Empezar de cero tras la DANA - Ahora

• La catástrofe ocurrida el pasado 29 de octubre en numerosos municipios de Valencia ha llevado a muchas familias a tener que rehacer sus vidas; a volver a empezar sin ánimo y sin fuerzas. Pilar Lucas y Jose Saiz, vecinos de Aldaia desde 1957, son un rostro más de las tantas personas que han perdido su casa. Ahora, pasados tres meses y gracias a Cruz Roja, parece que esa vuelta a su hogar está más cerca de lo que parece.

Cuatro horas pasaron Pilar y Jose arriba del coche aquel fatídico día. Accedieron al garaje por la calle San Antonio de la localidad de Aldaia y al ver cómo subía el agua, decidieron no subir a casa y permanecer arriba del vehículo y esperar. “Le dije a mi marido que esto parecía una bomba, y era el ruido del agua. Mi hermana vive arriba nuestro, yo le gritaba que no podíamos salir del garaje, que llamara a quien fuera”, recuerda Pilar Lucas emocionada.

Esa espera e incertidumbre eterna llegó a su fin y finalmente, Pilar y Jose pudieron subir a casa de su hermana hasta que “todo” pasara. El agua acabaría perdiendo fuerza, pero el daño ya estaba hecho. “Aquí no se ha salvado nada, había metro y medio de agua, todavía se ve la marca. La puerta se arrancó de la presión del agua y se fue hasta el otro lado de la casa. Recuerdo vaciar los cajones con un palmo de agua. Lo tuvimos que tirar todo. No queda nada”, relata la vecina afectada tres meses más tarde.

Días después de lo ocurrido cuando el silencio, la tristeza y la impotencia era lo único que se respiraba, Cruz Roja estuvo al lado de Pilar y Jose. “Nos facilitaron tarjetas monedero, nos ayudaron con la comida y recibimos acompañamiento”, recuerda Pilar. Pasado el tiempo y cuando las necesidades pasaron a ser otras, Pilar recibe una llamada de la Organización. “Nuestra casa, como la de tanta gente, estaba destrozada. Cruz Roja nos propuso ir más allá y ayudarnos a iniciar una reforma para poco a poco ir recuperando la esperanza. No nos lo pensamos”, añade todavía sorprendida.

Semanas después y tras un análisis de la vivienda, los equipos de Cruz Roja comenzaron con los primeros pasos. “Han limpiado ventanales, han quitado los marcos de las puertas, han puesto puertas nuevas, han instalado la electricidad, están pintando las paredes… Sabemos que va a ir lento, pero estamos muy agradecidos, no tengo palabras para expresar lo que nos están ayudando, os lo digo de corazón”, cuenta Pilar. 

Durante todo este tiempo, han tenido que quedarse en casa de sus hijas, pero, aunque el apoyo ha sido grandísimo, Pilar y Jose anhelan volver a lo que fue su hogar durante 66 años. “Como en casa en ningún sitio, sabemos que va para largo y esto está siendo muy duro emocionalmente, pero lo más importante de todo esto es que lo podemos contar. Estamos vivos y tenemos el cariño de muchísima gente y familia. Y en momentos así, los abrazos, las palabras y los gestos de cariño lo están siendo todo”, cierra profundamente agradecida.