Córdoba, habla en este reportaje en AHORA sobre el tema: “Recuerdo el caso de María, una mujer víctima de violencia de género con una desmotivación impresionante. Los talleres de confianza, empoderamiento, de ocio, y todo el tema de las redes de apoyo le hizo sentirse mejor en esa búsqueda de empleo. Trabajamos mucho con las personas para que vean cuáles son sus puntos fuertes”, expone Gutiérrez.  

Pero no solo pasa en ámbitos como el laboral. Las actividades donde hay presencia de autocuidados también son habituales en otras áreas y talleres, como en las que participan personas mayores, personas en situación de vulnerabilidad o personas cuidadoras, entre otros. 
 

Actividades de autocuidado para trabajar la autoestima

Además de lo anterior, para favorecer el autocuidado emocional de las personas y conseguir afianzar o recuperar su autoestima Cruz Roja también organiza talleres de gestión emocional. Estos talleres se basan en los principios de la psicología cognitiva-conductual que, según cuenta Mar Echenique, “trata de racionalizar nuestros comportamientos y sentimientos a través de la transformación de los pensamientos que generan las emociones negativas”. 

El motivo es sencillo: “Los pensamientos determinan en gran medida la forma en que nos sentimos. Estos pensamientos junto con las emociones generadas determinan la forma en la que actuamos. Esta, al mismo tiempo, influirá en cómo pensemos y cómo nos sintamos. No se trata tanto de las situaciones que vivimos, sino de cómo nos enfrentamos a ello”, recuerda la responsable de Salud mental de Cruz Roja. 

“Los pensamientos determinan en gran medida la forma en que nos sentimos"

Los talleres, además, persiguen que las personas puedan modificar pensamientos inadecuados o desadaptativos; “pensamientos repetitivos, improductivos, que no se adaptan a la realidad y que, generalmente, producen malestar”, matiza Mar Echenique. Reconocerlos es el primer paso. “Una vez que la persona conoce cuáles son los pensamientos irracionales y los tipos que hay, será más fácil detectar cuándo está teniendo uno. En los talleres, se entrena a las personas para que sean capaces de identificar sus pensamientos irracionales y poder sustituirlos por otros más racionales”, incide la también psicóloga. 

Risoterapia, pilates, y bienestar emocional 

En Cruz Roja en Asturias, los autocuidados cobran especial importancia en el proyecto de ‘Bienestar personal’ destinado a personas en situación de extrema vulnerabilidad. Nació el año pasado gracias a la financiación del IRPF del Principado de Asturias y acoge bajo su paraguas a hombres y mujeres a los que les afecta una situación socioeconómica a menudo complicada y sostenida en el tiempo. “Hacemos intervención a través de talleres y capacitaciones donde se trabaja el bienestar emocional, la autoestima, el arte de la risa (mediante risoterapia o abrazoterapia), la activación cuerpo/mente (como pilates)…”, ejemplifica Carmen Vallina, técnica de Inclusión Social y Mejora Socioambiental en Cruz Roja en Asturias. 

Los talleres se plantean como intervenciones directas que permitan una continuidad, por lo que se realizan distintas sesiones a lo largo de 2 o 3 meses. En ellos, se fortalecen aspectos como el autoconocimiento, el autocontrol, la motivación al cambio, o una actitud optimista. Todo ello, claro está, repercute en la autoestima. “El hecho de salir de casa, el tener que levantarse, venir a un punto de encuentro, que se arreglen… todo eso ya genera un cambio, aunque este es todavía más radical de la primera a la cuarta o quinta sesión”, agrega Vallina.  

“Solo ver el cambio de cómo entra y cómo sale la gente después es maravilloso”

En algunas ocasiones las personas participantes demandan el manejo de redes sociales, algo que también se pone en marcha “de cara al trabajo de la socialización y las relaciones interpersonales”. En otras, si la participación es alta, también se programan salidas, una suerte de ‘free tours’ por el entorno comunitario donde se pone el foco en los recursos disponibles y que supone, además, “una excusa para hacer una actividad al aire libre”.  

Brigitti Lugo utiliza sus conocimientos como coach corporal y risoterapeuta para aplicarlos en el voluntariado que realiza en Cruz Roja en Asturias. Ella se encarga de las sesiones de risoterapia dentro del proyecto anteriormente citado. “Solo ver el cambio de cómo entra y cómo sale la gente después es maravilloso”, expone. Aunque comenzó como voluntaria en plena pandemia, y ha intervenido en diversas actividades, reconoce que es esta la que, sin duda, más le llena. 

