Hablemos de pobreza energética - Ahora
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- 9 de cada 100 personas están muy lejos de llegar a la temperatura de entre 18 y 22 grados que recomienda la Organización Mundial de las Salud (OMS) en una vivienda en invierno y los 25 grados en verano
Hay una definición oficial para pobreza energética y otra mucho más directa, más cruda. La primera habla de la situación en la que se encuentra un hogar en el que las necesidades básicas de suministros de energía no pueden ser satisfechas, como consecuencia de un nivel de ingresos insuficiente, y que puede ser agravada por disponer de una vivienda ineficiente desde el punto de vista energético. La segunda no se anda con tecnicismos y supone tener que elegir: llevar una alimentación adecuada o calentar el hogar.
Según los últimos datos de Eurostat (enero de 2020), la pobreza energética relacionada con la capacidad de los hogares de mantener una temperatura adecuada en la vivienda afecta al 9,1% de la población en España (el año anterior fu el 8%). Es decir, 9 de cada 100 personas están muy lejos de llegar a la temperatura de entre 18 y 22 grados que recomienda la Organización Mundial de las Salud (OMS) en una vivienda en invierno y los 25 grados en verano. La pandemia ha empeorado la situación y la previsión es que durante este 2021, el número de familias que tengan dificultades para hacer frente a los recibos de la luz, el agua o el gas siga aumentando.
Comida o calefacción. Ducharse cada tres días. Vivir con el miedo de que te corten el agua o el gas. No acudir a una entrevista de trabajo por no sentirte digno al no haber podido lavar la ropa... Son ejemplos reales. Es el día a día de la pobreza energética, una de las muchas caras que adopta la pobreza en nuestro país. Un problema que impacta especialmente en las personas más vulnerables con las que trabaja Cruz Roja.
“9 de cada 100 personas están muy lejos de llegar a la temperatura de entre 18 y 22 grados que recomienda la OMS en invierno”
Mujer española con menores de 16 años a su cargo, el perfil de la pobreza energética
Según el Boletín sobre Vulnerabilidad social nº 17, elaborado por la Organización, más del 90% de las personas atendidas por Cruz Roja tiene algún problema en su vivienda, de los que casi la mitad están relacionados con la calefacción y otra gran parte con la falta de aislamiento, goteras y humedades. La pobreza energética afecta sobre todo a mujeres (68%), y tiene una incidencia muy grande en hogares donde viven menores de 16 años (48,9%). También se ceba con las familias monoparentales (14,4%) y las familias numerosas (15.3%). De todas estas personas, el 70% son familias españolas.
Las consecuencias directas de la pobreza energética afectan en primer lugar a la salud de las personas. Vivir en una casa con temperaturas bajas o con humedades de forma prolongada está relacionado con el desarrollo de enfermedades físicas y mentales, que perjudican especialmente a bebés, adolescentes y personas mayores. También existen otras consecuencias indirectas relacionadas con aspectos sociales como el absentismo laboral, el bienestar o el rendimiento educativo.
La vulnerabilidad afecta a la salud de las personas. En otro informe llevado a cabo por la Organización en noviembre de 2019 en el que se analizaba el estado de salud de las personas atendidas por Cruz Roja, se extraían datos muy preocupantes, como el hecho de que más del 84% de las personas atendidas se encontraban en riesgo de pobreza y exclusión y que más de la mitad consideraban su estado de salud entre regular y muy malo. La causa fundamental a la que atribuían ese precario estado de salud era la presencia de problemas económicos, materiales, físicos, y/o carencia de redes de apoyo.
Cruz Roja ante la pobreza energética: con las personas y el medio ambiente
Para apoyar a estas personas, Cruz Roja lleva a cabo diferentes acciones que trabajan en dos sentidos: el primero, la inclusión social, pero también acciones en favor de la sostenibilidad y el medio ambiente.
Las Asambleas de Cruz Roja distribuidas por todo el territorio atienden las necesidades más urgentes y ayudan en el pago de recibos, estudian los casos concretos para solicitar ayudas como el bono social, pero también realizan talleres para que los usuarios aprendan a gestionar la energía en el hogar y hacen entrega de unos kits de eficiencia energética que suponen un importante ahorro en la factura de las familias al cabo del año.
En 2020 se han incrementado en un 42% el número de personas apoyadas por Cruz Roja que han recibido kits de ahorro energético de Cruz Roja con respecto al año anterior, así como las propias entregas de kits, que se han visto incrementadas en más del 80% con respecto a 2019. Cruz Roja ha entregado un total de 20.313 kits de eficiencia energética frente a los 11.254 entregados en 2019. También se ha visto incrementado el número de personas que han recibido los kits de eficiencia energética de Cruz Roja, pasando de 10.290 en 2019 a 17.676 en 2020.
Pero Cruz Roja ha ido más allá de resolver las necesidades más urgentes de las personas vulnerables respecto a este asunto. Aprovechando su experiencia y apostando por la innovación como vía de intervención, en 2018 lanzó un llamamiento a tres años contra el cambio climático y la pobreza energética.
‘Comprometidos con las personas y el medio ambiente’ tiene como objetivo fomentar la corresponsabilidad de Cruz Roja, la sociedad civil y las empresas sobre el cambio climático y la lucha contra la pobreza energética. Para ello, desde Cruz Roja se trabaja para que cada Asamblea de la Organización:
- Conozca las emisiones de gases de efecto invernadero que genera,
- Establezca un plan de reducción de estas emisiones
- Compense las que no se puedan reducir financiando proyectos de lucha contra la pobreza energética.
Cruz Roja busca ofrecer respuestas integrales a la lucha contra el cambio climático trabajando con las personas vulnerables a través de la implantación de medidas de eficiencia energética y reduciendo el impacto de la pobreza energética.
Qué es la pobreza energética
La pobreza energética es la situación en la que se encuentra un hogar en el que no pueden ser satisfechas las necesidades básicas de suministros de energía como consecuencia de un nivel de ingresos insuficiente y que, en su caso, puede verse agravada por disponer de una vivienda ineficiente en energía. Así lo define la Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética 2019-2024 a propuesta del Ministerio para la Transición Ecológica del Gobierno.
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