Desde los orígenes de la humanidad la discriminación ha estado presente y quienes la han sufrido se han tenido que refugiar en guetos y han visto sus derechos esenciales vulnerados. Los motivos que justifican esta conducta han sido y son muy variables: raciales, religiosos, políticos, físicos, sexuales y un largo etcétera.

La discriminación no ha podido ser erradicada, a pesar de tantos organismos e instituciones y una legislación muy contundente para combatirla.

Abarca tantos aspectos que se ha hecho necesario enfocarlos de manera específica. La discriminación que nos ocupa en este espacio es la que sufren las personas que viven con VIH, qué si bien están protegidas por la legislación española, siguen siendo marginadas.

Pero el estigma no lo padecen solamente quienes conviven con el VIH, también incluye a su entorno familiar y se agrega a una serie de desigualdades sociales que afectan a estas personas y las hace más vulnerables aún.

A pesar de tantas campañas de concienciación y educación hay mucha gente que sigue creyendo que el VIH se transmite fácilmente en acciones de la vida cotidiana como compartir alimentos, gimnasios, espacios públicos, besar, abrazar o estar en la misma piscina. Todos ellos son prejuicios que contribuyen a la discriminación porque el VIH se transmite únicamente por prácticas sexuales desprotegidas o por compartir material de inyección.

Es imprescindible dejar de ver a las personas que tienen VIH como si hubieran cometido acciones inmorales o promiscuas relacionadas con las conductas sexuales o las drogas. Esta es una infección que puede afectar a cualquiera sin distinguir edad, sexo, posición social, país, ideas o costumbres.

El Pacto Social por la No Discriminación y la igualdad de Trato asociada al VIH surgió precisamente para eliminar el estigma asociado al VIH y al sida. Para que quienes convivan con esta realidad tengan el pleno ejercicio de los derechos fundamentales.

Los objetivos básicos de este Pacto Social son:

• Favorecer la igualdad de trato y oportunidades de las personas con VIH.

• Trabajar en favor de la aceptación social.

• Reducir el impacto del estigma en las personas con VIH.

• Generar conocimientos que orienten las políticas y las acciones frente a la discriminación.

El VIH supone un estigma para quien lo contrae y se convierte en una carga negativa más que tiene que soportar la persona que debe convivir con el virus. La información, la concienciación y la educación deben ayudar a que quienes conviven con el VIH no estén excluidos socialmente y sus derechos sean respetados.

Resulta preocupante qué en una sociedad moderna, de un país desarrollado, como lo es España, actualmente un porcentaje importante de la población no quiera tener colegas o compañeros de trabajo con VIH, vecinas o vecinos con VIH o que sus hijos/as tengan compañeras/os de colegio en esa situación, por citar algunos ejemplos.

Pasaron muchos años para qué en España, las personas infectadas por VIH pudieran acceder con normalidad a los seguros, postura que afortunadamente ha ido cambiando por parte de las compañías aseguradoras.

Las enfermedades infecciosas han sido siempre uno de los ámbitos donde se produce la discriminación y esto afecta no sólo a la salud de la persona en particular, sino que además se convierte en un problema de salud pública. Muchas personas que tienen VIH sienten miedo a ser identificadas y por ende marginadas, ello conlleva a retrasar el diagnóstico e impedir el acceso al tratamiento.

La falsa información y los datos erróneos que todavía hay sobre el VIH siguen actuando como barreras hacia quienes tienen que convivir con este virus. Todavía se producen despidos en España por tener VIH.

A pesar de los avances en el tratamiento y la mejora de la calidad de vida, queda mucho por hacer para terminar con las desigualdades de trato a que están expuestas las personas que sufren los efectos del VIH y el sida.

El primer éxito del Pacto Social fue acabar con la prohibición que tenían las personas con VIH para acceder a las fuerzas armadas. Cruz Roja se unió desde el primer momento al Pacto para continuar con la sensibilización, prevención e información y para que los derechos de las personas que viven con VIH dejen de ser vulnerados. En definitiva, para seguir acortando el camino hasta terminar con la discriminación.