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¿Sabes cómo nació el Día de la Cero Discriminación? - Cruz Roja

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¿Sabes cómo nació el Día de la Cero Discriminación?
Actualitat
Multicanal VIH
Apr
11
2025
11 April ¿Sabes cómo nació el Día de la Cero Discriminación?

¿Sabes cómo nació el Día de la Cero Discriminación?

Este día fue proclamado por ONUSIDA y se celebra cada 1 de marzo desde el año 2014, con el objetivo de promover la inclusión, la igualdad y la dignidad para todas las personas, sin importar su identidad, su estado serológico, su orientación sexual, género, nacionalidad o cualquier otra condición.

¿Crees que las personas que viven con VIH siguen sufriendo discriminación?

Sí. Claramente, sí.

A día de hoy, muchas personas con VIH siguen enfrentándose al estigma, a los prejuicios y a la exclusión social. Y la discriminación puede hacer más daño que la propia infección, afectando a la salud mental, las oportunidades laborales, el acceso a servicios de salud o simplemente al derecho a vivir con libertad.

Con motivo del Día de la Cero Discriminación, recibimos la invitación del Ministerio de Sanidad a la proyección del documental: AIDS Diva: La leyenda de Connie Norman, y posteriormente, una mesa debate, en la que contamos con la presencia de su director, Dante Alencastre, y del escritor Gustavo Pecoraro, autor del libro “Alguien tendrá que serlo. Reflexiones sobre vivir con VIH”, entre otras personalidades del ámbito social, político y comunitario. 

 

 

Poner en el centro historias como la de Connie es, además de un acto de justicia, una forma de sanar colectivamente. 

La proyección nos tocó profundamente. Fuimos conscientes de todo lo que hemos avanzado y de todo lo que aún queda por recorrer. Poder compartir su historia es también una forma de mantener vivo su legado. 
 

¿Quién fue Connie Norman?

Nacida en Texas, en una familia conservadora, Connie vivió desde pequeña el rechazo por no encajar en los roles de género esperados. En los años 80, ya viviendo en California, recibió su diagnóstico de VIH. Lejos de resignarse, convirtió su rabia y su dolor en motor de transformación social.

Apodada “la vocera de los marginados”, fue una de las caras más visibles del activismo durante los años más duros de la crisis del sida. Fue miembro activa de ACT UP/LA y AIDS Coalition to Unleash Power, participó en actos de desobediencia civil, escribió columnas, dio entrevistas en televisión y ofreció su propia vida como testimonio del impacto del VIH, el estigma y la transfobia. También presentó un programa de radio llamado The Connie Norman Show, donde entrevistaba a activistas, profesionales sanitarios y personas afectadas por el VIH.

Luchó por una atención sanitaria digna, por la visibilidad de las mujeres trans y por el reconocimiento de todas las personas con VIH con derechos y voz. Hasta sus últimos días trabajó en la AIDS Project Los Ángeles (APLA) ayudando a otras personas seropositivas, especialmente mujeres trans y personas sin hogar.
Connie falleció en 1996 a los 47 años, y había pedido que su obituario dijera:

"Soy una mujer transexual, con VIH positivo, que ha vivido su vida desde el corazón. Orgullosa de todo lo que soy, de lo que represento y de a quién sirvo.”

Hoy, su nombre está incluido en el “Memorial Quilt” del sida y su historia sigue inspirando generaciones de activistas.

Descubrir la figura de Connie Norman ha sido profundamente conmovedor. Su historia, su fuerza y su activismo nos han dejado una huella difícil de borrar. Conocerla es conectar con una época marcada por el dolor, el estigma y la pérdida, pero también por la valentía, la resistencia y el amor colectivo.
En un tiempo de silencio y miedo, Connie gritó con fuerza. Se enfrentó al poder político, a los medios y a la discriminación estructural, exigiendo respuestas reales ante la crisis del sida y visibilidad para las personas trans, cuando muy pocas lo hacían.

El documental que repasa su vida nos ha emocionado profundamente. Su legado sigue siendo un faro para quienes hoy queremos construir un mundo más justo, sin estigmas, sin prejuicios y con derechos para todas las personas.

Gracias, Connie, por tu voz, por tu coraje, y por recordarnos que el activismo también puede ser un acto de amor. Gracias por permitir emocionarnos, aprender y mirar con más conciencia.

Gracias por los espacios que visibilizan historias como la de Connie, que nos recuerdan que vivir con VIH no debe ser sinónimo de estigma, sino de dignidad, resistencia y comunidad.

Nada mejor que terminar con una de sus frases, que nos sigue interpelando hoy:
"Estamos en un peligro claro y presente en cada momento en que no luchamos con todo lo que tenemos. Debemos levantarnos del dolor y la negación, y recuperar nuestras vidas."
 — Connie Norman.
 

 

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