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VIH: el tratamiento inyectable
Actualitat
de
27
2023
27 de gener VIH: el tratamiento inyectable

Los actuales tratamientos antirretrovirales son muy eficaces porque han reducido los efectos secundarios, han logrado la indetectabilidad y cada vez se necesitan menos dosis diarias, pero en caso de que los medicamentos se dejen de tomar de la manera indicada el VIH vuelve a replicarse.

Después de ensayos clínicos de más de cinco años se aprobó (desde el 1 de diciembre de 2022 en España) un tratamiento antirretroviral inyectable de acción prolongada.

La nueva terapia consiste en administrar los fármacos mediante una inyección intramuscular cada dos meses. Estos medicamentos compuestos de nanopartículas (súper microscópicas) tienen la propiedad de irse liberando gradualmente en el cuerpo de manera que su efecto permanece 60 días.
La ventaja mayor es que ya no se necesita tomar diariamente la medicación antirretroviral con el desgaste psicológico que implica no olvidarse ningún día de la pastilla por temor a perder la adherencia adecuada.

Es importante destacar que esta terapia inyectable se puede aplicar nada más que a las personas que tienen una carga viral indetectable porque quienes inicien el tratamiento lo deberán seguir haciendo a través de los medicamentos por vía oral hasta que el virus sea controlado.

En el desarrollo clínico de este nuevo método colaboraron 44 centros españoles y participaron alrededor de 4.000 personas de las cuales más de 650 fueron de nuestro país, el equivalente a la mitad de toda Europa.

Otra de las ventajas de este nuevo tratamiento, según los especialistas, es que no presenta ningún efecto secundario grave. 
Una de los estudios que ayudó en la investigación científica para la creación de este inyectable (compuesto de dos fármacos) fue el del grupo de los/as controladores de élite del VIH quienes tienen unos anticuerpos especiales que estimulan el sistema inmunitario y combaten a la infección de manera natural.

 

Por qué es tan difícil la cura definitiva

Nuestro sistema inmunitario está preparado para enfrentarse a todos los agentes patógenos (virus, bacterias, hongos, etc.) que atenten contra nuestra salud. Por ello, está siempre en alerta permanente. 

Como el VIH no tiene capacidad para multiplicarse por sí solo necesita de células huéspedes (linfocitos CD4) para poder reproducirse en miles de copias. Esas copias salen de la célula y se diseminan por el cuerpo, infectando a su vez a otras y destruyendo poco a poco las defensas con la consiguiente destrucción del sistema inmunitario.

Desde que se descubrió el VIH todos los esfuerzos han estado centrados en evitar, precisamente, esa capacidad que tiene de reproducirse con mucha facilidad y mutar rápidamente.

Esa velocidad que tiene para replicarse y disfrazarse hace que el sistema inmunitario no pueda detectarlo y logre eludir las terapias que intentan eliminarlo. Por eso, es complicado (y una gran tarea en el campo de la investigación) producir una vacuna que nos proteja frente a tantas mutaciones.

El problema esencial para lograr una cura definitiva es combatir las células latentes del virus ubicadas en los reservorios. Para decirlo de una manera sencilla, al poco tiempo de generarse la infección, el VIH se esconde en distintos órganos como el cerebro, la médula ósea o el tejido linfoide.

Y mientras esas células permanecen escondidas (en estado latente) el sistema inmunitario no se puede defender porque no las reconoce y los antirretrovirales no lo pueden atacar puesto que no está activado (no se producen nuevas copias del virus).

Como conclusión, la ciencia sigue dando pasos en la incesante búsqueda de una cura definitiva para este tipo de virus que gracias a los actuales medicamentos ya no es mortal.

 

Fuentes

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