Cruz Roja celebra este año el 25 aniversario de su Plan de Empleo, una estrategia que desde el año 2000 ha trabajado de forma ininterrumpida para generar oportunidades, reducir barreras y mejorar el acceso al empleo de personas en situación de vulnerabilidad. A lo largo de este cuarto de siglo, la Organización ha contado con el apoyo de miles de empresas, administraciones públicas y, de forma estable, del Fondo Social Europeo y el Ministerio de Trabajo, para construir un mercado laboral más inclusivo.

El aniversario culmina con la celebración de un Congreso nacional en Zaragoza (10, 11 y 12 de noviembre), donde expertos del ámbito social, académico, educativo y empresarial analizaron los logros de estos 25 años y debatieron sobre los desafíos que marcarán el futuro de la inclusión laboral.

Más de medio millón de oportunidades laborales

Uno de los hitos más destacados del Plan de Empleo es haber logrado que más de 552.000 personas accedieran a una oportunidad laboral gracias al acompañamiento de Cruz Roja. A ello se suman 7.125 iniciativas de autoempleo apoyadas y consolidadas, así como la activación laboral de 1,5 millones de personas, de las cuales el 63% son mujeres.

Durante estos 25 años, la Organización ha realizado más de 75 millones de horas de atención en más de 660 puntos por todo el país, y ha contribuido a mejorar la empleabilidad de casi 833.000 personas mediante formación y capacitación. Estas acciones han sido posibles gracias a 113.000 empresas y entidades colaboradoras, que han hecho realidad 317.000 alianzas por la inclusión laboral.

Un perfil que refleja la desigualdad: mujer, mayor de 45 años y con baja cualificación

El perfil mayoritario de las personas atendidas por el Plan de Empleo en el último año es una mujer, mayor de 45 años, con baja cualificación y en situación de desempleo o inactividad.

Desde sus inicios, la composición de los grupos atendidos ha evolucionado: en el año 2000 la atención se dirigía casi exclusivamente a personas migrantes, mientras que hoy el 40% de las personas participantes son autóctonas. Sin embargo, se mantiene una tendencia constante: el predominio de las mujeres, que han pasado del 61% al 65% del total de personas atendidas.

También ha cambiado la estructura por edades: mientras que en el año 2000 el grupo más numeroso era el de entre 30 y 44 años, actualmente las personas mayores de 45 años representan el 35% de las atenciones.

Junto a ello, se mantiene un índice elevado de personas con baja cualificación (57%) y de personas desempleadas o inactivas (82%). En los últimos años, además, aumentan las personas ocupadas que, aun teniendo empleo, no pueden cubrir sus necesidades básicas.

Cuarto de siglo de hitos y aprendizajes

El recorrido del Plan de Empleo destaca por su capacidad de adaptación e innovación. Entre los hitos más relevantes:

• 2000: Inicio de la colaboración con el Fondo Social Europeo, conectando a personas que buscaban empleo con empresas que necesitaban contratar.

• 2008: Ampliación de la cobertura debido a la crisis económica, incluyendo a personas que nunca antes habían necesitado apoyo.

• Primera década de los 2000: Nace la atención específica a jóvenes, mujeres con brecha de género y personas mayores de 45 años.

• 2018-2020: Implantación del Servicio Multicanal de Orientación para el Empleo, clave durante la pandemia para asegurar atención digital y telefónica.

• Desde 2022: Incorporación de herramientas digitales avanzadas para comprender mejor las necesidades de cada persona y personalizar los itinerarios laborales.

Retos inmediatos para el futuro del empleo

El Congreso nacional de Zaragoza pone también el foco en los desafíos que España deberá afrontar en los próximos años:

1. Transformaciones del mercado laboral
   La digitalización, la transición ecológica y los cambios demográficos remodelan las profesiones. Aunque surgirán nuevos nichos laborales, muchos empleos tradicionales desaparecerán o cambiarán, especialmente en industria, transporte y tareas administrativas. Las personas con menor cualificación o residentes en zonas rurales son las que más riesgo tienen de quedar atrás.

2. Envejecimiento de la población
   La jubilación de la generación del baby boom y el aumento de las necesidades de cuidados plantean retos para las políticas laborales y sociales. Profesionalizar el sector de los cuidados y mejorar sus condiciones será clave para combatir la desigualdad, especialmente entre mujeres y mujeres migrantes.

3. Precariedad y desigualdad laboral
   Aunque el desempleo ha descendido al 11,4%, persisten temporalidad, salarios bajos y parcialidad. Hoy, el 12,5% de las personas trabajadoras son pobres, lo que demuestra que tener empleo ya no garantiza salir de la pobreza.

4. Brecha territorial
   La despoblación y la falta de oportunidades en miles de municipios rurales profundizan la desigualdad en el acceso al empleo. Más de 4.000 municipios han perdido población en la última década.

5. Inclusión de colectivos vulnerables
   Persisten barreras para jóvenes sin cualificación, mayores de 45 años, personas migrantes, mujeres víctimas de violencia de género, personas LGTBIQ+ discriminadas o personas en situación de pobreza. En barrios segregados y zonas de infravivienda, estas barreras se multiplican.

“El empleo decente es la piedra angular de la igualdad”

Para Maika Sánchez, directora nacional del Área de Empleo de Cruz Roja, el reto es claro:
“Necesitamos generar oportunidades que avancen hacia la igualdad en el acceso a los derechos, a través de iniciativas que promuevan el derecho a un empleo decente, capaz de cubrir las necesidades básicas y permitir proyectos de vida sostenibles. Para ello, es clave la participación activa de las administraciones públicas en todos sus niveles, junto con el respaldo del Fondo Social Europeo y la cooperación del sector empresarial”.