“Les explico, junto con dinámicas, los beneficios de la risa y otras cuestiones. Me acuerdo de una chica de 22 años que no quería hacer nada, y cuando terminamos la sesión, no se quería ir: fue la que más disfrutó”, dice Brigitti. Todo ello tiene efectos positivos sobre la autoestima y, aunque esta voluntaria es plenamente consciente de que no todo el mundo que pasa por los talleres practica de forma constante la risoterapia, asegura que el recuerdo se lo llevan. “Te puedes reír sin motivo, la risa es contagiosa, y eso trato de hacerles entender. Siempre te quedas con algo del taller, y eso para mí ya es un éxito”, concluye.  

Autocuidados transversales: desde personas cuidadoras hasta mayores 

En otros territorios, como Murcia, no es raro escuchar hablar sobre autocuidados. Está presente en diversos proyectos, entre ellos, el de ‘Atención a Personas Cuidadoras’. “Para cuidar, hay que cuidarse. Hablamos también sobre gestionar el tiempo libre, incluso se ha llegado a hacer un grupo de apoyo para ayudar a mejorar alguna actividad o para desahogarse”, dice Marisa Gómez, directora de Mayores, Discapacidad y Teleasistencia Autonómico en Cruz Roja en Murcia. Tan importante ha sido este grupo de apoyo que en la actualidad sigue quedando para compartir emociones y experiencias relacionadas con el cuidado de sus familiares, lo que también influye positivamente en su estado de ánimo. 

La voluntad de cuidarse es un buen punto de partida para cuidar (y trabajar) la autoestima

En el proyecto de ‘Promoción del envejecimiento activo postcovid’, realizado en Lorca, también se trabajan actividades como masajes para ahondar en las emociones de personas mayores. La terapia, además, ayuda a paliar enfermedades causadas por emociones como el estrés, la depresión, el insomnio, la ansiedad, la hipertensión y otras enfermedades degenerativas. Y es que, recuerda Gómez, “el autocuidado no tiene edad”. 

La responsable de Mayores de Cruz Roja en Murcia, además, se une a las palabras de Vallina para enfatizar que la propia asistencia a las actividades o talleres ya supone un revulsivo y ayuda a las personas con esta falta de autoestima: “El hecho de que vengan a las sesiones de gimnasia o al aquagym ya implica que quieren cuidarse”, indica Marisa Gómez. La voluntad de cuidarse es un buen punto de partida para cuidar (y trabajar) la autoestima. 

Un teléfono para escuchar 

El servicio de atención psicosocial ‘Cruz Roja Te Escucha: 900 107 917’ nació en abril de 2020 para ofrecer apoyo y acompañamiento a todas las personas que, por sus circunstancias de enfermedad, soledad, edad avanzada, pérdida de empleo, diversidad funcional o falta de vivienda, entre otras, se vieron doblemente afectadas por la crisis sanitaria y el confinamiento.  

El informe publicado al cierre del 2022 arroja cifras como que la mayoría de las personas que consultaron a través del teléfono fueron mujeres (59.90%) y que el porcentaje más elevado (32,67%) del total de las consultas, lo realizan personas comprendidas entre 50 y 64 años, seguidas por las personas de 40 a 49 años. Como dato destacable, se mantiene un número bastante elevado de llamadas realizadas por personas menores de edad, un número que progresivamente va en aumento. Continúa siendo elevado el número de llamadas procedentes de personas jóvenes (menores de 30 años), que ha alcanzado casi un 20% del total de las llamadas recibidas. 

En cuanto al perfil, podemos observar que el 54,22% del total de las consultas son realizadas por personas en situación de vulnerabilidad, seguido por las personas enfermas o con discapacidad en situación de aislamiento y soledad, (11,20%). Destaca también el elevado número de llamadas recibidas procedentes de personas mayores (7,54%) y, sobre todo, el de personas cuidadoras, dato muy relevante, al tratarse de un perfil muy específico y suponer, sin embargo, casi un 7%de las llamadas recibidas en Cruz Roja Te Escucha. 

Respecto al tipo de consulta, con un 39,33% del total, la más frecuente ha sido la de “Contención y soporte emocional“. La siguiente más frecuente ha sido la de “Acompañamiento emocional” con un 22,52%. 

El teléfono de ‘Cruz Roja Te Escucha’ es el 900 107 917 y la llamada es gratuita en todo el ámbito estatal. El horario de atención al público es de lunes a jueves de 10.00 a 14.00 y de 16.00 a 20.00 horas y los viernes de 10.00 a 14.00 h. (una hora antes en Canarias).